¿Y el futuro?
Desde antes de octubre de 2019 resultaba claro que tanto los Gobiernos como los Congresos debían haberse hecho cargo de reformas sustantivas en materias como libre competencia, seguridad social, salud y educación pública y, seguridad de las personas. En rigor, desde mediados de la primera administración de Bachelet, en que pasó a ser evidente la falta de proyecto y el debilitamiento de la coalición en ese momento gobernante.
La teleserie Bachelet, Piñera, Bachelet y Piñera no fue la expresión de la saludable alternancia en el poder, sino que de la incompetencia de quienes lo ejercieron y del progresivo deterioro del sistema de partidos políticos.
En estos últimos dos años, desde los Acuerdos del 15 de noviembre, la incapacidad y torpeza de unos, la falta de coraje de otros y el cálculo pequeño y egoísta de otros tantos, han evitado que estas reformas, la mayoría de las cuales no requerían cambio constitucional ni una nueva Constitución, hubieran sido abordadas y llevadas a la práctica. Muchos abusos y carencias podrían ya haber quedado atrás. Sin embargo, no ha sido así. Los responsables tienen nombre y apellido y los conocemos.
En pocas semanas más deberemos elegir a un nuevo Presidente, a la totalidad de los integrantes de la Cámara de Diputados y a un poco más la mitad de los Senadores. Hay pocas cosas claras. En la elección presidencial habrá segunda vuelta y ésta probablemente sea disputada por opciones extremas, como recientemente fue en Perú. Allá fue entre la hija de Fujimori y un profesor rural, diríamos eufemísticamente, muy inexperto. En el Congreso, nadie tendrá mayoría.
En este contexto, ¿cómo avanzaremos en la solución de nuestros problemas y carencias, manifiestamente obvios?.
¿Cómo se construirán las mayorías necesarias para aprobar y sostener los cambios indispensables?.
Jorge Eduardo Vives Dibarrart Abogado jvivesd@gmail.com
Más humanidad
En la vida no hay mejor forma que aprender a estar en paz con el que te rodea, siendo tolerante y afectuoso en la actitud y el gesto a pesar que muchas veces no recibimos de la misma forma nuestras miradas y nuestros comportamientos.
Lo importante es que siempre tengamos en nuestra conciencia y en nuestro espíritu la intención y el compromiso de hacer el bien. No importa a quién sea, aunque también a veces no recibamos el buen trato que merecemos.
En la sombra de un árbol se mitiga cansancio y en el corazón de las buenas personas descansa la buena voluntad.
En este convulsionado mundo que vivimos , ahora en nuestro país y nuestra sociedad, esa forma de entendernos a pesar de nuestras diferencias nos hará construir un mundo más justo, donde los que nos seguirán no olviden que esos valores son una luz de esperanza para vivir en un mundo más feliz y más solidario.
En esa tarea nos necesitamos todos. Nadie sobra en tener un mejor amanecer .
Arturo Goddard Bravo Profesor Normalista normalista1949@hotmail.com
Proceso eleccionario
El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile ha expresado, en un reciente documento, su preocupación sobre el actual momento político y social de Chile.
Hacen referencia al clima de beligerancia y polarización en el que, en lugar de confrontar ideas, proyectos y programas sobre el presente y el futuro de la patria, los actores se dedican a descalificaciones y disputas estériles que producen incertidumbre y desazón.
A este hecho se agregan las variadas formas de manifestación de violencia y el escenario económico que afectan a los chilenos.
Al respecto cito un documento que junto con Nerea Palma, cientista política, publicamos en enero del presente año tomando como referencia a Levitsky y Ziblatt (2018 ), destacados académicos de la Universidad de Harvard.
Ellos exponen que hay normas básicas que son normas democráticas no escritas que son fundamentales para reforzar los mecanismos de control y equilibrio: la tolerancia mutua, el acuerdo de los partidos rivales a aceptarse como adversarios legítimos, y la contención, o la idea que los políticos deben moderarse a la hora de desplegar sus prerrogativas institucionales.
Según estos investigadores los líderes antidemocráticos pueden ser identificados antes de acceder al poder de acuerdo a cuatro medidas para conocer el carácter autocrático.
El primer parámetro es un débil compromiso con las reglas democrática del juego. El segundo es la negación de la legitimidad de los adversarios. El tercero es la tolerancia o el aliento de la violencia y el cuarto es la predisposición a restringir las libertades civiles de rivales y críticos.
Aún estamos a tiempo para decidir cómo actuaremos en el próximo proceso electoral teniendo en cuenta el llamado de la Conferencia Episcopal y el pensamiento de los cientistas políticos citados.
Omar M. Henríquez F. omanuelito75@gmail.com