Recordar, para no dejar de prevenir
Se cumplieron doce años desde el 27F y es momento propicio para revisar la historia sísmica de Chile, sabiendo que es cíclica. Con el retorno presencial a clases vuelve también la oportunidad de enseñar conductas preventivas básicas como identificar zonas seguras y mantener la calma.
El 3 de marzo de 1985 y el 27 de febrero de 2010 son fechas de terremotos que marcaron la historia reciente del país. El primero, grado 8.0, afectó principalmente a la zona central y cobró la vida de 177 personas; el segundo, de 8.8, tuvo consecuencias en más de diez regiones y sumó un tsunami devastador; dejando en total 520 fallecidos.
Ambas fechas fueron recordadas esta semana. Domingo 27; jueves 3. Y al verlas en el calendario es necesaria -al menos- una reflexión sobre la prevención y lo aprendido en los años que han mediado entre ellas y este 2022. Más sentido hace aquello en Valdivia, escenario de al menos cinco de los sismos más severos de los que se tiene registro en la historia nacional: 16 de diciembre de 1575 (8.5); 24 de diciembre de 1737 (7.7); 7 de noviembre de 1837 (8.0); 13 de junio de 1907 (sin información oficial de magnitud); 22 de mayo de 1960 (9.5), siendo este último el mayor a nivel mundial y causante de la muerte de más de 2 mil personas (ver páginas 2-3).
Conocer los antecedentes permite reiterar que vivimos en un país sísmico y que eventos del mismo tipo han acompañado, y lo harán siempre, a los habitantes de él. Pero no basta decir con reiterada insistencia esa verdad; también hay que mantenerse alertas frente a ella y comprender que los movimientos telúricos son naturales y normales; pero se convierten en tragedias cuando las personas olvidan la historia y no previenen riesgos.
Hablar al respecto es una responsabilidad ineludible. Y ahora que se retomaron las clases presenciales, vuelve también la oportunidad de enseñar conductas de autocuidado tan importantes como las sanitarias ya incorporadas a la vida diaria. Saber dónde están las zonas seguras, reaccionar con calma, son puntos básicos para enseñar.
En ese contexto adquiere importancia el mapa de zonas con factibilidad de remoción de masas que prepara Sernageomín (Servicio Nacional de Geología y Minería), el cual que permitirá ubicar los puntos susceptibles de derrumbes (por diferentes causas, temblores incluidos) en todas las comunas, ayudando a definir áreas aptas o no para construir, por ejemplo. Se trata de un instrumento necesario y con sustento técnico para los Planos Reguladores, la mayoría de los cuales requiere de actualización urgente.