Aparato para la ventilación de pacientes con problemas respiratorios recibió patente
INICIATIVA. Se trata de un dispositivo electromecánico originado en la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad Austral.
La pandemia obligó a realizar cosas impensadas. Y así surgió la patente de invención conseguida por la Facultad de Ciencias de la Ingeniería (FCI) de la Universidad Austral de Chile, quienes desde el Laboratorio universitario de fabricación digital LeufüLab lideraron un esfuerzo transdisciplinario para crear un aparato electromecánico para operar un dispositivo manual de ventilación para pacientes con problemas respiratorios.
El aparato se llama Ambu (Airway Mask Bag Unit) y aunque su mecánica parece sencilla, para un uso efectivo requiere de manos experimentadas, pues las condiciones de un paciente pueden variar y, con ello, las necesidades de ventilación en frecuencia e intensidad.
La patente recientemente otorgada a la UACh corresponde a un aparato que podría ayudar a reemplazar la labor manual que personal de la salud debe realizar en el momento crítico desde el comienzo de la crisis respiratoria hasta la llegada al hospital y, con ello, liberar el tiempo de personal médico tan necesario en situaciones de emergencia en general.
"Aunque no tiene forma de mano, en el fondo es una mano mecánica, diseñada para responder a las necesidades cambiantes del paciente en ventilación", explica el Dr. Guillaume Sérandour, director de LeufüLab, académico del Instituto de Diseño y Métodos Industriales, y director académico del Centro 14K de la FCI UACh.
El investigador remarca que "si bien nuestro trabajo fue gatillado por la pandemia de Covid-19, la utilidad de este instrumento va más mucho más allá", ya que el aparato, por su bajo costo de producción, autonomía (batería) y simpleza de uso, es ideal para centros médicos de todo tamaño apartados de hospitales de alta complejidad, para uso en emergencias como terremotos o similares, o en cualquier situación donde se deba optimizar el uso del tiempo del personal médico.
El origen
Guillaume Sérandour es europeo y por eso estuvo particularmente preocupado por la dramática crisis desatada primero en el norte de Italia y luego en todo el mundo. Pero estando a la cabeza de un laboratorio experimental de ingeniería, siempre se preguntaba cómo podía ayudar.
La respuesta llegó rápido, ya que al contar su laboratorio con un set de impresoras 3D, rápidamente él y su equipo se pusieron a la tarea de diseñar y producir protectores faciales para distribuir a la mayor cantidad de centros médicos posible. Lo que ocurrió después y que culminó en la patente del aparato electromecánico, es lo que en términos coloquiales se llama carambola.
"Como nuestro laboratorio fue el principal productor de protectores faciales de la Región de los Ríos -explica- comenzamos a recibir a funcionarios y médicos de casi todos los hospitales de la región, quienes venían a retirar los productos para sus instituciones y en las conversaciones con ellos comenzó a surgir esta necesidad de ayudar al personal médico de hospitales de menor complejidad e incluso de zonas aisladas", recuerda.
Dos cosas quedaron claras en esas conversaciones: un ventilador mecánico es una máquina carísima y muy compleja de administrar; y que si bien el paciente siempre es central en estas situaciones, se debe poner mucha atención a lo que está ocurriendo con el personal médico. "En eso, nosotros vimos un nicho en el cual aportar", precisa el Dr. Sérandour.
El decano de la Facultad de Medicina de la UACh, Dr. Claudio Flores, quien participó del diseño de de la patente, explica que no cualquiera puede utilizar un Ambu y que se necesita mucha experiencia porque es un procedimiento de acción y respuesta. Para el académico, el valor metodológico de esta innovación es que por primera vez a muy bajo costo un instrumento puede reemplazar de manera adecuada la acción experimentada de un profesional de la salud. "Un paciente que requiere este tipo de ventilación necesita a una enfermera, a una TENS o al propio médico al lado, administrando el oxígeno, lo que puede durar incluso varias horas", detalla.
El Dr. Flores agrega que esta identificación de una necesidad en un tramo tan específico de la atención de urgencia permitió un diálogo muy fluido entre la ingeniería y la medicina especializada en fisiología respiratoria: "Con el instrumento patentado se podría optimizar el tiempo del personal médico y también protegerlo de contagios, porque cubre con tecnología cuestiones esenciales de este procedimiento como la mantención de la frecuencia respiratoria, un volumen corriente de acuerdo a la variación del paciente, y además de manera distintiva cuenta con un botón PEEP, es decir, una válvula que permite mantener el pulmón distendido cuando se sale el aire".