Inquietud por casos de violencia
La balacera ocurrida en calle Yerbas Buenas, en el centro de Valdivia, es una señal sobre hechos delictuales que debe atenderse. Sobre todo inquieta el involucramiento de niños, quienes probablemente llegan a estos contextos por guía de adultos que vulneran sus derechos...
Muy grave y una alerta que no puede ser olvidada, fue la situación de violencia vivida hace pocos días en el centro de Valdivia, cuando un grupo de personas que se desplazaba en un vehículo disparó sobre otro móvil estacionado al costado del Instituto Inmaculada Concepción y frente a salas del Instituto Comercial.
Aunque el hecho se registró el 8 de abril y nadie resultó herido, es importante que se continúe indagando y que lo acontecido no salga con tanta facilidad de la agenda noticiosa. Esto, porque resulta preocupante -por decir lo menos- que una balacera se produzca a cuadras del edificio de la administración de gobierno, frente a dos colegios con clases presenciales y al mediodía de una jornada hábil.
También lo es que ese delito esté vinculado a situaciones de microtráfico de drogas y que los seis investigados sean personas muy jóvenes, niños incluso (dos quedaron pendientes de una decisión del Tribunal de Familia); quienes fueron hallados con un automóvil robado, con armas hechizas y sustancias ilícitas, en una casa de la población Ménzel, un lugar de gente de esfuerzo, afectado por grupos de accionar ilegal.
Tristemente, lo acontecido no es inusual en varios sectores poblaciones de Los Ríos. Basta revisar las crónicas policiales de los medios informativos locales para comprobarlo: heridos que no quieren denunciar; decomisos cada vez mayores de sustancias ilícitas; incluso personas que no dejan actuar a Carabineros ante hechos graves; bandas desbaratadas con conexiones en varias comunas.
En este escenario, se echa de menos reacciones más firmes de parte de la autoridad y de la ciudadanía, respaldo al accionar policial y refuerzo de prevención. No basta con acompañar la conmoción de las comunidades escolares afectadas; es preciso dar señales que bajen la sensación de inseguridad comunitaria que queda tras esta vulneración del orden.
Es cierto que nuestra zona todavía no presenta los índices delictuales de otras regiones, pero hay señales que deben activar alertas. Sobre todo el involucramiento de menores de edad, quienes probablemente llegan a estos contextos por guía de adultos que los implican, vulnerando sus derechos y acercándolos a adicciones peligrosas.