Compromiso con la ruta a Curiñanco
La irresponsable acción de un particular ha afectado a la comunidad costera. Pero de la emergencia, también surgió diálogo. La conectividad costera es un sueño forjado a mano por los vecinos y vecinas, desde hace más de medio siglo. Ya es tiempo que se materialice de buena manera.
Durante la primera semana de febrero debiera comenzar las obras de reparación del tramo Las Vertientes, en el camino a Curiñanco, en la costa de Valdivia, de acuerdo a los compromisos adquiridos por el Ministerio de Obras Públicas en la reunión sostenida con representantes de la comunidad el pasado 21 de enero. La meta es avanzar hacia una posible operatividad del camino en marzo y subsanar en parte la emergencia producida luego que un particular generara la destrucción del pavimento tras intervenirla con maquinaria pesada.
El problema es muy serio. Deberá ser enfrentado con fondos públicos, tanto para garantizar la seguridad de las personas, como para ayudar a los emprendedores cuyas fuentes laborales se vieron afectadas por el corte del camino. También deberán ejecutarse planes para monitorear la situación de emergencia y adelantarse para garantizar el traslado de escolares de manera segura cuando comiencen las clases.
Sin duda ha sido una situación muy grave. Sin embargo, en medio de todas las dificultades ha existido voluntad comunitaria y política transversal para buscar alternativas en este caso, como también para abordar las demoras del otro acceso al sector desde Torobayo (Ruta T·340); cuyas obras deberán relicitarse y probablemente serán retomadas el año próximo. Además, hubo conversaciones para que se efectúen más fiscalizaciones a las normativas legales en todo el sector; que se analice las dificultades que enfrentan los APR y se controle los proyectos inmobiliarios. Es decir, la apertura de un espacio real de diálogo -aunque fuera en este contexto complejo- dio pie para abordar temáticas postergadas y para comprometer mayor participación. Incluso se acordó convocar a las autoridades del próximo gobierno, para que el tema no pase al olvido entre una administración y otra.
Es de esperar que así suceda y que la conectividad costera hasta Curiñanco tenga pronto la atención que requiere. Recordemos que ella comenzó a forjarse en su trazado actual en los años setenta, con el esfuerzo de los vecinos y vecinas que la abrieron prácticamente a mano (palas, ripio, cuadrillas) seguros que una huella cambiaría su calidad de vida. Ha pasado medio siglo y ya es tiempo que tenga buen término.