Vivienda: el gran desafío pendiente
El déficit habitacional es una realidad en Chile hace décadas. El nuevo gobierno, como los anteriores, deberá enfrentarlo. La cantidad de allegados y campamentos ha crecido, a pesar de los múltiples programas que se anuncian para disminuir las estadísticas...
Faltan escasos días para que asuma el nuevo gobierno encabezado por el Presidente Gabriel Boric y desde todos los sectores se detallan los desafíos que deberá enfrentar. En Los Ríos, uno de los mayores -y reconocido transversalmente- se encuentra en el déficit de viviendas. Las cifras ya son conocidas, gracias a un estudio de la Cámara Chilena de la Construcción y se ha establecido que son más de doce mil las familias que esperan por un espacio propio y seguro donde vivir.
Esa es una realidad grave. La cantidad de allegados y campamentos ha crecido, a pesar de los múltiples programas que se anuncian para disminuir las estadísticas y para responder a la demanda social que ellos implican. Todo eso funciona, pero los tiempos de espera para que las soluciones lleguen son extremadamente largos y muy difíciles de comprender para personas comunes, que luchan a diario por cumplir sus sueños.
Hasta veinte años puede llegar a esperar un comité de vecinos organizados para recibir subsidio, encontrar una Egis, asignación de terreno y construcción. Esas son dos generaciones. Los hijos e hijas crecen en espacios precarios y, cuando se accede a la casa -si se logra- esta ya es insuficiente porque muchas veces hay nietos y nietas, hogares nuevos que pasan a la misma condición inicial de allegamiento. Y en el proceso, con frecuencia, el entorno en que se desarrolló ese núcleo jugó en contra de la educación y oportunidades laborales. Un círculo nada virtuoso.
Tampoco es mucho mejor para la clase media. Una familia con ingreso promedio de 600 mil pesos debiera pasar ocho años destinando cada mes sus recursos íntegros -cero gasto en nada más- a pagar una casa propia de 2 mil UF. Con crédito hipotecario, podrían pasar 45 años (cchc.cl) Y en las condiciones de interés actuales, aún más.
Claramente, el nuevo gobierno no podrá cambiar esta realidad de una vez. Pero sí tendrá la oportunidad de poner un sello para hacer más expeditos y transparentes los procesos, sumando las voluntades que se manifestaron ya desde las campañas electorales por candidatos de todos los sectores políticos y a los diversos cargos, desde parlamentarios a gobernadores regionales.