Un pintor de día domingo guarda su pasado
En una caja de cartón el artista visual Carlos Altamirano almacena fotos viejas suyas y ajenas. En pandemia, seleccionó algunas y se puso a divagar por escrito sobre ese tiempo que ya no está.
El artista visual Carlos Altamirano trabaja desde hace 40 años en una obra que él resume como la de un "Pintor de domingo". Antes fue Director de arte de las revistas APSI y Don Balón y actualmente es director creativo de Ocho Libros Editores. Alejado de la academia, se pregunta constantemente por el sentido de la creación y con esa inspiración publicó "Unas fotos", fotografías que guarda en una estropeada caja de cartón que acarrea hace ya un tiempo y que se suman a la colección Pensamiento Visual de UDP. No son sólo las fotos, sino las divagaciones sobre ellas, escritas en 16 tiempos.
La portada del libro es una caja de cartón a mal traer, la misma que Altamirano firmó con un plumón blanco, y que ahora es una obra suya llamada "Caja de cartón". "La caja de cartón está conmigo desde mucho antes de hacerse visible. Probablemente no desembalé las fotos después de algún traslado de casa, a comienzos de los ochenta, y simplemente se quedaron ahí. Creo que recién tomé conciencia de su existencia como buzón de mis recuerdos el año 95, cuando comencé a hacer la obra "Retratos" que expuse al año siguiente, en el Museo de Bellas Artes de Santiago. Cada una de las imágenes que componían el telón de fondo para esos retratos salió de ahí", cuenta.
-¿Qué fotos van a tu caja de cartón?
-No tengo idea de cuántas fotos contiene, entran y salen de ella sin mucho protocolo. Me gusta revisarla sin un propósito, la escarbo cuando tengo que pensar ideas que todavía no son ideas, o con la esperanza de encontrar una imagen que recuerdo haber visto. Siempre salgo de ahí con algo que no esperaba.
Para este libro, y como dice en el prólogo, Altamirano eligió 16 imágenes sin mucho pensarlo. "Fue una selección intuitiva: esta sí, esta no; esta sí, porque sí. No había razones definidas, ni buscaba prefigurar un relato. Al comienzo eran veinte, pero me cansé de escribir en la número dieciséis.
-Cuéntame de los textos y cómo fueron saliendo de tu memoria.
-Al comienzo no sabía qué escribir, ni siquiera si podría escribir algo. La escritura es un trabajo difícil. No todas las fotos que están en el libro tienen la misma biografía. Algunas de las fotos habitaron la caja en completo anonimato hasta que les tocó pasar al frente, otras han tenido cierto protagonismo en mi trabajo de arte, se podría decir que las tenía presentes desde antes.
-¿Qué experiencia tuviste con los recuerdos?
-Cada foto tenía adherida una reminiscencia, en algunos casos cercana, en otros tuve que esperar un tiempo para que aflorara. Hay algunas vinculadas a hechos de mi vida y otras que son ajenas, de las que tengo vaga o nula información. En esos casos, la evocación puede estar asociada a las circunstancias que llevaron esa imagen hasta la caja. Cuando lograba atrapar aunque fuera una sensación, de a poco, muy lentamente, porque la escritura me cuesta, comenzaban a encadenarse las palabras.
-Cerraste el documento "cajadecarton.doc" o sigues metiéndole ideas?
-El archivo sigue abierto y recibe palabras provenientes de cualquier parte. Se juntan ahí y forman frases bonitas que esperan su oportunidad para representar alguna idea que se me ocurra poner por escrito.
-Hablas sobre la intensidad de los acontecimientos entre 1975 y 1982 que "se encaraman unos sobre otros".
-El año 75 comenzó mi vida artística sin tiempo para aprendizajes. Había una dictadura. Muchas personas desaparecían sin dejar huella. Algunos sabíamos, más o menos, lo que estaba pasando. Otros no tenían idea o se hacían los lesos. No hay mucho más que decir sobre eso. Casi no tuve entrenamiento; tenía que formular una obra a la velocidad de los acontecimientos. Aprendí, discutí, imaginé proyectos inverosímiles, realicé algunos, en fin, hice muchas cosas. Eso duró, para mí, hasta el año 82. Ese año me casé, empezó mi vida adulta y me atacó la famosa Recesión. Tuve que arreglármelas como muchos para atravesar el día a día sin plata. En cesantía el tiempo transcurre más lento, cambian las urgencias. A finales del año 85 conseguí trabajo, todo el día, poca plata, pero relativamente segura. Organicé mi vida de otra manera y comencé a ser un pintor de domingo. Y sigo así.
-¿Cómo has surfeado las olas de esta pandemia? ¿Cuánto han cambiado tus rutinas?
-La pandemia no me ha afectado corporalmente, a mí ni a nadie cercano. Mis rutinas tampoco han sido afectadas en lo esencial, voy a la oficina solo para reuniones y trámites porque hace tiempo que trabajo en mi casa; ya me acostumbré a tener una mascarilla al alcance de la mano y a salir con un bolsa por si se me ocurre comprar algo; me muevo en un radio relativamente próximo que recorro en bicicleta o caminando, nunca en metro ni en micro.
-¿Cómo has encajado algo de normalidad a este tiempo?
-Todavía no puedo ni trato de descifrar cómo me ha afectado mentalmente. Los tiempos no están para entenderlos plenamente, ya habrá oportunidad para eso, es tanto lo que sucede ahora que apenas alcanza el día para vivirlo en estado de alerta.
Carlos Altamirano pertenece a la "Escena de Avanzada" del arte chileno.
"Unas fotografías"
Carlos Altamirano
Editorial UDP
132 páginas
$14 mil
Por Amelia Carvallo
"Al comienzo no sabía qué escribir, ni siquiera si podría escribir algo. La escritura es un trabajo difícil".
Miguel Morales