"La tecnología permite educar... y el juego es una estrategia de aprendizaje"
INICIATIVAS. El académico trabaja junto a un equipo de investigadores de la UACh en desarrollar aplicaciones que aportan a ser más resilientes frente a desastres naturales.
El uso de la tecnología contribuye a evitar y mitigar los efectos de los desastres naturales. Pero también es una herramienta que permite educar a la ciudadanía y aportar en la mejora de la toma de decisiones que involucran a las instituciones públicas relacionadas con estas materias, como la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) y la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
Académicos de la Universidad Austral de Chile han focalizado sus investigaciones en ello y han creado aplicaciones que permiten capturar información desde la comunidad, con la finalidad de identificar comportamientos y conocimientos del entorno, y transmitirla a los tomadores de decisiones y a quienes diseñan las políticas públicas.
Costa Resiliente Serious Game, E-ncendio y Bosques Esclerófilos son ejemplos de ese trabajo.
Cristian Olivares es parte del desarrollo de esas iniciativas. Es ingeniero civil informático por la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Además, Máster en visión por computadora e inteligencia artificial, por la Universidad Autónoma de Barcelona, España; y doctor en Ingeniería, por la Universidad de Deusto, España.
Desde 2018 integra el Instituto de Informática de la Universidad Austral de Chile.
A lo largo de su carrera profesional se ha especializado en ciencia de datos y, en particular, "aplicándola al área educativa, es decir, cómo identificar ciertos comportamientos de estudiantes a través de los datos que se pueden encontrar en distintas plataformas de aprendizaje, en estudios formales o informales.
Lo anterior, explicó, "con el objetivo de mejorar los procesos de aprendizaje de manera autónoma por parte de los estudiantes o también siendo guiados por sus profesores. La tecnología permite educar".
Ese ámbito de acción, precisamente, lo aplica en Costa Resiliente Serious Game, que es el primer hito del proyecto "Desarrollo, investigación y validación de un videojuego para el fomento de aprendizajes sociales frente a desastres de origen natural en comunidades costeras".
Esta iniciativa, que desarrolla junto a un grupo de académicos de distintos institutos de la Universidad Austral de Chile, es financiada a través del concurso IDeA I+D del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico. Como iniciativa piloto fue entregado a un grupo de familias de Corral. Antes, tuvo una primera versión como juego de mesa.
Olivares explicó que se enfoca en la prevención o preparación de la comunidad frente a desastres naturales. "Lo que hemos desarrollado es un modelo que permite dos cosas: primero, a través del juego, que es una estrategia de enseñanza, entregamos ciertas habilidades, conocimientos y lenguajes que las personas deben manejar a la hora de ser más resilientes; segundo, obtener indicadores para quienes toman las decisiones y que ellos puedan ayudar a través de políticas públicas a esas comunidades a ser más resilientes en caso de que no lo sean", detalló.
¿Cuáles son las características del videojuego?
-Es un juego serio, porque tiene conceptos que se espera que las personas aprendan. Es colaborativo, porque los jugadores participan en la toma de decisiones para poder alcanzar el mejor puntaje posible. Es de roles, hay cinco roles que son los que encontramos presentes dentro de la comunidad y que son relevantes para la resiliencia, está el pescador, el ecologista, la inmobiliaria, la Onemi y la Municipalidad.
Cada jugador tiene asignada una serie de recursos, como viviendas, colegios, carabineros, caletas, dependiendo del rol, y tiene que ir planificando el crecimiento de la ciudad. Si en el juego yo no tomo las decisiones apropiadas y aparece una amenaza como un terremoto, un derrumbe, un incendio o un tsunami, puede destruir todos mis recursos y la ciudad no se puede volver a recuperar. Ahí es donde la gente comienza a comprender que la ciudad debe ser apropiadamente planificada para que sea resiliente a estas amenazas, es decir, se pueda recuperar.
Esas son las dinámicas que se van generando en torno al juego, donde se van tomando decisiones colaborativas que surgen de la experiencia de las personas que están jugando, de la persona mayor, del niño, del adulto, que van poniendo en valor lo que ellos han vivido, ya sea incendios, terremotos o algún otro desastre natural. La tecnología permite que jueguen dentro de un mismo dispositivo, pero también de forma online, o sea, yo puedo jugar con personas que están físicamente lejos de mí.