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Su labor dirigencial en el ámbito de la discapacidad, la llevó a ser reconocida en 2020 con la Medalla 2 de Octubre, en la categoría superación personal, entregada por el Gobierno Regional en el contexto del aniversario de la región de Los Ríos.
¿Qué significó para usted este reconocimiento?
-Lo único que se me venía a la mente eran mis compañeros, mis pares, mis hermanos de la discapacidad y personas que ya no están con nosotros. Retrocedí en mi mente y pensé en las 26 organizaciones con las que yo trabajo; pensé en la líder Fernanda Rojas, que es muy luchadora y es la presidenta de la Agrupación de Dializados de Valdivia; en la señora María Cristina Martínez, presidenta de la Organización Ciegos del Sur y en Jorge Oyarzo que también pertenece a esa agrupación; en Javier Belliazzi, de la Agrupación Padres y Amigos de Niños con Síndrome de Down. Me emocioné y me dije "el reconocimiento no es para mí, es para todas las personas que hemos estado batallando por esto durante años".
¿Cuál es la misión del Consejo Comunal de la Discapacidad?
-Tiene la misión de ayudar a las personas en situación de discapacidad intelectual, física, cognitiva y en situación de minusvalía social, promoviendo para ellas la orientación, desde la cultura, la salud y la investigación de formación de recursos humanos, con el objetivo de una mayor integración. Además, el objetivo de incorporar la voz de la ciudadanía respecto a la implementación de las políticas públicas y el normal cumplimiento y fortalecimiento de la gestión pública, y se enfoca en las problemáticas de infraestructura, inclusión laboral, capacitación, beneficios sociales, dependencia severa, adultos mayores con discapacidad y dependencia, salud mental, derechos y deberes, el medio ambiente, la prevención y educación, y el registro de discapacidad.
¿La discapacidad aún es un tema invisibilizado en la región?
-La discapacidad no debería estar invisibilizada. Nosotros estamos visibles, pero son las instituciones públicas las que no han hecho presente la discapacidad, hay poco o nada de compromiso real del Gobierno ni de las entidades privadas y públicas. Sabemos que hay un número de población con discapacidad, sabemos las discapacidades que hay y las organizaciones que existen, pero no hay oídos para nosotros.
¿Cuáles son las principales brechas que existen?
-La empatía. Existe una ley, pero no hay empatía y si no fuese por nosotros, por las agrupaciones y los dirigentes, no avanzaríamos; falta una mejor actitud de la sociedad hacia las personas con discapacidad.
Puedo entender entonces que la discapacidad no es abordada de manera eficiente por las políticas públicas…
-Así es. Muchas veces los políticos nos dicen que tienen un gran compromiso y que hay una deuda con las personas con discapacidad, pero cuándo se va a pagar esa deuda, es lo que me he preguntado por largos años.
¿Cómo es la relación con Senadis, es un servicio que responde a las demandas?
-En este momento, para nosotros Senadis no es más que una oficina donde podemos ir a dialogar con las personas que allí trabajan, porque no es resolutiva ni entrega el apoyo suficiente a las necesidades que vamos a presentar. En 2019, fuimos partícipes de la toma de las oficinas de Senadis, fuimos 22 personas a ocupar las oficinas, con la finalidad de que se diera cumplimiento a las necesidades nuestras, como las ayudas técnicas que eran lo que más requeríamos. El Estado nos dice que somos sujetos de derecho, pero eso no en la práctica no ocurre. El Senadis no debería existir, creemos en la idea de una Superintendencia de la Discapacidad, la cual podría responder a lo que necesitamos.
¿Qué se logró con esa toma de Senadis?
-Luego de la toma, recuerdo que cinco dirigentes nos fuimos a conversar con la directora nacional de Senadis a Santiago. Este era un tema nacional, de todas las regiones. Nos transportaron en avión a los que vivíamos más lejos, y en la reunión pusimos todas nuestras demandas en la mesa, con la intención de dialogar, pero no se logró nada. Eso nos llevó a un descontento que permanece, tenemos las ayudas técnicas dormidas desde 2018, no se nos han entregado a nivel regional; ahora, están llegando de a poco, pero algunos de nuestros pares han fallecido, a otros ya no les sirven porque los niños han crecido o tienen un peso mayor. La entrega de estas ayudas técnicas sigue siendo tardía.
En materia de trabajo, ¿en la práctica, ha servido la Ley de Inclusión Laboral?
-Para nada. Menos ahora durante la pandemia. Como Consejo, y personalmente siempre he estado haciendo los perfiles laborales; antes de la pandemia, tuvimos personas contratadas en el terminal de buses, otras en reparto, en supermercados; hemos tenido casos, por ejemplo, de profesores que han sido despedidos porque los espacios con que cuenta el establecimiento no cumplen con la normativa de la Ley 20.422 y esa es otra brecha que tiene a Ley 21.015, de Inclusión Laboral, si llegamos a tener un trabajo no se cumple con la normativa de accesibilidad.
Al principio, se nos dijo que esta ley iba a ser como un bálsamo, pero no lo ha sido.
¿La pandemia ha hecho más compleja la situación de personas con discapacidad?
-La pandemia ha sido muy compleja, sobre todo en el ámbito médico; por ejemplo, recordemos que los kinesiológicos se fueron a cubrir el área covid y personas en situación de discapacidad quedaron sin poder recibir tratamientos. Ahora, volviendo casi a la normalidad, creemos que las puertas de las organizaciones van a quedar chicas para recibir a tantas personas en situación de discapacidad. Otro tema es la salud mental, por lo tanto, vemos que es necesaria la contratación de mayor personal, sicólogos y otros profesionales, en los hospitales y en los Cesfam. En este período hemos tratado de generar conciencia en las autoridades, pero el Estado no se ha hecho responsable y la sociedad nos mira de reojo.
"Muchas veces los políticos nos dicen que tienen un gran compromiso y que hay una deuda con las personas con discapacidad, pero cuándo se va a pagar esa deuda..."
Verónica Lovera, Dirigenta social
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