Investigadores piden buscar nuevas formas para proteger el Santuario
NUEVO ESCENARIO COMPLEJO. A juicio del equipo del Centro de Humedales Río Cruces de la Uach, el cambio climático ha provocado baja en el caudal, migración de cisnes de cuello negro con una consecuente alteración en sus períodos de reproducción y una posible concentración de los contaminantes vertidos hacia el río. Proponen cuatro medidas para enfrentar la situación, urgentemente.
Investigadores del Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral de Chile (Cehum) manifestaron su preocupación por la forma en que el cambio climático está afectando al Santuario de la Naturaleza y expusieron que en este nuevo escenario - "y más ahora con la región declarada en situación de escasez hídrica"- es urgente "repensar la forma en que se está abordando la conservación del humedal, por lo que se requiere generar nuevos acuerdos entre la academia, el sector público y privado y la sociedad civil para prevenir el deterioro de uno de los lugares más icónicos de Los Ríos y primer Sitio Ramsar de Chile".
Entregaron esta información a través de un documento, en el cual advierten sobre cambios detectados en el humedal durante los últimos dos años, luego que se registrara una importante disminución de la población de cisnes de cuello negro (Cygnus melanocoryphus) y una evidente escasez de luchecillo, su principal alimento.
El doctor Ignacio Rodríguez, director ejecutivo del Cehum, explicó que "hemos estado recabando y produciendo información y visitando con mayor frecuencia el humedal, a partir de la alerta informada por Conaf a finales de 2020 por cambios notables en el color del agua y por la ausencia y daño en el luchecillo (Egeria densa). En esa ocasión, Conaf también informó de una sustancial reducción en el número de cisnes en el Santuario (luego de alcanzar el máximo histórico), de 22.419 individuos en mayo de 2020 a 5.166 individuos en julio de 2020".
Luego de la primera alerta y las visitas a terreno, Rodríguez aseveró que "hemos observado vastas secciones del Santuario con pérdida significativa de luchecillo, mientras que en los lugares en que las plantas estaban presentes, notamos diferencias de coloración entre secciones de las plantas. Con la información que se analizó desde varios laboratorios, incluyendo el Laboratorio de Biología Vegetal de la Uach, liderado por la doctora Alejandra Zúñiga, pudimos comprobar que ciertas secciones de las plantas presumiblemente más antiguas poseían una ¨costra biológica¨, se veían de color café a negro, mientras que los brotes nuevos se veían de color verde claro. A partir de los primeros análisis de laboratorios, notamos que las secciones más oscuras poseen concentraciones mayores de hierro que las partes más claras. Estas concentraciones son en promedio diez veces más bajas en comparación con 2004, pero de igual manera urge poner atención a este fenómeno que se describió como la causa más probable de la migración y muerte de cisnes en el río Cruces en ese evento".
Menos cisnes
Por otra parte, la megasequía que afecta a nuestro país generó una enorme migración de cisnes de cuello negro desde el norte hacia el humedal desde el 2014, lo que sobrecargó el sistema de una forma nunca antes vista. En este sentido, el ornitólogo Dr. Jorge Tomasevic, afirmó que "el número de cisnes observado en mayo de 2020 superó en 4 veces la cantidad normal de cisnes en los años '90, que fue el último período de estabilidad poblacional antes del daño ambiental del 2004. Esto redujo sustancialmente la cantidad de luchecillo
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en el santuario, lo que -combinado a la acumulación de hierro en el luchecillo- puede haber reducido la capacidad de recuperación de la planta".
Esto se evidencia analizando los momentos de máximos poblacionales para los cisnes: mientras que previo al 2002 los máximos se producían en verano, a partir de 2014 los máximos poblacionales se observan en otoño-invierno.
Estas diferencias se pueden explicar, a juicio de Tomasevic, "porque previo al 2002, los máximos poblacionales están principalmente influenciados por el evento de reproducción de la temporada, mientras que post-2014, los máximos están principalmente influenciados por la combinación de reproducción (local) e inmigración desde otros humedales, posiblemente desde la zona central".
Adicionalmente, el investigador indicó que "durante salidas a terreno realizadas entre noviembre 2020 y marzo 2021, observamos un retraso en el período de reproducción de los cisnes, donde observamos pollos de cisnes en el Santuario a partir de diciembre (cuando lo normal es que comience en julio). "Este fenómeno se ve también este año, posiblemente por la baja oferta de alimento dado que el luchecillo no se ha recuperado luego de la sobrecarga del año pasado", agregó.
Asimismo destacó una investigación ejecutada por el Dr. Juan Navedo, del Bird Ecology Lab UACh, que permitió monitorear el comportamiento y los movimientos de gran escala de los cisnes, mediante collares GPS, estableciendo la migración de estas aves hacia Araucanía y Biobío, "desplazándose seguramente a zonas donde existe más alimento".
Nuevas miradas
Para los investigadores, urge cambiar la mirada para tomar decisiones sobre el humedal. Al respecto, hacen cuatro propuestas. Primero, aumentar la instrumentación dentro del área designada como Santuario y sitio Ramsar, donde hoy no existen instrumentos que recaben información básica de manera permanente. Segundo: considerar las diferencias físicas de los sectores del río Cruces, ya que la zona del Santuario corresponde a un humedal geomorfológicamente distinto, con profundidades y extensiones de agua muy diferentes que las áreas monitoreadas aguas arriba, por lo cual los puntos de monitoreo de parámetros físico-químicos deben ampliarse. En tercer lugar, reducir los efluentes y la contaminación difusa de las diversas actividades productivas que caen a las aguas del río Cruces. En este sentido, el Cehum ha trabajado en soluciones basadas en la naturaleza, como humedales depuradores.
En cuarto lugar, piden realizar un seguimiento específico al luchecillo.
Acuerdos
A juicio de Ignacio Rodríguez, nada de esto será posible si no existe la voluntad científica y política de llegar a acuerdos. "Para lograr conservar este humedal de riqueza única en el país es necesario generar nuevos consensos, coordinar esfuerzos de investigación y monitoreo permanente y avanzar en la aprobación de normas basadas en los impactos en el cuerpo receptor (humedales) y no solo en los emisores, como lo son por ejemplo las normas secundarias de calidad de aguas".
Además, puntualizó que "hoy nuestra región se encuentra declarada como zona de escasez hídrica, lo que refleja que las autoridades del Estado han sopesado el impacto que generan los cambios en el clima. Esperamos lograr los acuerdos necesarios de manera acelerada para enfrentar este complicado escenario y la generación de cambios en la dirección de la conservación de la naturaleza, que es la que provee del agua".
22.419 cisnes de cuello negro fueron catastrados en el Santuario del Río Cruces, en mayo de 2020. Sin embargo, la cifra bajó a 5.166 en el estudio efectuado en julio del año pasado.
4 propuestas plantean los investigadores del Cehum-Uach: mejorar mediciones, ampliar las zonas de monitoreo, disminuir la carga de contaminantes y hacer seguimiento específico del luchecillo.
2004 fue el año en que se produjo daño ambiental en el Santuario. Desde entonces se han efectuado numerosos estudios y, hace dos años, los científicos han registrado efectos del cambio climático.