Menos restricciones de movilidad en el marco de pandemia por covid-19 han favorecido a las actividades de verano en Los Ríos. Entre ellas, están las Ferias Costumbristas, que regresaron al calendario de alternativas para visitar y disfrutar en las distintas comunas.
Las muestras tienen el particular atractivo de conjugar en su oferta la belleza del paisaje, con la oportunidad de conocer tradiciones gastronómicas, artesanales y musicales únicas de cada espacio en el cual se emplazan.
También abren la opción de mostrar emprendimientos locales, con la garantía -gran parte de ellas- de buena organización y condiciones sanitarias seguras; esto, gracias a un trabajo liderado por la Universidad Austral a través de un Proyecto Modelo de los Institutos de Medicina Preventiva Veterinaria y de Turismo, con apoyo de las municipalidades, Corfo, Sernatur y el Gobierno Regional. Esa iniciativa que se extendió por tres años entregando capacitaciones y guía para la realización de este tipo de eventos.
Tralcao, Punucapa, Antilhue, Playa Grande Niebla, Paillaco, Chabranco, son algunas de las Ferias más conocidas, pero suman en la región más de 200 y en conjunto generan cerca de tres mil empleos directos e indirectos. Constituyen una actividad económica estacional importante.
La invitación es a conocerlas, pues en ellas vive una parte de la cultura tradicional no siempre fácil de apreciar en los entornos urbanos. Además, visitarlas contribuye con la asociatividad de las distintas comunidades, las cuales aplican principios sencillos de economía colaborativa, como el uso de productos auto abastecidos identificatorios de cada lugar; tanto en los alimentos -cerezas, pescados y mariscos, cordero, cerdo ahumado, repostería, recetas mapuches-huilliches, etc.- como en las creaciones de objetos decorativos y utilitarios con materiales identitarios: maderas, fibras vegetales, lanas, metales.
Junto a ello está la posibilidad de apreciar expresiones artísticas de raíz folclórica, desde la cueca siempre presente, a las cantoras con guitarra traspuesta, un saber cada vez más difícil de apreciar. Es decir, experiencias únicas y de alto valor de aprendizaje, si se sabe mirar y se pone atención.