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Actualmente, en Inacap Valdivia hay aproximadamente 80 profesionales (entre administrativos y profesores). En tanto, la matrícula del último tiempo asciende a cerca de 4.500 alumnos. Corresponde a más de un 300% de aumento de cuando Baselli inició labores en la sede junto al río.
¿Las cifras fueron una marca de la urgencia por contar con la nueva infraestructura?
-La sede de Avenida Pedro Aguirre Cerda es algo por lo que luché durante diez años. Primero hablamos de mejorar las instalaciones de Avenida España, pero el terremoto de 2010 derivó en una norma de licuefacción de los terrenos que nos echó por el suelo el proyecto. La disyuntiva de ese momento entonces fue construir en el mismo lugar, a costos muy elevados, pero en desmedro de las necesidades que estaba teniendo la sede de Curicó. Finalmente se optó por buscar otros terrenos y no generar un problema mayor.
¿Fue importante quedarse en Las Ánimas?
-Las Ánimas es nuestra república. Todo lo que hemos hecho ha implicado siempre mantener una estrecha relación con juntas de vecinos, escuelas, clubes deportivos, el gimnasio y los vecinos en general. La máxima siempre fue priorizar a Las Ánimas en cualquier nuevo escenario. En este barrio nacimos y seguimos creciendo. Creo que lo hemos hecho bien, que Inacap ha sido un buen aporte para un barrio que vemos más fortalecido y al que nos hemos integrado de una manera respetuosa.
En agosto de 2017 fue la inauguración de la nueva sede emplazada en 15.800 metros cuadrados, con 55 salas de clases, 23 laboratorios, 21 talleres de especialidades, una biblioteca de 570 metros cuadrados y un auditorio para 220 personas. Y para definirla, Baselli ocupa otra analogía naval: "Es como la Esmeralda".
De esta forma, Inacap Valdivia quedó por sobre Osorno y Puerto Montt en materia de infraestructura.
La actualidad
Además de los desafíos propios del cambio de domicilio y de lo que implica administrar una casa de estudios superiores, en el último tiempo Patricio Baselli debió enfrentar dos hitos que también marcaron la pauta nacional: el estallido social de octubre de 2019 y la pandemia por coronavirus, que en Los Ríos comenzó en marzo de 2020.
"No fuimos ajenos a las tomas que ocurrieron en Valdivia tras el estallido. Siempre entendimos que fue el resultado de una presión general por hacer acciones públicas de descontento, pese a que nosotros no habíamos evidenciado conflictos en los meses previos. La toma ocurrió un día a las cuatro de la mañana y una hora más tarde yo estaba ahí conversando con los estudiantes, para ver cómo resolver el conflicto. Desde el primer momento aseguramos que no habría represalias. Respetamos lo que estaba ocurriendo y a cambio de exigir respeto y resguardo de las instalaciones, nos comprometimos a generar siempre un clima de diálogo. Abrimos la opción a que la toma ocurriera durante todo el tiempo que los alumnos lo estimaran conveniente y aceptamos las medidas de control y los protocolos que ellos establecieron. Finalmente, la situación se extendió por dos semanas y terminó cuando los estudiantes preguntaron cuándo nosotros queríamos que nos devolvieran la sede".
¿Qué tan transformador fue el proceso de adaptación a la pandemia que partió hace dos años?
-Claramente, fue una situación límite. Nadie estaba preparado para algo como lo que nos ha tocado vivir este último tiempo y en el contexto de incertidumbre permanente, rápidamente tuvimos que buscar las maneras de mantener a nuestros estudiantes y profesores sin perder el vínculo. El compromiso de seguir adelante a como diera lugar fue fundamental. Lo primero que quedó al descubierto fue la brecha de acceso a la tecnología de muchos de nuestros alumnos, que son de comunas y de sectores rurales. Al principio facilitamos nuestros equipos y luego avanzamos hacia la gestión de planes de datos.
En general, el 2020 fue de aprendizaje constante para tener un 2021 que paulatinamente nos trajo de vuelta a la presencialidad, mejor preparados. Pero con otras complicaciones, como por ejemplo los aforos limitados en el acceso a espacios para las clases prácticas.
Inacap Valdivia, a través de su vicerrector, ha sido parte de la Mesa Covid que se articuló para compartir las buenas prácticas para el control de la pandemia.
El futuro
Junto con oficializar el cese de sus funciones, Patricio Baselli inició el proceso de transición para recibir a su sucesor Francisco Wittwer Opitz, ex vicerrector de Inacap La Serena. Recientemente estuvo en Valdivia y para marzo se espera el cambio de mando oficial.
"Yo ahora paso a cumplir labores de asistente y estaré disponible para hacer todo lo necesario para que la instalación de la nueva autoridad ocurra de la mejor manera posible, antes de terminar mi relación con Inacap.
Me siento muy gratificado por todo lo que pude hacer en dos décadas de formar personas y cambiar sus vidas. Ahora que ya he cumplido un ciclo laboral, también me siento un hombre afortunado, porque nunca postulé a un trabajo, siempre me llamaron para liderar nuevos desafíos y eso sí que es una gran cosa. Una bendición".