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Una vez que se cuente con los protocolos respectivos, se espera iniciar el reclutamiento de pacientes para el estudio en fase 1 durante lo que queda del año y en 2023.
La investigación será con aquellas personas diagnosticadas con cáncer de vesícula biliar en grado 3 o 4, donde TAPCells entraría como segunda línea de tratamiento eventualmente a cambio del paliativo. Serán administradas cuatro dosis en total con lo que se espera ver si efectivamente se logra prologar la expectativa de vida.
"Esta vacuna ha sido probada en otros tipos de cáncer. Si bien no ha revertido la enfermedad, se ha logrado prolongar la tasa de sobrevivencia del paciente. En el campo del cáncer de vesícula biliar es una incógnita cómo podría funcionar, por eso necesitamos hacer los estudios. Aunque la esperanza siempre será poder terminar con la enfermedad, sabemos que lo que tenemos más a mano son herramientas para extender de un par de meses a tal vez varios años la esperanza de vida de los pacientes", explica Claudia Quezada, también doctora en biociencias moleculares.
El estudio local igualmente es parte de otro proyecto en el que están involucrados el Hospital Clínico de la Universidad de Chile y el Instituto Nacional del Cáncer.
Alianzas
TAPCells se basa en la "capacitación", a nivel de laboratorio, de células inmunes provenientes de sangre de pacientes oncológicos, de manera que reconozcan y eliminen las células tumorales cuando les son devueltas a través de vacunas. Se está aplicando desde 2009 y entre estudios clínicos y pacientes particulares se contabilizan aproximadamente 400 personas.
La tecnología fue desarrollada por la Universidad de Chile (dueña de la patente) y luego se creó Oncobiomed S.A. para apoyar la transferencia tecnológica y el vínculo con el mercado. "Hemos tenido buenos resultados en pacientes con melanoma, en relación a la sobrevida que es mucho mayor a la que se podría haber obtenido con otras terapias", dice Cristian Pereda.
Y agrega: "El tema de expandirnos a pacientes de otras regiones tiene una limitante técnica relacionada con el funcionamiento de un banco de sangre que requiere de cierta especialización. Depende además del estado en el que se encuentren los pacientes, como para aceptar someterse al tratamiento que no es para nada invasivo".
La terapia fue desarrollada en el laboratorio de inmunología anti-tumoral de la Universidad de Chile, espacio que mantiene una colaboración permanente con la académica Claudia Quezada. Ello ha permitido proyectar que en algún momento se pudiera aplicar estudios clínicos en Valdivia. Lo que finalmente se ha materializado con etapas previas en las que incluso se adjudicó fondos Corfo para hacer capacitaciones y levantar un convenio con el Hospital Base Valdivia, entre otras metas.
Junto con valorar los avances, Cristian Pereda también destaca las grandes potencialidades del acceso a TAPCells a pacientes de Valdivia. "Enfocarnos en el cáncer de vesícula biliar sin duda que permitirá abrir un campo no explorado incluso en el paradigma de los oncólogos de que eventualmente consideren otro tipo de terapias para sus pacientes. Es una nueva tecnología, es chilena y tener un estudio clínico en Valdivia será súper potente en términos de ayuda con algo que es de última generación".
El prometedor futuro de lo que pueda ocurrir en Valdivia y la Región de Los Ríos también abriría una ventana a colaboraciones internacionales que se puedan lograr con TAPCells. De momento hay un acuerdo con un grupo de terapia celular en Brasil para hacer estudios clínicos en fase 3 con pacientes con melanoma. La ventaja sería acceder a una población diez veces más grande que la de Chile y lograr la aprobación de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, que es de referencia mundial en esta materia.
Pocos estudios
Por contradictorio que parezca, la alta incidencia del cáncer de vesícula biliar no está relacionada con el desarrollo de más estudios para contribuir a su entendimiento e incluso a la prevención. Por eso es que se le califica como un "cáncer huérfano" y sin el protagonismo científico que tienen, por ejemplo, el cáncer de mama o de próstata.
Ignacio Niechi, co investigador en el proyecto "Terapia personalizada para el tratamiento de cáncer de vesícula biliar", explica: "La principal razón es porque es prevalente en Chile, no así en potencias europeas o en Estados Unidos donde se hacen las grandes investigaciones científicas de alto nivel. En términos simples, a ellos no les interesa estudiarlo".
Desde ese punto de vista es que lo que está ocurriendo en Valdivia reviste un grado de importancia mucho mayor.
"En los países desarrollados hay baja incidencia, pero también hay un fracaso terapéutico. Por eso una alternativa que provenga del sur de Chile perfectamente podría acoplarse a los tratamientos que se están realizando en esos países", explica Niechi, ingeniero en biotecnología molecular y doctor en bioquímica.
Y agrega: "Lo que estamos haciendo acá es algo pionero, no solamente porque se busca encontrar nuevos tratamientos, sino también porque se busca personalizarlos. De todas maneras no podemos desconocer que en la relación del oncólogo con su paciente siempre se agotarán todas las posibilidades antes de considerar una terapia nueva que nunca se ha probado. Es lógico".
¿Pero considerando que en muchos casos el tiempo de vida del paciente es limitado, no sería mejor asumir la nueva terapia inmediatamente?
Niechi, responde: "Cuando se está en medio del tratamiento de un cáncer las decisiones se toman con mucho cuidado. Tal vez es lógico pensar que se está perdiendo el tiempo. Pero qué pasa si se suprime la quimioterapia y se reemplaza por la terapia alternativa que bien puede no funcionar. El equilibrio es muy delicado en medio de una realidad cierta de que el paciente pudiera fallecer en cualquier momento".
La aplicación de TAPCells en cáncer de vesícula biliar es experimental. Pero tiene el antecedente de que ha funcionado en otros tipos de cáncer.
"Si la vacuna resulta beneficiosa le estaremos dando al Hospital Base Valdivia otra alternativa de tratamiento. Chile tiene una deuda en materia de investigar este tipo de cáncer con más detención y por eso agradecemos la asignación de fondos y el respaldo de las instituciones que nos han permitido avanzar en algo que sabemos puede marcar la diferencia", concluye la doctora Quezada.
Respaldo
La aprobación del presupuesto es la pista más concreta para entender que desde el Gobierno Regional se ve con buenos ojos lo que esta realizando el equipo de la UACh.
"La investigación nos confirma aún más que nuestros esfuerzos y propósitos están caminando hacia el rumbo correcto, con el fortalecimiento del conocimiento, innovación y tecnología que se han convertido en parte de nuestras estrategias regionales, y por supuesto a través de la alianza con instituciones públicas y privadas dedicadas a la investigación y ciencias en salud", asegura el gobernador Luis Cuvertino.
"Valoramos la transferencia de conocimientos a la salud pública que se está desarrollando con el proyecto y entendemos que la concreción del procedimiento posicionará al Hospital Base Valdivia como pionero en la aplicación de la nueva terapia", dice el consejero regional Juan Taladriz.
Exportar el modelo es algo que destaca el consejero Patricio Fuentes. "Se espera proyectar esta iniciativa a otras regiones. Por lo que es importante invertir y direccionar el gasto en el FIC entendiéndolo, en este caso, como la entrega de conocimientos a otros lugares del país que necesitan precisamente ayuda frente a enfermedades catastróficas".
"Chile tiene una deuda en materia de investigar este tipo de cáncer con más detención y por eso agradecemos la asignación de fondos y el respaldo de las instituciones que nos han permitido avanzar en algo que sabemos puede marcar la diferencia".
Dra. Claudia Quezada, Directora proyecto FIC
130 millones de pesos es el presupuesto para el proyecto. Corresponde a una cifra resultante de los aportes propios y del Fondo de Innovación para la Competitividad.
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