Esta semana Valdivia cumple 470 años desde su fundación española, ocurrida en 1552, de la mano de los conquistadores, pero también celebra su 202º aniversario desde que fue incorporada oficialmente a la naciente República de Chile, en 1820, a través de la histórica toma realizada por los patriotas liderados por Lord Thomas Cochrane.

Son procesos históricos que, mirados con la altura y distancia que da el tiempo, parecen simples o rápidos. Sin embargo, ninguno lo fueron. El primero estuvo asociado a la ocupación realista de un territorio que tenía habitantes originarios que prosperaban aquí. "Entraron los nuestros por esta loma y viéronla toda tan adornada de arboledas, sembrada a mano, que parecía un paraíso, así por la lindeza y orden conque están puestos los árboles, como por el río que va girando en redondo por aquella loma", describe el cronista Mariño de Lobera sobre la primera imagen que tuvieron del lugar donde ahora se emplaza la calle Carlos Anwandter.

El segundo, fue un episodio violento entre personas nacidas mayoritariamente en Chile. Por un lado estaban quienes abrazaban la causa independentista y, por otro, los que vivían en Valdivia según había dictado la corona durante más de tres siglos. El refugio de las fortificaciones cayó en manos de los primeros; Cochrane subió por la actual calle Libertad y tomó el territorio, dio cuenta de las autoridades y ofreció garantías a los residentes. Muchos se fueron. Hubo varios días de saqueo y devastación por parte de las tropas -como relata Claudio Gay- , hasta que Jorge Beauchef logró poner orden y nombró a un gobernador, Vicente Gómez, "y volvieron a sus hogares las familias que la política española había conseguido extraviar", añade (Gay, 1856).

Ambos hechos coinciden en febrero, el 9 y el 4. En estos días se les recuerda con mayor atención; pero, sin embargo, ellos no forman parte del relato histórico que se aprende en las escuelas con más frecuencia. Aunque debieran, pues en esos episodios, entre otros, está también la identidad local. Afortunadamente, hay opciones para quien se interese en conocer más a través de libros. Uno recomendado: "La Nueva Historia de Valdivia", del padre Gabriel Guarda.

Las mascotas son parte activa de miles de hogares. Dos millones y medio de animales tienen dueño según el registro nacional. Pero no basta tenerlos. Debe existir una tenencia responsable. ¿Y cómo podemos apoyar a las familias que se esfuerzan por cuidar bien a sus regalones?

Con esa pregunta a cuestas, ingresé un proyecto de ley que hace parte al Estado para apoyar a las familias en uno de los aspectos más complejos: el alto costo de la salud animal.

La propuesta en concreto: Crear Cobertura Veterinaria para apoyar a quienes realizan una tenencia responsable, a través de un seguro complementario y voluntario incluido en los descuentos de las cotizaciones de salud de Fonasa, la institución de salud previsional del Estado. Incorpora además la posibilidad de que los tramos más vulnerables tengan garantizada la prestación.

El seguro para mascotas existe en el sistema privado, y tenemos la oportunidad ahora que el sistema público también dé el ejemplo para apoyar a miles de familias que tienen una o más mascotas pero que el camino se les pone cuesta arriba ante los altos costos de la salud veterinaria.

Lo que sucede aquí es que cuando se estableció la Ley Cholito, no se pensó el impacto económico que significaría para las familias los altos gastos en medicina veterinaria asociada a esta tenencia responsable obligada por la norma.

Una familia con una sola mascota gasta, por lo bajo, unos 100 mil pesos al año en vacunas obligatorias y chequeos. Pero si hay un problema de salud como un accidente o una enfermedad, la cifra se va a las nubes, similar a los precios en medicina humana, y sin ningún tipo de cobertura especial.

Todos estos gastos -vacunas, medicamentos, consultas, exámenes- son parte de la responsabilidad exigida en la ley, pero también, la principal causa del abandono animal.

Para cerrar: la compañía de mascotas es reconocida como factor terapéutico y protector contra enfermedades cardiovasculares y reductor del estrés; son un soporte sicológico, reducen la sensación de soledad y permiten la interacción de sus propietarios con el medio social.

Pero también plantean riesgos zoonóticos, por lo que apoyar la accesibilidad a las prestaciones debe ser visto como un tema no sólo de cariño hacia los animales, sino también como una cuestión de seguridad pública sanitaria nacional.

Bernardo Berger Fett

Diputado