Jeremías Gamboa: "La soledad es química"
El autor peruano repasa su propia historia como inmigrante en EE.UU. y reconoce la influencia de Fuguet y Vargas Llosa en sus "Animales Luminosos", recién publicados en Chile.
Animales luminosos es una novela que ocurre en la mitad de Estados Unidos, pero que trata sobre América Latina. En ella, un estudiante peruano con ansias de conquistar el acotado mundo de la academia norteamericana va descubriendo en una noche -plagada de conversaciones, pero también de introspección y soledad- lo que ha dejado atrás en su país: los traumas políticos, los amores perdidos, su historia. "Animales luminosos" es una novela que habla sobre la migración, pero también sobre la ilusión del mundo académico y del ya obsoleto "sueño americano". Su autor, el escritor peruano Jeremías Gamboa, quien vivió una experiencia similar, cuenta su viaje personal en un libro íntimo pero que, a la vez, toca las profundidades de nuestro tiempo.
"Yo soy de una familia migrante, y me di cuenta al corregir el libro que estaba viviendo una experiencia muy parecida, por ejemplo, a la de mi madre. Ella llegó de Ayacucho a Lima, sin hablar el español, y yo llegué a Estados Unidos con un inglés lamentable. Esa sensación -esa minusvalía- es deprimente y te aísla. Me he dado cuenta que una parte de la soledad que viví yo y también el personaje del libro es química, es una herencia familiar. Y por eso para mí ya solo postular para irme a estudiar a Estados Unidos era una épica. Y como casi todos en América Latina, crecí formado por lo que Estados Unidos proyectó de sí misma: era compañero de cheerleaders y jugadores de football americano, como lo ves en las películas. Sé que hay otras migraciones más crudas y reales, por supuesto. Pero yo sentí haber vivido una especie de migración esforzada, con algún tono épico. Lo que pasa es que yo quería ser un académico: había renunciado a la posibilidad de escribir, pero en ese estado de soledad inmensa, apareció de nuevo la escritura. En algún sentido explotó la vocación y por eso volví al Perú. Sentía que tenía mucho que contar y debía volver a contarlo", relata con vehemencia Jeremías Gamboa.
-Escribiste "abandonar tu país es fácil. Lo difícil es abandonar su historia". ¿Cómo se muestra ese abandono?
-La historia del país te guía o te persigue como una sombra. Está detrás tuyo y a la vez delante de ti. Me parecía que esa frase explicaba bien a los personajes, pero sobre todo explica también la conciencia latinoamericana: hay cosas que uno lleva consigo, el horror de cada uno de los países y que inevitablemente están un poco detrás y delante de ti sin darte cuenta. He recuperado a partir de ahí mi experiencia como migrante, y cómo Perú no dejó de acompañarme u obsesionarme. Nosotros tenemos el ejemplo de Vargas Llosa, quien viviendo fuera de aquí no dejó jamás de escribir sobre el Perú. Ese fue un hallazgo que encontré: que Perú explotara en el libro y que se fuera manifestando mientras el protagonista recupera su conciencia.
-La trama de "Animales Luminosos" se desenvuelve en muchas conversaciones. ¿Por qué te interesaba escribirlo de esa manera?
-La conversación marca el tono de mutua confesión entre los dos migrantes del libro, de Josefina e Ismael; se confiesan, se dicen cosas de su condición migrante. En esta novela los personajes no se lamen sus heridas, más bien las contrastan. Comparan desigualdades, las inequidades de los países de los que son nativos. Y por eso sale a la luz que Estados Unidos es también un país desigual, incluso más que Brasil o Perú, por ejemplo. Eso me pasó a mi cuando llegué a Estados Unidos: pensaba que era como llegar a La Meca, y lo era en un sentido, pero a la vez descubrí que los norteamericanos estaban muy jodidos con su país, incluso los más acomodados. Y lo que descubrí es que Estados Unidos, también, había sido construido desde el horror.
-En parte, tu libro discute sobre las comparaciones sobre Norteamérica y Latinoamérica. ¿Era difícil narrarlo sin caer en la apología de un lado u otro?
-La novela parte con una conversación entre chicos discutiendo sobre si el campus universitario en el que viven es una ciudad o no. Me interesaba eso porque pese a que suene trivial, al conversar se preguntan algo sobre el mundo, y para mí una novela es siempre una discusión sobre el mundo.
-¿Cuánta importancia tiene la lejanía en la literatura del exilio?
-Yo creo que esa es la quintaesencia del escritor. Es cierto que resulta útil salir del país, abandonar Chile o Perú para verlo mejor, pero como dice V.S. Naipaul, solo basta dar un paso atrás para ver todo como un marco y observarlo bien. Pasa, por ejemplo, con Fuguet en "Mala onda", que después de su viaje se da cuenta de lo que está pasando en su país. Ese desplazamiento es la condición necesaria para ser un autor: es alguien que se detiene ante la velocidad del mundo. En ese sentido, quien escribe ya es un exiliado, y además la experiencia contemporánea ha acentuado los movimientos de migración.
-Sendero Luminoso aparece en algunas partes del libro. ¿Cómo fue tocar ese punto?
-Cuando viajé a Estados Unidos pensé que me iba a dedicar a eso: me convertiría en un académico especializado en literatura de la violencia y Sendero Luminoso, pero luego en la literatura empecé a resignificarlo. Y quise mostrarlo como metáfora. Porque al estar allá, y ver Boulder, la ciudad en que vivía, aparecía un contraste que es el conflicto del Perú: entre la civilización y el estado de naturaleza. Ese contraste era muy fuerte, y en el libro el inconsciente de algún modo hizo su trabajo. Al mismo tiempo, me interesaba mostrar la olla de presión que es la alta civilización competitiva del campus, su orden, su estrictez, frente a lo primitivo y la naturaleza. Ese conflicto, que está también en el Perú, es la metáfora.
-Has mencionado a Fuguet. ¿Influyó en la literatura peruana?
-Creo que sí. Fuguet fue el autor que, de su generación, mejor leyó a Vargas Llosa, lo aplicó mejor que nadie. En algún sentido, fue como si nos hubiera enseñado a valorar el material que teníamos. Él aplicó un modelo de cómo volver pop a Vargas Llosa: acercarlo a la generación, instalarlo en lo cotidiano. Quizás no se nota, pero en los diálogos de "Animales Luminosos" están Vargas Llosa y Fuguet. Además, por ejemplo, la inclusión de la música en mi libro quizás también se debe a Fuguet.
La novela de jeremías gamboa ocurre en un campus universitario, en una sola noche.
"Animales luminosos"
Jeremías Gamboa
Literatura Random House
$13 mil
215 páginas
Por Cristóbal Carrasco
"Era compañero de cheerleaders y jugadores de football americano, como lo ves en las películas".
Santiago Barco