Apoyar el trabajo de protección
Mejor Niñez presenta un nuevo enfoque para resguardar a menores. Ser Familia de Acogida es una forma de contribuir. También se puede colaborar con voluntariados y con generación de conciencia sobre el respeto a derechos fundamentales como la protección y educación.
Después de los dolorosos hechos que evidenciaron situaciones graves en el interior del Servicio Nacional de Menores (Sename) en 2016, se generó una reforma que llevó a una nueva institucionalidad para reguardar a los niños, niñas y adolescentes, cuyos derechos habían sido vulnerados. Así nació Mejor Niñez, que depende del Ministerio de Desarrollo Social, y que se hizo cargo de las residencias y programas de acogida, respondiendo a los acuerdos internacionales ratificados por Chile, respecto de brindar protección, garantizar no discriminación y velar por el "interés superior del niño".
Ese nuevo enfoque implica, entre muchos cambios, tratar de restaurar los vínculos de las familias afectadas por la vulneración y potenciar la participación infantil y juvenil -de acuerdo a sus respectivas edades- en las decisiones que se tomen frente a ellos.
En Los Ríos esa tarea se desarrolla desde la dirección regional de Mejor Niñez que lidera Esmeralda Espinoza, en línea con los Tribunales de Familia, coordinación con las Oficinas de Protección de Derechos (OPD) de los municipios y con diversas instituciones colaboradoras, que velan por brindar respuestas oportunas cuando se detectan riesgos o daños.
Además de esa red formal, esta labor de cuidado requiere del apoyo de la comunidad en programas como Familias de Acogida, el cual consiste en que particulares debidamente seleccionados cuiden de manera transitoria a menores de edad que han llegado al sistema.
También la ciudadanía puede aportar con voluntariados y con conciencia para detectar y denunciar oportunamente posibles vulneraciones.
Y ese último punto es importante hoy en la región, pues cada vez es más frecuente ver a adultos -muchos de ellos migrantes- que trabajan o piden dinero en la vía pública, acompañados por pequeños . Basta caminar por calles céntricas de Valdivia u otra comuna para constatar esa realidad preocupante, que implica riesgo, pues los niños y niñas tienen derecho a asistir a la escuelas y jardines infantiles, en vez de estar en las calles. Por lo mismo, se hace preciso activar entrega de información y ayuda para que padres y madres de escasos recursos puedan cuidar a hijos e hijas de mejor manera, sin separarse de ellos.