1941 (2)
Continúo en este espacio una reflexión publicada ayer en este espacio y titulada 1941.
¿Por qué hay tantos en Chile que siguen atados a Allende y Pinochet?
Creo que tratándose de algunos, sobre todo de los más jóvenes, la explicación tiene que ver con que no leen, no estudian y, por lo tanto, no saben. Es más, hay quienes públicamente desprecian a los que leen, estudian y saben.
Para muestra, un botón. Hace doce años Carlos Altamirano (1) expresó: "…desde mi punto de vista, la principal responsabilidad que me compete, de la dirección de mi partido, de la dirección de la Unidad Popular y del propio Allende, fue no haber tomado plena conciencia de que un cambio tan radical como el que estábamos intentando implementar no era posible, a menos que una Fuerza Armada defendiera esos cambios; que era, por lo demás, lo que había acordado el Partido Socialista en sus congresos de Linares y Chillán. Lo habíamos dicho y acordado, pero no supimos implementarlo. Nos enredamos en subterfugios. Pero, Gabriel (se refiere a Salazar, autor del libro), conversando entre nosotros, no nos enredemos en los errores puntuales que cometimos aquí y allá: vamos a la sustancia estratégica del problema. Y no es que yo te lo plantee ahora, varios años después del golpe, no, ya en ese tiempo para mí era claro que: o se realizaba una gran transacción con la DC -y se regulaban mejor las expropiaciones de los fundos, etc.- o uno de frentón resolvía el problema militar y de nuestra lucha desarmada. Quedarse en medio del fuego cruzado era una locura, un acto irracional, inútil…Bueno, y nos quedamos en el medio…Ésa es nuestra responsabilidad, y también la de Salvador Allende…" ("Conversaciones con Carlos Altamirano. Memorias Críticas". Gabriel Salazar. 2010).
Carlos Altamirano era Senador y máximo dirigente del Partido Socialista en 1973. El PS era el partido mayoritario dentro de la Unidad Popular. El Presidente Allende militaba en ese partido.
Jorge Vives Dibarrart Abogado jevivesd@gmail.com
Fiestas Patrias
En estas fiestas del pueblo chileno, en que nos sentimos más chilenos, quiero decir lo que es para nosotros nuestro baile nacional.
"La Cueca es como una flor, elegante y primorosa, perfume esencia y color, de la más delicada rosa, lleva en su corazón como en un cofre guardada, la historia hecha canción de las costumbres pasadas..."(extracto de Apología de la Cueca).
Nuestra cultura chilena, inserta en un conjunto de tradiciones, expresiones y valores que dan vida a la identidad del pueblo chileno; esto se refleja en actividades típicas y sus costumbres propias; además, en el arte y la literatura, la conservación de monumentos arqueológicos y en el cine.
Como folklorista decimos por la 'hermandad folklórica', más unidos que nunca en esta tierra mágica que es Chile, llena de encantos mostrando tradiciones de su gente de cada zona: Norte, Centro, Rapa-Nui, Mapuche, Sur Chiloé, Patagonia; también nuestras reminiscencias de 1800 con sus cantos, bailes y vestimentas, ahí estamos los folkloristas comprometidos a mantener viva la identidad cultural y tradiciones patrias, resaltando la idiosincrasia de cada región.
Decir a las nuevas generaciones, niños y jóvenes que deberán mantener vivas estas tradiciones, enseñarle a mantener en el centro del interés ciudadano el cariño por lo propio, que nos identifica como nación.
No sólo en septiembre nos acordamos de la Patria, ya que folklore y la patria están presentes todo el año.
¡Felices Fiestas Patrias! y ¡Viva Chile!
Erika Jara Fierro Conjunto Folklórico Los Arrayanes Villa San Luis Valdivia
Yo creo en el voto voluntario
Sin calculadora en mano, la preferencia por el voto obligatorio o voluntario debe responder más a razones de principios que a una pura conveniencia electoral momentánea. Yo, personalmente, creo en la democracia y en el voto voluntario principalmente por dos razones. Primeramente, porque las sanciones y penas deben ser excepcionales. Lo contrario sería entender que el autoritarismo sancionatorio es compatible con el ideal democrático, cuestión con la que no estoy de acuerdo.
Lo que está detrás de esta discusión es la pregunta de si el estado tiene la facultad, poder o autoridad moral para obligar a ciudadanas y ciudadanos a realizar esta carga, que puede ir contra su propia voluntad. Por otro lado, no participar en una elección también es una manifestación de preferencia, una muestra de desinterés y de castigo que igualmente es absolutamente lícito.
Estudios realizados en el King's College of London han concluido que el voto obligatorio no mejora el conocimiento de los votantes ni genera un aumento de interés político. Es decir, la obligatoriedad del sufragio y la multa para quien no vote no supone per se una decisión más informada.
En conclusión, es fundamental una mayor labor informativa, tendiente tanto a explicar el efecto del voto como a desmentir falsas noticias y no a la amenaza sancionatoria para quien decida no votar, porque poco mejoramos con muchos votos si mantenemos a las y los votantes interesadamente desinformados, en especial en momentos en los cuales Chile transita por un proceso constituyente.
Silvio Cuneo Abogado y académico UCEN