Las inquietudes frente a envejecer
Encuesta indagó las opiniones de chilenos entre 16 y 75 años frente a ser mayor. Salud seguridad fueron temas prioritarios. Es importante desarrollar iniciativas con enfoques distintos al asistencialismo, para promover el respeto y hasta nuevas palabras para esta etapa.
De acuerdo a estimaciones demográficas, en 2050 el 30% de la población chilena tendrá más de 60 años de edad y 50 mil habitantes del país serán centenarios. Pese a que esta realidad es conocida y ampliamente analizada, ella todavía genera temores e incertidumbres.
Según un estudio realizado entre septiembre y octubre de 2021 por Voces Mayores (www.vocesmayores.cl), la posible falta de recursos, la ausencia de redes de apoyo, el deterioro de la salud que obligue a depender de otros y la vulnerabilidad en materia de seguridad pública, son las principales preocupaciones en Chile,frente al proceso natural de envejecer.
La investigación fue hecha sobre la base de una encuesta electrónica contestada por casi 9 mil participantes entre 16 y 75 años de edad, de diferentes regiones y principalmente mujeres. Presentaron los resultados la semana pasada en Santiago, en un seminario con asistencia de convencionales constituyentes, quienes recogieron también las expectativas frente a los derechos en salud y seguridad que debería garantizar la nueva Constitución.
El tema no es menor para Los Ríos, donde viven 23.467 personas mayores de 75 años, lo cual la convierte en la cuarta zona de Chile con población de más edad. Además, cobra importancia considerando que el 32% de ese grupo vive en zonas rurales y que el 6.7% está en condiciones de pobreza (cipem.cl).
A partir de los datos disponibles resultan muy importantes las iniciativas llevadas adelante por municipalidades como Valdivia y Paillaco, donde se comienza a trabajar con un enfoque distinto al asistencialismo, promoviendo el respeto y la actividad tanto laboral como social. Pero, claramente, no bastan iniciativas públicas; también es preciso esfuerzos comunitarios por cambiar la mirada, dejar la infantilización generalizada o los prejuicios respecto de la pérdida de habilidades, que se traduce luego en discriminación por años de vida, o "edadismo".
Una tarea sencilla para comenzar a mejorar puede hacerse desde el trato cotidiano y las palabras que se utilizan. En el estudio citado se sugiere ya no decir "adulto mayor", sino hablar de "personas mayores", lo cual alude a sujetos de derecho y es neutra en género. Un primer paso, entre muchos necesarios.