Un juez, un crimen y una mujer corazón de escarcha
"Juro decir la verdad" es la novela del abogado y escritor Rodrigo Téllez, un juez de Puente Alto que se inspiró en los tribunales chilenos para contar la historia del asesinato de un abusador infantil.
Con la novela "Juro decir la verdad" (Das Kapital), el abogado y escritor chileno Rodrigo Téllez se sumergió en la realidad de un tribunal de familia que va tras las pistas del homicidio de un sospechoso de abuso infantil.
La narración de Téllez adoptó libremente el formato del acta judicial para contarnos, en la voz del asistente social Juan Andrés Guerra, lo que sabe sobre la muerte de un sospechoso de haber abusado de su hijastra.
En el hecho narrado también se ve envuelta la severa magistrada María Esperanza Bulnes, otro personaje importante de la trama, apodada "Corazón de Escarcha" por lo implacable que son sus sentencias sobre justos y pecadores.
Así la define el propio interrogado: "Sobre su pregunta, en el tiempo en que he trabajado con la señora María Esperanza me he formado la opinión de que es una profesional competente y de carácter irritable; esto último no es solo resultado de su formación y de sus limitaciones de salud, también viene dado por su lucidez y la poca tolerancia ante la lentitud de entender de los demás".
EL juez escritor
Antofagastino, Rodrigo Téllez se vino a Santiago a estudiar Derecho a los 18 años, siguiendo a sus hermanos mayores. Su padre falleció cuando era pequeño y la figura de su madre, profesora de Castellano y frecuente lectora, forjó una línea de mujeres fuertes que han jalonado su vida. En ellas palpita esa "Corazón de Escarcha", que se vuelve muy entrañable a lo largo de las páginas.
"Me ha tocado conocer y estar cerca de mujeres que tienen cierta dureza, pero no en mala onda, sino que es como entereza, es fortaleza de carácter lo que tienen. Son mujeres estructuradas y que dicen lo que piensan, lo que quieren decir y no dudan, son claras. Siempre me han parecido muy atractivas, producen toda una estructuración alrededor de ellas que es bien interesante ver cómo se humanizan los grupos de su entorno", explica Téllez.
Cuenta, además, que lo sorprendió mucho que los personajes tomaran cierta vida propia mientras iba desarrollándolos: "Leyendo a Patricia Highsmith en su 'Suspense. Cómo se escribe una novela de intriga', ella dice que no está muy de acuerdo con que los personajes se independicen, que tomen vuelo, pero a mí me pareció tan sorprendente ese camino, ese deambular que iban teniendo y ver cómo se entrelazaban. Lo bueno es que siempre tuve una estructura de acción, sabía lo que iba a ocurrir".
-Usa un epígrafe de William Blake que habla sobre la maldad que acecha y la furia del justo...
-Sí, y me gusta esa idea de que en el fondo los que obran mal muchas veces están más tranquilos que los que obran bien. También tiene que ver con la indignación que te producen ciertos actos y cómo esta indignación también supone una pérdida de perspectiva. Da cuenta de la lectura épica y que cuando estamos indignados no somos necesariamente buenos.
Escribir jugando
Actualmente, Rodrigo Téllez trabaja en un tribunal civil de Puente Alto y dice que ha hecho bastantes desplazamientos durante su carrera: trabajó en Puerto Cisnes, Copiapó, Temuco, Concepción, Los Ángeles y ahora en la capital.
-¿Qué le han dicho sus compañeros de trabajo sobre la novela que escribió?
-Los que la han leído, que no han sido tantos porque no lleva tanto tiempo publicada, me han dicho que les había gustado mucho, que estaba bien escrita. A otros les ha gustado que se vea que los jueces pueden hacer otras actividades aparte de impartir justicia. Y también tienen la esperanza de que se vea en parte cómo es el trabajo judicial, cómo es el sistema dentro del poder judicial. Sin embargo, yo creo que eso ya me excede un poco.
-¿Cómo empezó a formarse esta novela?
-No era un objetivo mío el escribir esta historia, más bien era un ejercicio que tenía mucho de juego, algo muy lúdico. Pensé en un personaje con fuerza, que fuera protagonista de la acción, pero que no fuera quien narrara los hechos. Así fui probando las voces y fui armando la estructura. Lo curioso fue dar con este tono narrativo como de acta judicial, que acota un poco la acción y también los momentos más introspectivos. Esa forma de narrar requería que el personaje siempre estuviera haciendo cosas, aunque fueran muy sencillas: desplazándose, conversando, haciendo algo.
- Fue un proceso más personal ponerse a escribir, entonces.
-Sí, fue casi como una forma de meditación. Entretanto, hablé con un amigo que escribe y él me sugirió que partiera escribiendo sobre mi trabajo. Leyó lo que había escrito y me dijo que le parecía que yo podía intentar con una novela. Después, las cosas se independizaron, yo había leído de Peter Sloterdijk un libro que se llama "Ira y tiempo", donde él plantea que existe lo que podríamos llamar el "Eros y el Tanathos" y entremedio está lo que podríamos llamar el Thymos, que es una especie de sensación de orgullo que podría ser creativa o destructiva. Si presento un hecho en el que el lector y los personajes se siente agraviados por esa situación, ése es como el motor. Por ejemplo, una situación como el abuso sexual a un niño afecta más allá de la víctima: indigna a todos. También podría suceder con el abuso en el trabajo, con el aislamiento, el bullying: todo eso va generando una herida que te moviliza, ese es el motor emocional de la novela "Juro decir la verdad".
-¿Cuánto de su trabajo se trasluce acá, en este libro?
-En mi trabajo vi las cosas que son más llamativas y que generaban un efecto emocional. Podía ver cómo operaba para mí todo eso. Podía sentirlo y verlo.
el escritor y abogado rodrigo Téllez trabaja en un tribunal civil de puente alto.
"Juro decir la verdad"
Rodrigo Téllez Lúgaro
Glück Libros & Das Kapital Ediciones
246 páginas
$13.600
Por Amelia Carvallo
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