El camino
de la fe
En este tercer domingo de Pascua, el Evangelio de Juan nos presenta una nueva aparición del Resucitado a sus discípulos (Jn 21,1-19). Los discípulos, a pesar de que ya han tenido experiencia de Jesús resucitado, aún están desilusionados y sin fuerza. Pedro les dice: "Voy a pescar". De alguna manera es dar un paso atrás, es querer volver a lo que hacían antes de conocer y seguir a Jesús, es desandar el camino hecho como si nada hubiese pasado. Pero no pescaron nada esa noche, esto precisamente para indicar que no es en el "volver atrás" donde está el camino del discípulo de Jesús, que siempre debe avanzar. Era de noche, en las tinieblas y sin Jesús nada se puede lograr.
Es aquí donde entra en escena el Señor, al amanecer, que es donde nace la esperanza. La mañana es signo de que la larga espera de la noche tiene sentido. Las palabras de Jesús son de cariño: "Muchachos", aún son unos muchachos en la fe, aún tienen mucho que aprender y que caminar en el seguimiento. "Echen las redes" les dice y en el nombre de Jesús resucitado se puede lograr pescar y hacerlo en abundancia, con las primeras luces de la mañana y con la presencia de Él.
Que gesto de familiaridad y cariño tiene Jesús con los suyos, de tenerles preparado algo para comer. Es muy importante para los evangelistas el hecho de mostrar a Jesús resucitado comiendo junto a sus discípulos, para dejar claro que no es un espíritu, ni un fantasma, es verdaderamente Jesucristo que ha vencido a la muerte.
El diálogo final de Jesús con Simón Pedro lo purifica de la triple negación que ha hecho en el momento de la Pasión. A la vez que Jesús lo confirma a la cabeza del grupo de los Apóstoles, para apacentar su rebaño. Un buen pastor se medirá siempre a través de la confianza que deposite en el amor de Jesús: "Señor, tú lo sabes todo, sabes que te quiero".
La última palabra que Jesús le dirige a Pedro en el evangelio de este domingo es significativa: "Sígueme". Así como al comienzo del relato Pedro daba un paso atrás al volver a sus faenas de pescador, Jesús lo invita a colocarse de nuevo en camino en el seguimiento de Él, invitación que nos hace también hoy a nosotros.