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¿Cómo logró concretar esta idea?
- Mi esposo fue el principal gestor. Le pedí ayuda a él porque yo no tenía cómo. Él ya trabajaba en la Mutual de Seguridad, por lo que tenía un sueldo fijo y tuvo acceso a comprar dos vehículos, una camioneta y un automóvil que habían sido dados de baja de la Mutual y que los fuimos a buscar a Santiago. Entonces él me propuso venderlos para que yo empiece con un capital, con la promesa de que yo tenía que sacar adelante la empresa, y yo me comprometí a responderle.
En 2005 inicié este trabajo. La plata la invertimos en arrendar y remodelar un local muy pequeño que estaba en Picarte N°2915 y que tenía una oficina y un taller muy pequeño. Además compramos un furgón Suzuki de esos que tienen forma de pan de molde. En este sueño me apoyó también una amiga de toda la vida, quien asumió como secretaria. Yo salía a buscar extintores, los recargaba, los entregaba, y ella facturaba.
¿Cómo fueron esos primeros meses de trabajo?
-Fueron muy difíciles, pero afortunadamente siempre he tenido gente a mi alrededor que me apoya en momentos complicados. Mi esposo muchas veces tuvo que pagar el sueldo de mi amiga, porque no había dinero. También me ayudaba a pagar la luz, el agua y el teléfono, que era lo esencial para seguir trabajando, junto con el combustible del vehículo. Así empezamos a funcionar.
Mi primera empresa cliente grande fue APSA, que queda en Paillaco. Yo iba sola a cargar los extintores allá. De hecho, estuve cuatro años trabajando sola en extintores, y con mi amiga como secretaria.
¿De qué manera logra comenzar a consolidar su negocio?
- Yo siempre he sido busquilla, entonces empecé a ir a todas las capacitaciones que hacía Sercotec, y en una de esas reuniones había una empresa que certificaba bajo una norma chilena de gestión. En Sercotec que me apoyaron para poder certificarme bajo esta norma, y la cual me dio parámetros para mejorar la gestión de mi empresa. Me gané un Capital Semilla con ellos, y creo que esa fue la clave que me dio las herramientas para crecer.
Luego de eso, en conversaciones con mi marido, le decía que quería probarle a mis clientes que yo efectivamente hago el trabajo por el que están pagando. Que yo lo abro el extintor, lo reviso y lo recargo o mantengo. Buscando, encontramos unas argollas plásticas de colores, que yo las introduje a mi negocio para demostrarle a mis clientes que el trabajo por el cual ellos pagaban, lo hacía. Eso me dio muy buenos resultados.
Así empecé a tener más clientes, y otra de las primeras empresas grandes que tuve fue Colun, que actualmente los sigo atendiendo. También comencé a realizar capacitaciones para darle un valor agregado a mi empresa, porque no sólo vendía extintores, sino que además les ayudaba a capacitar a su personal para que ellos supieran que los extintores estaban ahí para su seguridad y que debían saber utilizarlos.
Luego de cuatro años pude tener al primer trabajador contratado en mi empresa, que era un joven que recién había salido de enseñanza media. Con su apoyo me di cuenta de que yo podía hacer cualquier cosa.
¿Dónde están ubicados actualmente? ¿De qué manera fueron progresando en ese sentido?
- Hoy estamos ubicados en calle Bombero Hernández N°136, en Las Ánimas, aunque desde 2014 a 2020 también estuvimos en René Schneider N°71, que era un lugar un poquito más grande, pero siempre tuvimos la perspectiva de tener algo propio.
Mi primera meta fue comprarme un vehículo más grande, lo que conseguimos en 2010, una (Peugeot) Boxer que era usada pero que estaba en buen estado, y la armamos como un taller móvil en la parte de atrás para poder trabajar en terreno. Luego la siguiente meta fue comprarnos una cero kilómetro, lo que logramos hacer en 2018. El próximo paso era tratar de buscar una casa con sitio para ampliarnos y también tener estacionamiento para nuestros clientes.
En septiembre de 2019 un amigo de mi esposo vendía una propiedad en Las Ánimas, que estaba a buen precio, y luego de que tuvimos algunos retrasos por el estallido social, en febrero de 2020 finalmente la compramos y nos la entregaron. Empezamos a trabajar en remodelarla y nos fijamos la meta de que en junio íbamos a estar trabajando acá.
Sin embargo, en marzo mi esposo empezó a enfermar, en abril lo diagnosticaron con un cáncer terminal, el 10 de mayo falleció y mi mundo se vino abajo. Fue súper difícil salir adelante, pero tuve que hacerlo porque era nuestro esfuerzo de toda la vida. Mi secretaria tomó las riendas del negocio por algunos meses, y mi equipo de trabajo fue el gran responsable de que esto no se fuese a pique. Hasta que finalmente a principios de agosto de 2020 nos trasladamos a Las Ánimas.
¿Cuál es su personal en la actualidad? ¿Cuán importantes son ellos para usted?
- Hoy somos nueve trabajadores, incluyéndome. Son seis técnicos en extintores que trabajan en taller; son dos administrativas que son mi secretaria y mi hermana que se dedica a la parte contable y laboral; y yo que también me dedico a la administración y si tengo que salir a cargar también lo hago.
Ellos son la base fundamental de esta empresa. Ellos son los que salen a trabajar a terreno, ellos son la cara de la empresa, ellos son lo que yo quiero transmitir a nuestros clientes, y lo hacen perfectamente. Si ellos no estuviesen aquí, la empresa no hubiese surgido como lo hizo. Ellos son la base.
¿Quiénes son principalmente sus clientes en la actualidad?
- En estos momentos estamos trabajando desde Santiago a Chiloé. Trabajo con Telefónica del Sur desde Rancagua a Chiloé, atiendo a Cooprinsem desde Santiago a Chiloé, a Soprole en sus plantas de Osorno y Los Lagos, atiendo a Colun en todas sus dependencias, trabajo con Asenav, tengo licitaciones ganadas con el Servicio de Salud Osorno en donde atiendo a todos los hospitales de la provincia de Osorno, trabajo con Arauco, con Cervecería Kunstmann, con la Clínica Alemana, con el Hospital Base Valdivia, con muchas agrícolas también, me gané una licitación del Daem de Valdivia, trabajo con colegios particulares, por lo que tengo una cartera de clientes bastante importante. Gracias a Dios el trabajo no nos falta.
¿La pandemia afectó su trabajo de alguna manera?
- Sí nos afectó bastante, nos tuvimos que apretar el cinturón, pero gracias a Dios tenía mis ahorros y no despedimos a nadie para la pandemia. Lo que sí nos favoreció es que atendemos a muchas empresas y servicios que son de primera necesidad como hospitales, la telefonía y servicentros. Trabajamos en menos cantidad, pero pudimos salir airosos. Sin embargo, todavía estamos en tiempos difíciles, con una inflación tremenda, con todos nuestros insumos y materias primas que están al doble de lo que las comprábamos hace dos años. Es difícil mantenerse, pero estamos bien y preparados para seguir trabajando. Nuestro desafío es llegar a ser reconocidos a nivel nacional.