Esta semana se cumplen treinta años desde la erradicación del Campamento Chorrillos, uno de los más grandes que ha tenido Valdivia. Fue entre el 28 y el 31 de octubre de 1991 y más de 930 familias se trasladaron desde la Pampa Krahmer hasta las actuales poblaciones San Pedro y Pablo Neruda.

El grupo comenzó con una toma de terreno en 1973 y fue creciendo desde los originales pobladores hasta numerosos allegados, que durante casi 20 años se organizaron y lograron trasladarse a viviendas construidas con aportes estatales, donde se garantizó servicios básicos, calles pavimentadas y áreas verdes. Mil millones de pesos de la época se invirtieron en esa obra y en las ceremonias de entrega hubo promesas políticas para terminar con los campamentos y el déficit habitacional, que entonces alcanzaba a 800 mil viviendas en todo el país.

Han pasado tres décadas y esas cifras, lamentablemente, no han cambiado mucho. De acuerdo a antecedentes entregados por la Cámara Chilena de la Construcción, a nivel nacional faltan actualmente casi 749 mil casas para terminar con el allegamiento y reemplazar aquellas que presentan deterioro severo. En la región de Los Ríos la necesidad es de 12.195, equivalente al 9% de la población.

Ese catastro se hizo previo a la pandemia y es muy probable que hoy haya aumentado, pues se sabe que la deficitaria situación económica (pérdida de empleo, encarecimiento de arriendos) se ha traducido también en migración hacia asentamientos precarios o casas de parientes.

Información de la ONG Techo señala que en Chile hay 82 mil familias viviendo en 969 campamentos, el número más alto registrado desde 1996. En la región son 687 grupos familiares.

En este contexto es destacable el anuncio gubernamental de un programa de erradicación y habitabilidad que beneficia desde este año a los campamentos Arturo Prat II y Eladio Rojas 1 de Valdivia; San Carlos, en Corral; Las Vertientes, en Los Lagos; Línea Férrea, en Panguipulli, y Osvaldo Leal en La Unión.

Es de esperar que las obras avancen con rapidez y que se pueda dar soluciones a las personas que hoy deben enfrentar la vida en condiciones tan complicadas como antes fueron las de Chorrillos. Aunque estamos ya en otro siglo.

La Universidad Austral de Chile tiene una larga trayectoria en sustentabilidad, aún antes de que esta palabra fuera acuñada. Ya en la década de 1950, la visión de nuestro Rector fundador, Dr. Eduardo Morales Miranda, promueve proyectos con un marcado respeto por la naturaleza y convicción por una formación integral, que considera la ética y el humanismo entre sus pilares.

El 7 de septiembre

nuestra Casa de Estudios Superiores celebró 67 años de vida institucional, dos días después el Rector, Dr. Hans Richter Becerra, firmó el segundo Acuerdo de Producción Limpia (APL) "Educación Superior Sustentable", que, en un acto conjunto liderado por la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático y la Red Campus Sustentable (un referente nacional y latinoamericano de sustentabilidad en la educación superior) permite a la UACh continuar profundizando este camino que comenzó hace décadas: imbuir la sustentabilidad en todo el quehacer universitario, desde la gobernanza, la academia e investigación, hasta la cultura organizacional, la gestión operacional de los campus y la vinculación con nuestro medio local, regional y nacional. ¿Por qué es tan importante un acuerdo de producción limpia para las Instituciones de Educación Superior (IES)? El rol de las IES es clave porque son sus egresados quienes toman las decisiones públicas y privadas que gravitan en los impactos sociales y ambientales de la sociedad y son sus aulas el lugar donde se debe generar el conocimiento científico que nos permita mitigar los efectos de aquellas actividades ligadas a las formas tradicionales de producción y consumo insustentables de nuestra sociedad.

Desde el primer APL firmado en 2013, certificado exitosamente el 2017 y mantenido hasta el fin del proceso en diciembre de 2020, el desafío para la UACh ha sido mayor al incluir a todos sus campus de Valdivia y Coyhaique y sede Puerto Montt.

Aun cuando la tarea es gigante, la asumimos de cara al preocupante y sombrío Informe del IPCC, que indica que los cambios deben ser ahora, que todas y todos debemos realizar esfuerzos en materias de justicia socioambiental, con el fin de construir una sociedad justa, culturalmente exuberante y ambientalmente benigna.

Mónica Alacid Jaramillo

Secretaria Ejecutiva del Comité de Sustentabilidad Uach