De acuerdo a las cifras de Seguridad Pública publicadas por el INE (Instituto Nacional de Estadísticas), la percepción ciudadana de aumento de la delincuencia en el país es de un 84,3%. Sin embargo, según antecedentes oficiales de la Subsecretaría de Prevención del Delito, la ocurrencia real de estos hechos ha disminuido en el país en los últimos dos años. Por ejemplo, a nivel nacional, los hechos de mayor connotación social 691.787 en 2019; 516.355 en 2020 y 346.378 durante 2021.

En Los Ríos, el escenario de disminución se ve similar: 9.621 delitos de mayor connotación social en 2019; 6.994 en 2020 y 4.460 el año pasado. Entre ellos, los homicidios pasaron de 16 (2019) a siete (2021); los hurtos de 3.900 a 1.572; robos con violencia desde 4.300 a 1.742; de 4.827 a 1.820. (cead.spd.gov.cl)

Las diferencias son importantes y destacables, tanto en el país como en lo local. Y sin duda se deben, en gran medida, a un mayor control policial y a macromedidas políticas. Hace pocos días desde el gobierno central fueron destacadas las positivas estadísticas y también fue formulado un desafío para continuar a la baja con ellas durante los próximos años, pues la seguridad es uno de los principales factores para el progreso comunitario. En ese contexto, entonces, no puede haber autocomplacencia. Más aun si hay cuestionamientos dentro del mismo aparato oficial, pues el fiscal nacional Jorge Abott reiteró ayer que la tasa de homicidios ha crecido de 3,5% a 5% en los últimos años. Por otra parte no debe olvidarse que el narcotráfico se están multiplicando y que es eso -y no otra cosa- es lo que indican las alzas en decomisos de distintas sustancias: más oferta; más demanda.

Tampoco es menor que existe en Chile un bajo porcentaje de denuncias. La Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc, 2020) indica que existe un 66,8% de "cifras negras", es decir, hechos que no llegan a conocerse. Además de un 86,2% de hechos denunciados, pero que no se aclaran, ni logran detenidos. (www.ine.cl).

Los balances positivos hablan de buen trabajo; pero en materia de delitos que afectan la vida de las familias, no basta que los números sean azules. Se requiere que la comunidad se sienta efectivamente resguardada. Una misión de largo plazo.

Como universidad con fuerte vocación pública, nuestro quehacer es formar ciudadanos comprometidos con la sociedad, pero también aportar con investigaciones que contribuyan al conocimiento y tengan sentido e impacto en las decisiones que se toman sobre los territorios, resultando en un aporte concreto al bienestar de las personas. La Patagonia chilena por su carácter remoto y por la existencia de grandes áreas silvestres protegidas es una de las regiones mejor conservadas del mundo. Allí encontramos cuencas de bosques primarios, ríos que fluyen libremente, turberas, glaciares, fiordos, especies emblemáticas como la ballena azul y una zona austral única con culturas milenarias que sostienen siglos de conocimientos y tradiciones. A pesar de ello las presiones van en rápido aumento y lo hemos comprobado en investigaciones recientes que han identificado amenazas como especies invasoras, impactos del cambio climático, acuicultura, tráfico marítimo, sobrepesca, entre otras. Aunque estas áreas silvestres protegidas permiten la conservación de esta biodiversidad, generando beneficios para las comunidades locales, se requiere de un fuerte compromiso del Estado para abordar brechas como la fiscalización, presupuesto y participación- por nombrar algunas- de manera que cumplan con los objetivos por los que fueron creadas.

El Programa Austral Patagonia, de la mano de un equipo de investigadoras e investigadores, pero también de comunidades, organizaciones y actores locales, busca que este conocimiento científico unido al conocimiento y saber local, puedan considerarse en las políticas públicas orientadas a mejorar la gestión de las áreas protegidas marino y terrestres de la Patagonia Chilena en virtud de su gran valor natural, social y cultural. Hay mucho camino recorrido, pero debemos seguir avanzando para elevar los estándares de gestión de estas áreas, mediante el apoyo a procesos locales, regionales y nacionales de planificación, financiamiento, capacitación, gobernanza y monitoreo que nos haga pasar de una protección en el papel, a una protección efectiva.

Es urgente abordar las brechas de conocimiento y las necesidades para la conservación de esta enorme región comprendida geográficamente entre el seno de Reloncaví, por el norte, hasta las australes islas Diego Ramírez. Y en esto, la academia, la ciencia y las comunidades tienen mucho que aportar.

Dr. César Guala Catalán Director Programa Austral Patagonia-UACh