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Su llegada es con el antecedente de haber arrasado en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, donde ganó el Premio Mayahuel a Mejor Película Iberoamericana de Ficción, Mejor Actor (Iván Cáceres), Mejor Guión (Pablo Greene y Claudia Huaiquimilla); y Mención Honrosa por parte de la Federación de Escuelas de la Imagen y el Sonido.
¿Cuál de esos galardones le hace más sentido a la película?
- Todos son importantes, pero sin duda el reconocimiento al guión es muy emocionante, porque lo escribimos en base a los testimonios de niñas, niños y jóvenes. Estos premios nos tienen en un camino más o menos parecido al que tuvo 'Mala junta', pero más que repetir aquello lo que nos interesa es que ojalá se siga generando el boca a boca de un tema que tenemos la obligación de ponerlo en pantalla. Nuestra película anterior produjo un diálogo enriquecedor sobre la realidad que estamos mostrando.
¿Al margen de las estadísticas, qué es lo que más le sorprendió del Sename cuando hizo la investigación?
- Uno se imagina una casa de acogida, pero son cárceles. Conocer aquello me enfrentó a mis propios prejuicios y a lo que se espera de instituciones que se supone fueron creadas para proteger. Poder acceder a las historias de los niños y niñas nos sensibilizó lo suficiente para entender que estamos frente una situación que no se puede desconocer. Desde esa posición es que la película cobra una fuerza vital porque está construida en base a muchos testimonios.
Un hecho
En la investigación documental conducente al guión la directora reconoce una historia en particular que la impactó de sobremanera: la de un intento de motín que ocurrió en un centro de Puerto Montt.
¿Cómo logró transmitir la sensación de encierro y el drama real que ocurre en los hogares?
- Una de las claves es que no nos propusimos hacer una película carcelaria. Al contrario, nos esforzamos por construir un relato lo más humano posible y en eso no estamos faltando a la verdad, ya que nos concentramos en lo que nos pasó cuando pudimos entrar a los centros. Tuvimos una reacción completamente distinta a cuando uno lee noticias sobre el Sename en la prensa y se describe a los hogares como lugares donde está todo perdido y no hay esperanza. Fuimos privilegiados al conocer a chicos con ilusiones, sueños y ganas de vivir, que lamentablemente no han tenido la oportunidad de llegar a ser grandes personas. Nuestro desafío entonces fue hacer un retrato humano y desprejuiciado respecto de personajes que son muy reales. La adolescencia, según los especialistas, es la peor etapa para generar el desarraigo de una comunidad. Sin embargo, conocimos a niños que pese a la adversidad se siguen aferrando a la vida y construyendo lazos de fraternidad.
¿Qué rol juega el público o los jurados de los festivales cuando se plantea la realización de una nueva obra?
- Me cuesta pensar en qué es lo que va a gustar en festivales y si es que vamos o no a ganar un premio. Hacer una película no se trata de eso, sino más bien de situarnos en un lugar muy honesto desde el cual tratamos de resolver la duda sobre qué es lo que nos gustaría transmitir. Más allá de buscar referentes para esta película, una parte fundamental fue incluso hablar desde como me sentí yo entré a los hogares quedando completamente incomunicada y con la absoluta pérdida de la noción de tiempo y espacio. La película es una aproximación sensible hacia aquello y por lo mismo, no es parafernálica. Se acerca más a las cosas sencillas, a los gestos y a las voces que se están perdiendo por estar en el encierro. Estamos rescatando esos relatos que no quedan representados en otro lugar y en las relaciones humanas como un espacio sensible.
¿Cree que sus películas han contribuido a generar cambios?
- Tal vez eso habría que verlo desde otras áreas como la sociología o la labor del trabajador social. Yo soy artista y mi responsabilidad en este caso ha sido crear un relato que más allá de las cifras y los estudios, pueda sensibilizar y preocuparnos en relación a un espacio donde no todo está saliendo bien. Como equipo realizador queremos que nuestra película esté en distintos espacios de conversación, que sirva para abrir la discusión sobre la infancia.
"Mis hermanos sueñan despiertos" se estrena a pocos meses de las presidenciales y en pleno proceso de una nueva Constitución. ¿Qué espera de todo eso en relación a los eventuales cambios que se podrían producir en Sename?
- En este momento lo que me mueve es dejar testimonio sobre mi gente y las problemáticas que son cercanas. Con la película esperamos ser un canal de acercamiento hacia algunas demandas y también de acercamiento hacia esas voces que tenemos que proteger. Estoy usando mi lugar de privilegio como cineasta para convocar y eso viene de la mano con todo lo que ocurrió con la rebelión popular de octubre de 2019, que tiene que ver con el sentido de comunidad. Soy una esperanzada en la humanidad, una esperanzada en nuestro país".