Polémica y entrega de información
Un instructivo sobre difusión de datos oficiales enfrentó a autoridades regionales. Es de esperar que se reflexione al respecto. Lo cuestionable es que el control jerarquizado demora la comunicación y los vínculos entre actores que deben velar juntos por el bienestar regional.
Una polémica triste de observar fue la producida hace pocos días, luego de conocerse un instructivo emanado desde la Delegación Presidencial indicando, a seremis y directores de servicios, cómo debe ser entregada la información que soliciten el Gobierno Regional y los parlamentarios.
En el oficio Nº724 de 2021, el delegado César Asenjo dispuso que toda respuesta a requerimientos formulados por los consejeros regionales, diputados y senadores, sea enviada primero a la Delegación, se espere respuesta, para luego remitirla a los solicitantes.
Esta orden causó reacciones. El senador Alfonso de Urresti anunció recurrir a la Contraloría y el Gobernador Regional Luis Cuvertino -junto a los core- solicitó que se deje sin efecto, pues atentaría contra la necesaria colaboración entre la autoridad elegida democráticamente y la designada desde La Moneda.
Asenjo respondió que se había mal interpretado el texto y que el objetivo de él, simplemente, es evitar la duplicidad al proporcionar datos oficiales y para mejorar la coordinación entre las diversas unidades que dependen o se relacionan con la Presidencia.
Dos miradas para un mismo hecho, que ha sido muy desafortunado, pues conduce hacia una fácil asociación con censura o rigidez, aunque esa no sea la intención; se puede interpretar como una obstrucción y genera un ruido innecesario, en un período electoral tan complejo como el actual.
Mala señal, sin dudas. Pero no inédita, lamentablemente. Es sabido que las sucesivas administraciones recientes del país han caído en la práctica de aludir siempre a la figura presidencial en cada noticia entregada a nivel local; de repetir declaraciones de personeros nacionales como si fueran dichas por los equivalentes regionales, además de otras acciones explicadas como lineamientos "llegados del nivel central". En ese contexto, lo ocurrido cae en la misma lógica, aunque no se justifica.
Pero que no se malinterprete: ordenar con claridad un discurso colectivo y armónico desde la autoridad puede resultar orientador. Lo cuestionable es que fomentar un control férreo y jerarquizado conduce a filtrar, condicionar y demorar tanto la comunicación como las relaciones entre instituciones y personas que deben mirar juntas por el bienestar de la región.