Educación y tecnología
La tecnología ya es una parte fundamental de la educación desde hace una década, pero ha cobrado un papel protagónico desde que cerraron las escuelas a consecuencia de la pandemia por Coronavirus. Pasó de estar presente en los contenidos que los estudiantes debían aprender, a ser parte de la logística diaria de las familias, lo que dejó en evidencia la gran desigualdad en el acceso a las tecnologías que hoy existe en Chile.
Según cifras publicadas por Unicef, la pandemia obligó a más de 154 millones de estudiantes y profesores de Latinoamérica y el Caribe a adaptarse a las clases a distancia, un escenario absolutamente sin precedentes en la historia del continente y que sería difícil de afrontar debido a que las condiciones de tecnología y conectividad no son las óptimas en toda la región, ni todas las familias tienen acceso a ellas.
De hecho, el Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional de la Universidad de Talca, en una publicación de marzo de este año, estimó que 80 mil estudiantes dejaron de asistir a todo tipo de actividades educativas, mientras que hay otro grupo de entre 90 y 100 mil estudiantes, que han estado en situaciones muy precarias o nulas para poder conectarse a clases en línea.
La pandemia visibilizó aún más la brecha educativa, pero se transforma en una gran oportunidad para que, tanto el Estado como el mundo empresarial, trabajen en iniciativas que ayuden a revertir estos efectos y entregarles las mismas oportunidades a todos los estudiantes. Considerando que la situación de salud mundial seguirá generando incertidumbres, hay que tomar decisiones que impacten en el largo plazo, porque el desarrollo de nuestros niños, niñas y jóvenes no puede esperar.
Alejandra Fuenzalida United Way Chile
Dolor crónico y lista de espera
El dolor crónico no oncológico está inserto en un mundo de desinformación, principalmente al no ser considerado como una enfermedad por gran parte de la ciudadanía y autoridades de nuestro país. Y, en medio de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, esta situación se agrava aún más en un contexto desalentador si no es atendida con celeridad.
De acuerdo a datos del Ministerio de Salud (Minsal) al 31 de marzo de 2021, más de 47 mil personas tenían una Garantía de Oportunidad GES retrasada. Considerando ese total, la segunda causa de lista de espera a nivel nacional correspondía a una patología del área traumatológica asociada al dolor crónico no oncológico.
En Chile, el porcentaje de población adulta que presenta esta afección de salud llega a un 32%, según cifras de la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor (ACHED).
Ante el reciente anuncio del Minsal de retomar controles y cirugías, la proyección puede mejorar. La crisis sanitaria nos ha dejado diversos aprendizajes y hoy nuestra tarea es avanzar en enfrentar los próximos desafíos relacionados al dolor crónico no oncológico. ¿Cómo lograrlo? Sin duda, es una de las preguntas que debe ser abordada con carácter prioritario por la sociedad civil y las autoridades pertinentes.
Dra. María Lorena Oyanadel Dra. Delia Ruiz Directoras Asociación Chilena para el Estudio del Dolor (ACHED)
Alerta por retos virales
Es importante educar a los niños y jóvenes respecto a los peligros que están presentes en las redes sociales, sobre todo, en los retos virales que se han puesto de moda y que pueden impactar negativamente en la salud mental y física de quienes lo practican. Tal como lo vimos en el caso de la niña de 11 años que resultó quemada, tras realizar un desafío de Tik Tok que consistía en prender fuego a una figura plasmada en un espejo con desodorante spray.
Detrás de estas conductas, podría estar latente la necesidad de sentirse aceptado o validado por sus pares, lo que se explicaría como parte de un proceso de búsqueda de identidad que se desarrolla en la adolescencia. Sin embargo, si existe un sentimiento de valoración hacia sí mismo, es probable que existan ciertos límites que los jóvenes no traspasarán, aunque exista una presión social importante.
Considerando que las redes sociales son herramientas tecnológicas que los niños y jóvenes utilizan, es relevante que los padres y madres conversen con sus hijos respecto de los beneficios y peligros asociados a ellas, no desde la vereda de la imposición de una verdad absoluta, sino a través de preguntas, donde se pueda apreciar la opinión y el conocimiento que tienen de estas plataformas. De esta manera, se podría llegar a conocer los contenidos que revisan y los influencers que siguen, información que permitirá levantar alertas.
Finalmente, lo más importante es trabajar en su autoestima, reforzando con mensajes positivos asociados a su persona, potenciando estas características, resaltándolas cada vez que se pueda. De esta forma, se desarrollará un sentimiento de valoración de sí mismo que le permitirá gestionar adecuadamente las opiniones de los demás, así será más difícil dejarse influenciar, ya sea con estos desafíos virales o con otras circunstancias que le puedan impactar negativamente.
Ivonne Maldonado Directora Psicología UDLA