Habla, escucha, siente,piensa
Un programa en la TV abierta nos mostraba, hace un tiempo, la forma cómo la policía (PDI) utiliza el enfoque que el cuerpo no miente para estudiar los distintos signos corporales para descubrir rasgos de comportamientos engañosos para ingresar al país. En verdad el lenguaje oculto expresa mucho más de lo que "declaran" las palabras. Es un reflejo de la vida que cada uno lleva a cuestas. El cuerpo no miente, como expresión, la acuñó en 1979 M.Cook en su libro "The Psychology of Interpersonal Perception", psicolingüista de la University College of Swansea. UK
¿Qué dicen los músculos, las vértebras, la sangre, las lágrimas, las risas más allá de las palabras? El cuerpo habla, escucha, siente y piensa. ¿Cómo entonces es que entronizamos la palabra (oral/escrita) como única forma de comunicar? Solo en las últimas décadas el interés por esta "lengua oculta" ha "seducido" a investigadores de diversas disciplinas. Los expertos en "c(k)inesis" (estudio del movimiento corporal), se preocuparon por este aspecto de la comunicación que conocemos como CNV.
Ray Birdwistel (1918-1994) en la década de los 40s sugirió que la palabra hablada ocupa un 35 % en la comunicación humana. Erwin Goffman (1922-1982) y Paul Ekman (1934- ), desde la sociolingüística, analizaron las expresiones particulares del cuerpo como la "distancia física" y otras interacciones, de la que tanto hemos escuchado en pandemia. El cuerpo también nos habla a nosotros mismos para transmitirnos estados de ánimo, condición de salud, felicidad o incomodidad como lo es la relación primaria que un bebé establece con su madre.
Así como existe una historia del pensamiento o de la palabra escrita, podríamos trazar también la historia del "lenguaje corporal".
Solo hace falta un instante de silencio para interrumpir todo aquello que nos llega a la mente en las distintas formas de "discursos" que estresan nuestros cerebros. Todo esto que llamamos "cuerpo" no es más que nosotros mismos, afirma el periodista y escritor español Osvaldo Bairrogia (1948- ) el cuerpo no solo siente, también piensa y transmite los venenos del alma" que nos deja el hedonismo, negacionismo, decontruccionismo, materialismo, consumismo de estos tiempos.
Omer Silva Villena osilvaville@gmail.com
El poroto Coscorrón
No son murtas en las laderas, no son chilcos escondiendo los esteros, ni tampoco son copihues bendiciendo nuestras cabezas en los senderos: es el poroto Coscorrón el que anuncia en los huertos el rojizo del otoño.Esta planta tradicional es de media guía, crece sobre los sesenta centímetros hasta un metro inclusive, por lo que es necesario ponerle varas y ramas desnudas para que encarame sus enredaderas de hojas verde oscurecidas. En San Carlos (comuna de Corral) los sembré en tres melgas, a un paso de los pallares, que han sido su cabecera.
Por un tiempo los coscorrones crecen y granan escondidos bajo las hojas, hasta que sin darse cuenta uno los encuentra enrojecidos como irresistibles gemas. Su capi nace verde y se jaspea de rojo aun pequeño, y después no cesa de pintarse hasta estarlo entero. Luego al secarse tiende a adquirir tonos más oscuros y apagados, como de vinos. Todavía deslumbran como ardientes ajíes cacho de cabra, asomándose entre su disminuida espesura.
El Coscorrón cocinado da un caldo claro, es blando y suave, de hollejo delgado. Suele dar en promedio de cuatro a seis granos por vaina, los que van desde una forma ovoide a una redondez un tanto alargada, siendo su cuerpo de un blanco cremoso, con apariencia de marfil. Lo que sin embargo llama la atención son las trazas y pintas, de tenues amarillos y dorados, que lo ornamentan hasta en algunos casos cubrirlo entero.
Con el tiempo se atenúan aún más aquellas peculiaridades, casi desapareciendo, y su hilum o boca se cierra con un gris denso; al final la semilla adquiere un fantasmal blanquecino de osamenta.
En abril las estaciones humanas atesoran los rojizos de su nostalgia, cristalizados en fantásticas llamas: la calidez del verano ido y la señal encendida de nuevos fríos, son los coscorrones a piel descubierta, como querríamos estar nosotros todavía, en los extraños afectos o el trabajo. Creo en los tactos y en las tibiezas desconocidas, creo en los cómplices gestos de la tierra; el que tenga piel para sentir, que sienta.
Juan Navarrete Espinoza Licenciado en Historia UACh
Derechos ¿y deberes?
Leo los artículos aprobados a la fecha por la Convención Constitucional y me sorprendo: 100 veces se menciona la palabra derecho(s) que deberán tener las personas, pero solo 15 veces se menciona la palabra deber(es) y del Estado; no se mencionan deberes que estarán obligados a cumplir las personas, ni con sus pares y menos con el Estado...Y recuerdo palabras de Mahatma Gandhi (1869-1948) pensador indio:"En la actualidad la gente solo se preocupa por sus derechos. Recordarle que también tiene deberes y responsabilidades es un acto de valor que no corresponde exclusivamente a los políticos" .
Luis Enrique Soler Milla lsolermilla@yahoo.es