El Gobierno de Turquía anunció que cuestionará la soberanía griega sobre una serie de islas en el mar Egeo, si Atenas no deja de estacionar ahí unidades militares.

"Las islas se dieron a Grecia bajo condiciones, pero Grecia las vulnera y militariza. Si no pone fin a esto, se cuestionará su soberanía sobre esas islas", advirtió el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu.

Agregó que "Grecia vulnera las condiciones del tratado de Lausana de 1923 y el de París de 1947, por los que recibió esas islas, y nosotros llevamos el asunto a la agenda internacional. Hemos escrito dos cartas a Naciones Unidas".

Turquía lleva tiempo acusando a Grecia de trasladar a militares y artillería a 18 islas, que se encuentran a pocos kilómetros de la costa turca, y de usarlas para fuerzas navales.

Ankara recuerda que el tratado de Lausana establece expresamente que en las islas de Lesbos, Samos, Quíos e Icaria no debe haber "fortificaciones ni bases navales" y solo deben contar con una fuerza militar "equivalente al contingente que hace el servicio militar".

Otras 14 islas del Dodecaneso, más al sur, fueron cedidas a Grecia en 1947 por Italia, que las dominaba desde inicios del siglo XX, con la condición de tenerlas "desmilitarizadas".

Grecia alega que sólo Italia podría denunciar una vulneración del tratado, porque Turquía no figura entre los firmantes del documento, concluido entre Roma y los vencedores de la II Guerra Mundial.

Çavusoglu reprochó a Atenas también por hacer "lobby" para dificultar la venta de cazas F-16 estadounidenses a Turquía, y la acusó de "un complejo de inferioridad" que la hace atacar a Turquía de forma continua.

Ambos países llevan décadas con roces por el dominio militar en el Egeo, pero en los últimos años se enfrentan, además, por la delimitación de las zonas económicas exclusivas en el Mediterráneo oriental, donde hay yacimientos de gas natural.

Un periodista británico llamado Dom Phillips, colaborador de The Guardian, y el trabajador del Instituto Nacional Indígena de Brasil, Bruno Araújo Pereira, se encuentran desparecidos desde el domingo en medio de sus investigaciones sobre medioambiente en el Amazonas.

Ambos habían sido amenazados por su trabajo, según afirma la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que pidió a las autoridades locales "atender con urgencia" la situación.

Phillips, de 57 años, quien reside en Salvador de Bahía desde hace 15 años y también es colaborador de The Washington Post y The New York Times, se dirigía a la zona con el fin de realizar entrevistas para un libro sobre medioambiente, según The Guardian.

Según la SIP, con sede en Miami, asociaciones de indígenas reportaron la desaparición de Phillips y de Pereira en una de las zonas más recónditas del Amazonas: el valle de Javarí, una extensa región de ríos y selva, fronteriza con Perú, que alberga al mayor número de indígenas aislados del mundo. El lugar está amenazado por la pesca y la minería ilegal y en los últimos años se ha convertido en una ruta del narcotráfico..

Medios locales informaron que los investigadores emprendieron su viaje el pasado viernes y se esperaba su regreso a Atalaia do Norte para este lunes.

Fueron vistos por última vez el domingo y viajaban en una embarcación nueva, con 70 litros de gasolina, a la altura de la comunidad de Sao Gabriel, a algunos kilómetros de Sao Rafael.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, deseó este martes que tanto el periodista británico como el indigenista "sean encontrados", pero admitió entre las hipótesis está que "haya sido un accidente" o que "hayan sido ejecutados. Realmente, dos personas en un barco, en una región de esas, completamente salvaje, no es recomendable. Todo puede ocurrir".

Al cierre de esta edición, el comando militar de la Amazonía mantenía la búsqueda de los hombres por tierra y río.

Una inédita caravana de cerca de 15.000 migrantes continúa su avance por el sur de México en un acto de presión para exigir visas humanitarias que les permitan transitar a EE.UU., donde por estos días la Cumbre de las Américas aborda como tema prioritario la inmigración.

La caravana se detuvo en Huixtla en busca de un acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM) para conseguir documentos para este grupo de extranjeros que marchó más de 42 kilómetros desde Tapachula (frontera con Guatemala) en las últimas 48 horas.

El defensor de migrantes y director del Centro de Dignificación Humana, Luis Rey García Villagrán, aseguró que recibió una llamada del comisionado del INM, Francisco Garduño, en la que se comprometió a atender en trámites migratorios a los migrantes.

Compartió que si los atienden conforme a la ley y les otorgan visados de residentes o visados por razones humanitarias con valor de un año en territorio mexicano, ellos aceptarían.

"Porque van a trabajar (el INM), según sus propias palabras, las 24 horas del día para ir probando los primeros mil y así sucesivamente hasta que tengan el documento que les permita transitar por territorio mexicano", añadió García Villagrán.