Jóvenes fuera del estudio y el trabajo
En Chile hay muchas personas entre 15 y 24 años de edad que necesitan opciones para insertarse en el medio laboral y formativo, para definir sus futuros. Atrás de estos antecedentes hay una realidad preocupante con sesgo de edad y de género. El proceso de reactivación deberá considerarlo.
En Chile hay más de 360 mil jóvenes entre 15 y 24 años de edad que no estudian ni trabajan. Son los denominados "nini" y, para dimensionar la cifra, podemos decir que ella equivale a la población total de la región de Los Ríos. No es poco.
Los antecedentes fueron entregados a través de la última Encuesta Nacional de Empleo (ENE) del Instituto Nacional de Estadísticas, en la cual se señala que las personas en esta situación representan el 13,7% de la población en el mismo tramo etario y que entre ellos se evidencia una gran brecha de género, pues la mayoría son mujeres (202.798) y la principal razón que ellas tienen para permanecer fuera del mundo laboral y académico, es que se encuentran a cargo de terceros -hijos, padres, abuelos, hermanos- o de responsabilidades en el hogar.
A nivel local se estima que hay 15 mil 580 "ninis" y también se verifica mayoría femenina, con 9 mil 372 (las mujeres son el 51% del total).
Otra característica de la cifra local, elaborada por el Observatorio Laboral a partir de datos de la Encuesta Casen, es que en ella se considera hasta los 29 años de edad. Y, al desglosarla, se encuentra el grupo entre 25 y 29 años es el mayoritario, con un 41 por ciento. Junto a ese conjunto se ubica el de 20 y 24 años, con un 34% y, finalmente, el de 15 a 19 años, con el 25%. Un 47 % de todos ellos tiene educación media completa, un 6% terminó la formación profesional y un 5% tiene educación técnica superior finalizada.
Atrás de estos antecedentes hay una realidad social y humana preocupante y, lamentablemente, creciente.
En general, habla de pocas oportunidades laborales y la posibilidad de problemas sociales futuros, por las postergaciones y lagunas previsionales que implica un tardío acceso al mundo del trabajo.
En particular en el caso de las jóvenes, los datos revelan una prevalencia de roles sociales asignados, situación que no cambia con la rapidez esperada y que la pandemia ha ahondado, debido a la permanencia mayor en los hogares.
La reactivación regional tendrá, entre muchos, el desafío de abrir oportunidades nuevas donde las capacidades de los jóvenes encuentren más cabida.