El descendiente de clan samurái que fue líder en la sombra y tuvo el mandato más largo de Japón
ATENTADO. Shinzo Abe, quien debió dejar por enfermedad su cargo como primer ministro, seguía vinculado a la política por su cercanía a Fukimo Kishida.
Efe
Tras convertirse en el primer ministro nipón más longevo en el cargo y abandonar el poder en 2020 después de ocho años en el cargo, Shinzo Abe seguía siendo el político más influyente del país.
Abe, de 67 años, fue el mentor del actual primer ministro de Japón, Fumkio Kishida, quien ha mantenido los principales pilares de la estrategia política de su predecesor desde que llegó al poder en octubre del año pasado.
Pese a su retirada de la primera plana, el carisma del "halcón" Abe y sus frecuentes pronunciamientos sobre temas espinosos, como la reforma de la Constitución pacifista nipona, seguían definiendo la agenda del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD).
El antiguo mandatario no poseía ya ningún alto cargo oficial en el Gobierno ni en su partido, aunque mantenía su escaño de parlamentario, lideraba la principal facción dentro del PLD y, según los medios políticos, manejaba a su antojo los hilos de la formación conservadora.
Nacido el 21 de septiembre de 1954 en Tokio y criado en la prefectura de Yamaguchi, la región en la que se asentaba el clan samurái del que desciende su familia, Abe llevaba la política en las venas.
Su abuelo materno fue el imperialista primer ministro Nobusuke Kishi, encarcelado durante tres años como criminal de guerra tras la Segunda Guerra Mundial, aunque luego exculpado y elegido primer ministro de 1957 y 1960. Su padre, Shintaro Abe, fue ministro de Asuntos Exteriores en los gobiernos de Yasuhiro Nakasone en los 80.
Del legado político de Abe destaca el mayor perfil internacional que adquirió Japón bajo su mando, estrechando relaciones con EE.UU. y con la Unión Europea y tratando de mejorar los lazos con Moscú, con quien Tokio mantiene disputas territoriales, aunque este acercamiento se truncó con la invasión rusa de Ucrania.
También lo fue su giro hacia una política de mano dura con Corea del Norte, con cuyo régimen Tokio había sido relativamente benévolo hasta que se confirmó en 2002 una trama de Pionyang para secuestrar japoneses que el propio Abe trató solventar como negociador jefe del Gobierno nipón.
Otro de sus grandes hitos fue "Abenomics", su estrategia económica coordinada con el banco central nipón ideada para sacar a la tercera economía mundial de su largo ciclo deflacionario a base de un cuantioso gasto público y de tipos de interés ultrabajos.
Abe, a pesar de su maltrecha salud -se retiró en 2020 por una enfermedad estomacal y ya abandonó un breve mandato previo en 2007 por motivos similares-, se implicó en la campaña participando en actos en todo el país, hasta que en uno de ellos encontró la muerte.