"Bajar jornada laboral fue un acuerdo con los trabajadores; no dependía solo de mí"
MEDIDAS NUEVAS. Valdiviana fue recientemente reconocida por ser pionera en implementar una reducción en las horas de trabajo en su empresa.
La semana pasada, representante del Ministerio del Trabajo y Previsión Social se trasladaron hasta la región de Los Ríos para entregar el "Sello 40 Horas" a tres empresas de Máfil (Dulce Lluvia, Runca, Cerveza Bundor), y a una de la capital regional.
La valdiviana reconocida fue Extintores Alfa Valdivia SPA, empresa con 17 años de trayectoria regional y que ha logrado expandir servicios hacia otros puntos del país. El premio se debió a que fue pionera en este tema y sus trabajadores completan sólo 40 horas de labor semanal, desde 2019.
Su fundadora, propietaria y actual gerenta es Lila Rosario Barrientos Pereira, quien junto a su esposo Gabriel Villagrán (Q.E.P.D.), dieron vida en 2005 a la empresa que en la actualidad da trabajo a nueve personas.
La empresaria tiene 54 años de edad y nació el 7 de noviembre de 1967 en Valdivia. Se casó en 1989 con Gabriel Villagrán, quien falleció en mayo de 2020 a causa de un agresivo cáncer. Juntos tuvieron dos hijos llamados Stefany Alejandra (33) y Álex Mauricio (29); además de dos nietos: Mía Antonella (14) y Gabriel Alonso (10).
Lila Barrientos cursó su enseñanza básica en la ex Escuela N°6 de Niñas, ubicada en el sector de Barrios Bajos; y luego inició su educación media en el ex Liceo Huachocopihue, donde cursó primero y segundo medio. Luego ingresó al Centro de Educación de Adultos Luis Moll Briones, para poder trabajar de día.
"Terminé mi cuarto medio y al siguiente año me casé. A pesar de que tenía buenas notas, era muy difícil para mi familia poder optar a educación superior en esos años. Era muy complicado para las familias de escasos recursos, así que seguí trabajando. Desde pequeña me acostumbré a trabajar para ayudar a mi mamá y a mi familia", recordó al respecto.
Consultada por su trayectoria laboral, la empresaria recuerda que "he hecho de todo en mi vida. Trabajé como empleada doméstica desde muy pequeña y, ya casada, trabajaba vendiendo cosas. Los fines de semana hacía venta de empanadas, de humitas, de pastel de choclo, de berlines, de todo lo que podía. Lo hacíamos en la casa de mi mamá y mi esposo entonces tenía un colectivo en que salía a repartir.
Hacíamos dos ventas al mes y me iba bastante bien, así que podía aportar a la casa".
Posteriormente, ingresó a trabajar en una empresa local de extintores, donde estuvo durante 12 años y sostiene que "aprendí una buena parte de lo que sé hoy. Empecé como vendedora, a pesar de que no tenía ningún conocimiento sobre extintores, por lo que empecé a estudiar por mi cuenta, a buscar información en la biblioteca, y me fui preparando. Después se me dio la posibilidad de ser secretaria de ese lugar, hasta que un día me metí a cargar un extintor, y me empapé de este mundo. Después empecé a salir a trabajar a terreno, cargaba extintores, y ya no había para donde más crecer, por lo que un día le dije a mi esposo que quería volar con mis propias alas".
¿Cómo dio el paso para salir de la empresa donde trabajaba y crear su propio emprendimiento?
- Si bien en esta empresa hacía muchas cosas, yo quería ir más allá. Yo quería poder explicarle a los clientes y hacer cambios. Por ejemplo, en esos años a todo el mundo se le cobraba una recarga de extintor, y yo empecé a estudiar y me di cuenta de que no era necesario recargar todos los años un extintor, porque los polvos no tienen vencimiento. Yo quería llevar una empresa por el camino correcto, con transparencia, porque la confianza que el cliente deposita en uno es primordial para tener éxito.
Un día tuvimos un problema con mi jefe, porque yo le pedí un aumento de sueldo, ya que mi remuneración era muy baja y yo veía que la empresa sí estaba creciendo, en buena parte gracias a mi trabajo.
Él no me dio el aumento, entonces le expliqué que iba a poner mi propia empresa de extintores, e incluso me apoyó y me dijo que yo era capaz de hacerlo. Yo creo que lo que él nunca pensó es que yo podía crecer harto.