Un llamado a vincular el quehacer científico con las reales necesidades de la comunidad, realizó en Valdivia el ministro Flavio Salazar, quien fue el invitado central en la inauguración del año académico en la Universidad Austral de Chile.

Sus palabras son muy certeras. Un trabajo académico no puede estar ajeno a las necesidades del lugar en el cual se encuentra inserto; pero, a la vez, desde la institucionalidad también debe existir apoyo para que esa labor de investigación se realice adecuadamente y con los recursos necesarios; es decir, colaboración mutua, tal como se hizo necesario en pandemia.

Por otra parte también debe existir cooperación público-privada (con todo el espectro de casas de estudio) para la creación e instalación de centros de tecnología y emprendimiento, donde la relación con las empresas del territorio también se haga fluida.

Entonces, la fórmula virtuosa estaría en colaboración de ciudadanía, academia, estado y sector privado, generando comunicación y acciones con miras tanto al avance productivo, como hacia el bienestar de las personas.

Afortunadamente ese es el enfoque que tienen los Comités Regionales de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo, instancias de coordinación encabezadas por los gobernadores regionales y dispuestas en la Ley de Fortalecimiento de la Regionalización.

En Los Ríos fue instalado en enero, liderado por el gobernador Luis Cuvertino, con la meta de generar planificaciones con perspectiva local; algo oportuno en un momento en que se encuentra en pleno proceso de renovación la Estrategia de Desarrollo y cuando se anunciada la voluntad de elaborar una política regional especial de Innovación, Ciencia y Tecnología; en paralelo y en coordinación con la ya existente Política de Fomento Productivo, Emprendimiento e Innovación ( 2021-2026).

Las nuevas autoridades deberán incorporarse a esta mesa de cooperación ya trazada, que incluye tanto al Gore como a los seremis de Medioambiente, Economía y Educación, concordando tareas transversales que, tal como señaló el ministro Salazar, deben hacerse pensando en el bien común y en las necesidades de quienes habitan los territorios. Pero no basta la articulación. También debe existir sentido de urgencia y voluntad política para resultados oportunos.

Esta semana se conmemoró el día del Terapeuta Ocupacional, recordando que en 1967 en Chile se reunieron egresadas de Terapia Ocupacional con representantes de la Federación de Profesionales y Técnicos de la Salud, para crear la Asociación Nacional de Terapeutas Ocupacionales.Y a pesar de cumplir esta disciplina más de medio siglo, aún continúa siendo catalogada como relativamente joven y emergente, la cual se vincula con la rehabilitación física en adultos y jóvenes. Escenario en que es importante que la comunidad conozca el trabajo y las temáticas que aborda.

Ya en la antigua China y Grecia se relacionaba el aporte de la actividad física, y otras instancias como juegos y cantos, para tratar los padecimientos y malestares espirituales de las personas. Premisa que fue sustentando las bases para un cambio de visión en los tratamientos de salud mental, los cuales comenzaron a humanizarse, surgiendo el denominado "tratamiento moral" (Kielhofner.G, 2004).

En el siglo XX se generó una base filosófica más amplia. Adolf Meyer, médico psiquiatra, planteaba que los ritmos de la vida debían mantener un equilibrio, el que se conseguía a través del hacer, con un programa de vida saludable como base para un equilibrio emocional. Ideas que en la actualidad están en sintonía con la búsqueda de una mejor calidad de vida de las personas, en el intento de cumplir con múltiples roles dentro del cotidiano.

En Chile la Terapia Ocupacional, según el Colegio de Terapeutas Ocupacionales, promueve el bienestar y mejores niveles de salud por medio de la ocupación, además de habilitar una sociedad más justa e inclusiva que permita a todos sus miembros participar de acuerdo con sus potencialidades. La finalidad es capacitar/habilitar a las personas para que puedan participar en las actividades de la vida diaria con la mayor autonomía e independencia posible. Este trabajo puede estar presente en todo el ciclo vital y en distintos niveles de atención en salud: promoción de salud, prevención, tratamiento y rehabilitación. Algunos temas recurrentes son la estructuración de rutinas y el desarrollo de habilidades y destrezas.

Por ello, es necesario recalcar que la principal herramienta que posee esta disciplina es la ocupación, la cual es aquella actividad con sentido en la que la persona participa cotidianamente y que puede ser nombrada por la cultura.

Rubén Soto Lovera

Director de la carrera de Terapia Ocupacional de la U. San Sebastián sede Valdivia