"A través de mi carrera, siempre intenté hacerlo lo mejor posible"
EXPERIENCIA. Docente de la Escuela Chile de Valdivia se acogió a retiro y destaca el apoyo y trabajo de sus colegas durante la pandemia.
En tiempos normales, se habría despedido con honores, abrazos y aplausos. Con el "Adiós tía" de pequeñas voces a su alrededor. Pero, el destino y la pandemia quisieron que esta despedida fuera diferente. El 30 de junio pasado, a los 64 años de edad, Olga Cristina Lobos Gutiérrez apagó el computador de su última clase online con el Segundo Básico B y en esa simple presión de un botón, dijo hasta siempre a una carrera docente generosa en buenas experiencias. El 1 de julio comenzó su periodo de jubilación, del cual disfruta como ex profesora de Enseñanza General Básica de la Escuela N° 1 Chile de Valdivia, en la cual desempeñó sus últimos ocho años de carrera profesional. "Me voy tranquila, conforme, feliz y realizada", asegura.
Especializada en Lenguaje y Comunicación, pero también docente de Inglés y de Artes en algún momento de su trayectoria pedagógica, Olga Lobos Gutiérrez luce además en su atesorado curriculum la experiencia de ocho semestres como docente de Didáctica de la Lectoescritura en la sede Valdivia de la Universidad San Sebastián.
En su vida familiar, hace 35 años cambió la región Metropolitana por una vida cerca del calle y rodeada de la verde naturaleza del sur.
¿Por qué decidió ser profesora?
-Por vocación. No me veo en otra profesión. Un tío -Manuel Gutiérrez Julio- fue mi inspiración. Él trabajaba en Copiapó, fue director de la emblemática Escuela Bernardo O'Higgins, una de las primeras con jornada escolar completa. Siempre viajaba a Santiago, a cursos de perfeccionamiento, conversaba con él y fue una orientación para mí. Además, yo siempre jugué a hacer clases.
Pero, podría haber sido docente en otro nivel...
-Me encanta la cercanía con los niños, en ellos hay tanta inquietud, quieren saber, investigar, preguntan. Enseñarles y cuando empiezan a leer, a escribir, es una emoción muy grande. Se les abre el mundo. Ese momento es precioso e inolvidable.
¿Qué recuerdos guarda de los colegios donde ejerció?
-En todos aprendí algo. Tuve experiencias enriquecedoras con las y los colegas que trabajé, siempre hubo un trato respetuoso. Al final de mi carrera, la Escuela Chile fue también una muy buena experiencia, con colegas muy cariñosas y que el día que terminé de trabajar me entregaron una linda tarjeta con dedicatorias, flores, chocolates. Todas fueron muy amables y amorosas.
¿Cómo asumió el trabajo que debió desarrollar desde el comienzo de la pandemia?
-Fue un impacto muy grande, en el cual conté con el apoyo de mis colegas. Entre todas nos ayudamos, orientamos y fuimos aprendiendo en la marcha qué hacer para que las clases fueran las mejores posible. Hubo un trabajo muy colaborativo durante todos los días de la semana con las colegas, directora, UTP, la colega PAT. El apoyo de las colegas más jóvenes hacia quienes teníamos menos conocimientos de tecnología, fue muy importante. Hubo colaboración mutua y así una se sentía más segura. Me tocó trabajar con una educadora diferencial que me apoyó y enseñó, también los niños y los apoderados ayudaron. Hubo unión y colaboración entre todos.
O sea que, fue su último desafío...
-Sí y un súper desafío que nunca imaginé. Aplicábamos bastante tecnología con mi tía asistente Ximena Plasencio, la educadora diferencial María Paz Ureta y la tía Alejandra Núñez en primero, todas ellas excelentes profesionales, que me enseñaron bastante. Después tuvimos una plataforma y fue mucho mejor. Hicimos una capacitación rápida, sobre la marcha y como decían mi jefa de UTP Viviana Pérez y la directora Adriana del Río: "Vamos que se puede". Avanzamos, tuvimos varios logros, instalamos los audios de lectura que enviaban los papás y así íbamos evaluando los avances de los niños. Se requiere mucho compromiso y responsabilidades de los padres.
¿Cuál es el balance final que Ud. realiza de su carrera docente?
-Es excelente. Solo tengo buenos recuerdos. Me encuentro con ex alumnos y apoderados muy amables y recibir ese cariño es algo impagable. Me dediqué por entero. Quizás no fui muy ambiciosa, como para llegar a cargos directivos o tener un colegio, por ejemplo. La verdad es que no aspiré nunca a eso. Sí me gustaba ayudar, colaborar. Muchas veces fui ayudante de UTP, hice asesorías, colaboré en todo lo que pude. Solo puedo decir que a través de mi carrera, siempre intenté hacerlo lo mejor posible.
"El apoyo de las colegas más jóvenes hacia quienes teníamos menos conocimientos de tecnología, fue muy importante. Hubo colaboración mutua..."
Olga Lobos Gutiérrez, Profesora jubilada
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