La crisis ética que se dibujó ante a un acuario futurista
En la novela gráfica "Al otro lado del vidrio" una joven artista viaja a una escuela de arte en Escocia, donde crea una obra en la que habita un axolotl, un raro anfibio mexicano de nombre "Charlie".
Aunque dibujaba muy bien desde niña, al salir del colegio Antonia Bañados dudó si estudiar arte y buscó en la biología, otra área que le gustaba, un camino mejor remunerado.
"Después de hacer un simulacro de estudio eco-ambiental me di cuenta que estar midiendo los niveles de pHs, anotar estadísticas y hacer gráficos -incomprensibles para la gran mayoría de la gente- no era lo que quería hacer toda la vida", dice, así que finalmente estudió Arte en la Universidad Católica. Se recuerda en esos días como "ingenuamente matea y poco cool, muy poco apegada a la actitud intelectual y taquilla que hay que tener muchas veces para validarse en el mundo del arte contemporáneo". Cuenta que para su examen final se interesó sobre la simulación de algo desgastado. "Era una serie de cincuenta pequeñas pinturas que imitaban en escala 1 es a 1 una única baldosa Córdova gastada, con un patrón geométrico manchado con una salpicadura y polvo", explica.
La idea de irse a estudiar a Europa siempre la rondó e investigó dónde estaban las escuelas más prestigiosas. Así llegó a postular a la escuela de arte de Edimburgo, en Escocia, adonde se fue becada. "Me sedujo mucho poder estar en una ciudad a escala humana, caminable y con esa naturaleza tan ominosa que tiene Edimburgo".
Un punto de partida para este proyecto, con el que Antonia coronó su magister en el Edinburgh College of Art. Entre las muchas visitas que hizo a diversos museos, le llamaron la atención los denominados "gabinetes de curiosidades": colecciones de diferentes objetos que los países colonialistas disponían en vidrieras para que las personas se maravillaran con lo exótico.
"Tienen que ver con el acto de maravillarse y sorprenderse, pero al mismo tiempo, con la apropiación de todas estas cosas que pertenecían a otros lugares y culturas. En los antiguos gabinetes de curiosidades se podían mezclar cosas provenientes de distintas partes y de distintos ámbitos de forma que se resignificaban, se fetichizaban o se les quitaba su significado original", explica.
EL Axolotl
En Enseñanza Media Antonia leyó el cuento de Julio Cortázar, "Axolotl", y como a muchos la cautivó la maravillosa criatura que allí aparece retratada.
"Antes de conocer a Charlie, solo había visto axolotls en fotos o videos así que estaba muy nerviosa cuando lo vi por primera vez. Sabía que tenía que hacerme cargo de su existencia, así que me atravesó una mezcla extraña de sensaciones. Lo veía como un pequeño humano, como a un ser de otro universo", detalla la artista.
-¿Cuál era tu relación con el mundo de las mascotas?
-Tenía una relación bien peculiar con las mascotas. No porque haya tenido muchas, sino porque me marcaron bastante. De hecho el primer cómic que hice, cuando tenía nueve años, era sobre mi gata que fantaseaba con una revolución gatuna en donde los gatos tenían los mismos derechos que los humanos. Ya de adulta, también me reencontré con el cómic haciendo uno que se llamaba "El funeral de las ardillas" que era sobre mi primera mascota, un hámster, al que le hice un funeral estilo egipcio con sarcófago a medida.
-¿Qué te parece el uso de animales en el arte contemporáneo?
-Complicada pregunta. Es paradójico que lo diga, pero nunca me han gustado las obras que usan a animales, en primer lugar porque en su calidad de vida es muy mala y en general creo que no se justifica que estén. Pienso, por ejemplo, en la obra "Anaconda" de Juan Downey, una instalación compuesta por una caja transparente con un mapa de Chile sobre el cual puso una anaconda real, totalmente expuesta en este entorno inhóspito. Era una representación viva de Anaconda Mining Company, y la obra una metáfora del rol de esta compañía en el país y el continente. Me dio mucha pena la pobre anaconda enroscada en un rincón de esa caja. Encontré, y encuentro, poco justificada la utilización de este animal solo como una metáfora y por lo tanto, cuando decidí hacer un acuario habitado por un ser vivo le di muchas vueltas. Quería que fuera un ecosistema, un hábitat. No solo una caja o una jaula.
-¿Qué te provocó el uso de un acuario?
-Creo que los acuarios tienen una cualidad medio mágica de construir un paisaje completamente distinto al nuestro, que uno puede contemplar a tiempo real y en directo por la transparencia del vidrio de lo contiene. Con mi acuario quería provocar esa sensación sublime de una naturaleza que crece sobre ruinas abandonadas, que eran estos volúmenes translucidos de piezas de vidrio que hice. Me gustaba lo pesado de las formas brutalistas en contraste con la liviandad que da la transparencia, que hace que casi desaparezcan.
-¿Qué técnica usaste para dibujar?
-El libro completo está hecho con pintura negra en forma de aguadas o como negros sólidos o líneas hechas con pincel. Antes de trabajar las hojas definitivas hice un esqueleto de la historia pero para hacer el "guión" hice directamente junto a los bocetos, porque hay muchas cosas que se cuentan visualmente. Boceté todo en papel mantequilla del mismo porte que las hojas finales, con los diálogos y los textos metidos en el dibujos, porque afectan la composición y ritmo de las páginas.
-¿Cómo fuiste esbozando a los personajes?
-Quería que fueran más simples que los ambientes, entonces le pedí ayuda a mi pareja, Diego Cumplido, que es mejor que yo haciendo caricaturas para que hiciera una versión sintética de los distintos personajes. Luego yo readapté ese diseño a un estilo con el que me sentía cómoda para dibujar cientos de veces. Una vez que tuve el libro completo boceteado se lo mostré a varios amigos para comprobar que el ritmo funcionara y fui puliendo detalles mejorables. Luego de eso limpié el dibujo y lo traspasé a las hojas de acuarela.
-¿En qué estás?
-Estoy trabajando con mi colega Rocío Olivares en una serie de esculturas de cerámica llamada "Colección Desconocida". Oscilan entre lo industrial y lo doméstico, sugieren un uso y una manipulación pero sin explicitar. También estoy dibujando una nueva novela gráfica que se llama "Tranvía 36, relatos de la sala de anatomía", son historias de estudiantes de medicina de la Universidad de Chile en los años cincuenta. Es sobre el concepto de persona, de cuerpo y los límites que se presenta cuando es visto como objeto de estudio. Voy a desarrollarlo en la Maison des Auters, que es una residencia en Francia que empiezo en abril.
la dibujante chilena Antonia Bañados estudió en la escuela de arte de edimburgo y arte en la PUC.
El Axolotl es un anfibio muy conocido y retomado en la literatura gracias a julio cortázar.
"Al otro lado del vidrio"
Antonia Bañados
Editorial Archipiélago
224 páginas
$21 mil
Por Amelia Carvallo
Cedida