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Paremos la chacota
"Dios ha cometido violaciones a los derechos humanos", declaró una convencionista hace pocos días. Otros proponen la disolución de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, los que serían reemplazados por la Asamblea Plurinacional de las y los Trabajadores y los Pueblos".
La lista de barbaridades, delirios o locuras, como ha dicho un futuro Ministro, es larga. Sería cómodo pensar que sólo estamos frente a casos de insania mental, la que podría confundirse con un estado alucinatorio por intoxicación ideológica, como bien me ha recordado un querido amigo. Pero no. Es mucho más que eso y en nada contribuye calificar a la Convención o a sus integrantes de manera grosera. Tampoco ayuda la conducta pusilánime de muchos que no han sido capaces de defender a la República ni los procesos de los que han sido protagonistas.
Lo que algunos buscan es terminar con la democracia en Chile. Nada más y nada menos.
Teniendo presente lo establecido en el artículo 134 inciso primero y 135 inciso final, ambos de la Constitución vigente, en armonía con lo previsto en el inciso quinto del artículo 60 de la misma Carta, cesará en sus funciones el convencionista que, de palabra o por escrito, propicie el cambio del orden jurídico institucional por medios distintos a los que establece la Constitución.
Justamente, muchos de los textos que hoy la Convención debate implican pasar por encima del carácter republicano del Estado de Chile, de su régimen democrático, de las sentencias judiciales ejecutoriadas o de los tratados internacionales.
Los autores de las propuestas propiciatorias de este tipo de cambios deberían ser cesados en sus funciones, procediéndose a su reemplazo, si corresponde.
Para estos efectos es competente el Tribunal Constitucional. Están facultados para presentar el requerimiento el Presidente de la República o, a los menos, diez senadores o diputados.
La Convención fue elegida en un Chile que se había acostumbrado a consumir y que pensaba que era feliz y que ahora se descubría enfermo de temor y/o de resentimiento. Antes de la elección se violentaron y se siguen vulnerando hoy las normas constitucionales que posibilitaron el proceso en desarrollo.
Creo que aún estamos a tiempo de evitar una tragedia. Para hacerlo hay que terminar con la chacota.
Jorge Vives Dibarrart jevivesd@gmail.com
La verdadera felicidad
En el Evangelio de este domingo, (Lc 6,17.20-26) Jesús baja a un llano a predicar a sus discípulos y a la muchedumbre, que se acerca a escucharlo.
El mensaje de Jesús, es un mensaje que viene a dar un vuelco a los criterios del mundo, viene a decirnos cuales son las opciones de su Padre, Jesús nos viene a mostrar la intimidad de Dios. Notemos que es un contrasentido desde el punto de vista de los criterios de este mundo: ¿cómo pueden ser felices los que sufren, los hambrientos, los pobres o los que son perseguidos? Es cierto, que vienen acompañadas con sus promesas respectivas, pero que nos envían a un futuro, qué a primera vista podría pensarse solamente en la otra vida.
Cada una de la bienaventuranzas tiene un contrario: "ay de ustedes los ricos, los saciados, los que ríen, los que son alabados...". Pero también aquí podríamos preguntarnos: ¿es que Dios no quiere que seamos felices?, ¿hay que sufrir en esta vida, para gozar de la eterna? Nada de esto, algunos han hecho lecturas equivocadas del Evangelio y han enfatizado el sufrimiento, por sobre el gozo de la vida que Dios nos regala. Jesús quiere para nosotros la verdadera felicidad, que no es sólo bienestar.
Cuando Jesús proclama sus bienaventuranzas nos está enseñando las opciones de Dios, que se coloca de parte de los pobres y de los que sufren, no porque esté de acuerdo con el sufrimiento, ni la pobreza, sino para indicarnos un camino a seguir: Ponerse solidariamente de parte de los sufrientes. Dios no es neutral frente al sufrimiento y la injusticia en nuestro mundo. Dios opta: Toda la Escritura nos enseña esta opción de Dios por los débiles. Pero, tampoco significan una condena para los ricos, sino más bien un llamado de atención y una advertencia, una posibilidad de conversión: como Zaqueo, que ante el encuentro con Jesucristo se convierte, y hace justicia con quienes ha sido injusto.
Carlos Martínez Sacerdote
Reliquia abandonada
Han pasado raudamente los años por nuestra hermosa tierra, que tiene atractivos enormes. Sin embargo, hay algunos descuidadas, como el "Quiosco" de nuestra Plaza de la República totalmente abandonado a sus suerte y con solo el recuerdo de las famosas retretas familiares de los domingos. Está expuesto al viento del olvido, descolorido, sucio y mal cuidado. Muchos han escrito sobre esta triste realidad, pero los que pueden oír, no escuchan el llamado ciudadano de tener una plaza digna, como capital de Región. Creo que un poco de pintura y limpieza serían buenas y eso cuesta poco dinero, comparado con los miles de millones usados en otras obras.
Arturo Goddard Bravo Profesor Normalista normalista1949@hotmail.com