"Queremos modernizar el consultorio y ampliar la cobertura a sectores vulnerables"
LABOR. El ingeniero comercial y habló de su vínculo con la institución de beneficencia, y comentó los alcances y características del trabajo que realizan.
Poco más de cuatro décadas como miembro del Club de Leones Valdivia suma el ingeniero comercial Octavio Raúl Sepúlveda Becker, quien actualmente se desempeña como director del Consultorio Oftalmológico de la institución.
A dos años de asumir este cargo, el profesional realizó un balance de su gestión, detalló algunos de sus desafíos y, de paso, también hizo un diagnóstico sobre el actual momento de la organización que acumula cerca de 80 años de presencia en la capital de Los Ríos.
Sepúlveda tiene 70 años de edad; nació el 21 de noviembre de 1950 en la comuna de Victoria, región de La Araucanía. Está casado hace 44 años con Teresa Oyarzún, con quien tiene tres hijos: Felipe (43 años, periodista radicado en La Serena); Fabiola (41 años, abogada radicada en Valdivia), e Ignacio (38 años, ingeniero civil radicado en Estado Unidos).
Sus estudios básicos y parte de los medios los cursó en el Liceo Alemán de Los Ángeles (región del Biobío), y luego culminó su enseñanza obligatoria en el Liceo de Hombres de la misma comuna. Posteriormente, estudió ingeniería comercial en la Universidad de Concepción y egresó en 1974.
¿Por qué esa carrera? "Mi padre era contador, y desde muy chico tuve relación con los negocios. Entonces, cuando llegó el momento de tomar la decisión, seguí ingeniería comercial", explicó.
También completó un magíster en administración en la Universidad del Desarrollo.
Llegó a Valdivia en 1975 para trabajar en la Universidad Austral de Chile, donde fue uno de los creadores de la carrera de ingeniería comercial. "Fue una experiencia importante, cuando la universidad no tenía tantos años. Hubo que partir de cero, ya que en el sur de Chile prácticamente no existían ingenieros comerciales. También me permitió perfeccionarme para luego buscar otros horizontes", señaló.
Así fue como en 1978 ingresó al Servicio de Impuestos Internos y, como funcionario de la institución, ejerció en diferentes ciudades del país como Temuco, Rancagua, y La Serena. "También fue una gran experiencia, una gran escuela, en la cual partí como fiscalizador, luego fui jefe de fiscalización en Rancagua y en Temuco, y director regional en La Serena. Es un organismo que cumple una función social fundamental que es la obtención de recursos para todas las actividades que tiene que desarrollar el Estado", comentó.
Una vez culminada su carrera como funcionario público, en 2009, regresó a Valdivia.
¿Cómo surge y se inicia su vínculo con el Club de Leones?
- Cuando estuve en la Universidad Austral, me tocó desarrollar varios proyectos. Por ejemplo, participé en la creación de la Fundación Pedro de Valdivia, por medio del cual se realizaron estudios a fin de obtener la posibilidad de que Valdivia fuera capital regional.
En esa instancia conocí a personas importantes como a don Enrique Ortega y al doctor Raúl Jara, quienes eran Leones y que también fuera de sus actividades como médicos estaban preocupados de lo que pasaba en la ciudad, y mantenían el deseo de tratar de revertir esa situación.
¿Qué es el Club de Leones?
- Es una organización sin fines de lucro que se define como la institución más grande de apoyo y colaboración en el mundo. Fue creada en la década de 1920 en Estados Unidos, y a partir de ahí se empezó a ramificar alrededor del mundo.
La idea es ayudar a los más necesitados. Ese es el gran objetivo. Tenemos cuatro lineamientos en la actualidad: el problema de la visión, la diabetes, el cáncer pediátrico, y el problema del medioambiente.
El Club de Leones se creó en Valdivia en 1949, es el tercer o cuarto club más antiguo a nivel nacional.
En ese contexto, ¿cuándo y por qué se unió a la institución?
- Me uní a mediados de 1980. Uno tiene una formación cristiana, y siempre la idea es poder retribuir parte de lo que nos ha entregado la sociedad a nosotros. Uno como profesional es un privilegiado, y como privilegiado uno tiene que devolver la mano a las personas más necesitadas.