"La hoja en blanco es lo peor, la mejor opción es partir desde la Constitución de 1925"
"Las constituciones que se hacen a la rápida, se van rápido; de eso hay decenas de experiencias en la historia constitucional latinoamericana", señala el especialista.
Tras el fracaso estruendoso del proceso constituyente en el plebiscito del 4 de septiembre, la actividad de la clase política está en un punto álgido. Con las cifras en la mano y una especie de mesa de diálogo instalada, los líderes de los partidos tratan de encontrar puntos de acuerdo para definir qué camino debe recorrer el país de ahora en adelante.
El abogado investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP) Joaquín Trujillo cree que es un error volver a invitar a la ciudadanía a definirse ante una decisión binaria, como lo fue el plebiscito recién pasado y propone que el punto de partida debiera ser la Constitución de 1925.
-¿Ganó el rechazo o perdió el Apruebo?
-Jurídicamente ganó el Rechazo, pero, políticamente hablando, sucedió que en el intertanto el Rechazo quedó embarazado del Apruebo, pues los representantes del primero concedieron muchos puntos a los del segundo.
¿Cuáles son esos puntos?
-Varios. Entre los más importantes, el fin de lo que se conoce como principio de subsidiaridad, que está en el núcleo del orden público económico, aunque se ha debatido si está realmente consagrado en la Constitución actualmente vigente. De ahí, también, la propuesta de una serie de derechos que exigen un papel muy preponderante del Estado. Pero, principalmente, el que una parte grande de los rechacistas argumentaron que votarían Rechazo para continuar con el proceso constitucional y, como la votación es binaria, no puede deducirse del resultado qué parte del Rechazo quiere cerrar el proceso, y cuál quiere mantenerlo abierto. Típico de malas soluciones en que prima el todo o nada.
-Varios convencionales han salido a dar explicaciones de lo ocurrido y se han arrepentido de algunas cosas que hicieron. ¿Cuán determinante fue en la votación el día a día de la Convención Constitucional?
-El día a día fue clave. La gente seguía una especie de reality Show del que finalmente fueron eliminados el total de sus participantes. Con todo, no me parece correcto transformarlos en un chivo expiatorio. Responsables fuimos quienes votamos por ellos y quienes diseñaron el sistema para elegirlos, también representantes electos por nosotros.
-¿Cuál debiera ser el punto de partida de un nuevo texto constitucional?
-Desde 2016 vengo diciendo, junto a intelectuales mejor preparados que yo, que la mejor opción es partir desde la Constitución de 1925. Personalmente, no tengo mayor cariño por esa Constitución. No fue elaborada en un proceso realmente democrático y ella acompañó la destrucción en Chile del derecho de propiedad, que tuvo consecuencias desastrosas en todo el sistema jurídico y la convivencia pacífica. Pero es innegable que ayudó notablemente a la modernización de Chile en el siglo XX, y lo que es más importante para estos efectos, fue la última que todos, o la enorme mayoría de los chilenos, reconocían como tal, como "La" Constitución, de todos y de ninguno. De ahí