La Cámara Chilena de la Construcción, CCHC, ha invitado a reflexionar en Valdivia sobre la seguridad laboral. El énfasis institucional está en su rubro; pero la temática cruza todos los espacios de trabajo, donde el bienestar de las personas debe ser algo prioritario. Y no solamente porque hay legislación al respecto; sino por conciencia y sentido común.

Durante los dos años de pandemia, el énfasis en los distintos ámbitos de la actividad económica ha estado en las medidas de protección sanitaria para continuar funcionando de la mejor manera posible. Y fue necesario. De otro modo el país se paralizaba y la crisis actual sería todavía más profunda. Aún es preciso mantener esos resguardos (recordemos que los casos de covid-19 aumentaron en julio en 43% en Los Ríos), pero ahora las condiciones generales también permiten retomar otras materias del ámbito de la prevención de riesgos, como los accidentes y enfermedades profesionales, que siguen presentes -lamentablemente- en la cotidianidad de las empresas e instituciones.

De acuerdo a cifras entregadas en abril por el Ministerio del Trabajo, la tasa de accidentabilidad nacional es de 2,6 por cada diez trabajadores y la mayoría de los casos corresponde a emergencias ocurridas en trayecto desde o hacia el lugar de empleo. En cuanto a las enfermedades, las causadas por problemas de salud mental lideran las listas con el 51,5% de los casos. Este punto plantea un desafío adicional, considerando que las condiciones laborales y los ambientes de trabajo cambiaron luego del proceso obligado por el coronavirus.

En la región se registra un promedio de tres accidentes laborales por semana y es entre las pymes donde la frecuencia aumenta; sin embargo, los hechos de mayor gravedad -de acuerdo a datos ministeriales- se generan en las faenas forestales y en la construcción. En ese contexto, la iniciativa de la CCHC, que se extenderá hasta mañana, cobra plena vigencia y es un llamado de alerta y de reflexión para toda la comunidad, pues existen reglas simples y básicas que se puede aplicar en toda circunstancia: usar los implementos de seguridad; mantener autocuidado en el transporte, ya sea como conductores o peatones; aprender que dedicar algunos minutos a actuar con precaución, jamás es tiempo perdido.

Aprender un idioma extranjero se trata de crear conexiones: conexiones con otras personas, con una Lebenswelt (el ámbito de realidad que se da por descontado) previamente desconocida, con nuevas perspectivas. Ampliamos nuestros horizontes y aumentamos nuestra comprensión del mundo. ¿Por qué es tan popular en Japón una serie de Netflix que envía a niñas y niños pequeños a hacer recados? Si dominamos idiomas extranjeros, también podemos acercarnos al arte y la cultura respectivamente. Podemos disfrutar de la literatura, el arte y la música en su idioma original y acercarnos a su marco de referencia. ¿Por qué se sienten incómodos muchos alemanes cuando caminan por Valdivia y ven banderas en negro, rojo y dorado o, peor aún, en negro, blanco y rojo?

El solo hecho de conocer el contexto, de dominar los códigos de una lengua y cultura extranjera nos permite detectar matices, entender chistes y captar cosas que posiblemente ni existen en nuestro propio idioma o contexto cultural.

El aprendizaje de un nuevo idioma abre oportunidades para que no solo entendamos mejor a los demás, sino también a nosotras y nosotros mismos, porque aprender idiomas nuevos es conocer otras perspectivas. A través de una variedad de perspectivas podemos aprender a ver con otros ojos y a reflexionar sobre las propias prácticas.

Claro, para la gente que ame viajar, aprender idiomas extranjeros es algo obvio. Pero también para quienes están menos dispuestos a viajar, el aprendizaje de idiomas puede traer tremendo beneficio, porque te permite compartir globalmente tus ideas y abrirte a nuevas plataformas. El internet es la ventana al mundo que te deje conectar con personas y culturas a nivel mundial y formar relaciones significativas sin siquiera salir de casa.

Y para las personas que disfrutan desarmar cosas, examinarlas y volver a armarlas: ¡eso también es aprender idiomas! Los lenguajes son sistemas complejos con su propia lógica, pero también con paralelismos con lo que ya conocemos.

¿Estás buscando un desafío y alimento para tu cerebro? ¿Qué tal un curso de idiomas? Por cierto, el aprendizaje de idiomas no es solo para mentes jóvenes: ¡quienes aprenden cosas nuevas en la vejez están ayudando activamente a prevenir la demencia!

Nicole Bachmann

Asistente de Idioma DAAD. Centro de Idiomas, Uach