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controversia interna?
-Hoy estamos en una etapa de cierre de las bases constitucionales, que en su momento se llamaron bordes o principios orientadores, que es el rayado de cancha sobre el cual debiese desarrollarse el futuro proceso constituyente, entendiendo que debemos dar ciertas garantías de estabilidad institucional y la existencia de ciertos principios que no se van a vulnerar. Todo ese proceso lo hemos trabajado intensamente en las últimas semanas y un proceso además donde se dio un debate muy rico respecto de temas bastante de fondo también. Hoy esto se traduce en 12 puntos que están incorporados en un documento que va a ser sujeto a ciertas observaciones hasta el domingo (hoy) para ya definitivamente espero poder cerrarlo el lunes y pasar a las siguientes definiciones, que es cuál va a ser la fórmula para garantizar el respeto de esto, lo que se ha llamado el árbitro, y para resolver cuál va a ser el mecanismo que vamos a establecer para la redacción de una nueva propuesta constitucional.
-El diputado Schalper dijo que el mismo Congreso iba a ser el fiscalizador. ¿Usted comparte esta idea?
-Es una definición que está por verse todavía, hay distintas posibilidades sobre la mesa. Algunos creen que debe ser el Congreso, otros hablan de un órgano más bien externo como la Corte Suprema o el Tribunal Constitucional, otros señalan que los expertos podrían jugar también un rol sobre esta materia. No hay consenso aún sobre eso. Esperamos comenzar a verlo desde el lunes.
-¿Pero han definido ya cosas que no puedan conversarse? ¿Tal vez el tema de la plurinacionalidad o los sistemas de justicia?
-Evidentemente que el proceso constituyente que se terminó el 4 de septiembre con el plebiscito de salida, fracasó por errores y excesos tanto en la forma como en el fondo. Desde esta perspectiva, si queremos hoy hacer un mejor proceso y que sea exitoso en cuanto a su desarrollo mismo, como también al resultado de una nueva propuesta, hay que mirar con lupa los errores que se cometieron para garantizar que estos mismos errores no van a volver a producirse.
Evidentemente que hay cosas que generaron temor en la ciudadanía, que afectaron el resultado, y una de ellas es la plurinacionalidad. Otra de ellas son las dudas respecto del sistema de Justicia que se planteaba. Respecto de eso, no hay ninguna posibilidad de volver a abrir la puerta a que se repita esta forma, que nuevamente se planteen fórmulas similares a esas. Justamente para eso es esta idea del rayado de cancha, de los principios constitucionales que avanzan en el sentido de dar garantías respecto de algunos de esos temas, como un estado unitario, como el reconocimiento de los pueblos originarios en el contexto de una sola nación chilena, como la separación y la consagración de los tres poderes del Estado, que tenemos, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Como también, consagrar la autonomía de ciertos órganos importantes para el país como la Contraloría, el Banco Central, el Ministerio Público y la justicia electoral, el reconocimiento de las Fuerzas Armadas y también por cierto Carabineros y la PDI; como asegurar los estados de excepción constitucional, y así un sinfín de materias que de alguna u otra manera son importantes para dar cierto marco de tranquilidad respecto de ciertas cosas que fueron expedidas en el proceso anterior y que no fueron bien recibidas por la ciudadanía y hoy es necesario resguardar.
-¿Esto no le quita autonomía al órgano que redacte la nueva propuesta?
-No creo, porque evidentemente uno lo que hace es el marco institucional, el rayado de cancha, pero dentro de ese marco los jugadores pueden hacer rodar la pelota como corresponde y van a poder tener una deliberación democrática sobre esos márgenes que son más bien límites dentro de una república democrática y un Estado de derecho como el que hemos tenido en la tradición constitucional chilena. Son mínimos que sin duda son necesarios, pero que deben desarrollar también una deliberación democrática importante.
También veremos cuál es la fórmula que se logre consensuar para responder a la pregunta de quiénes van a ser esos jugadores y cuál va a ser el órgano y mecanismo. Ahí también hay varias propuestas sobre la mesa.
Lo importante es entender que se deben cumplir dos principios. Por un lado, debe existir participación democrática de la ciudadanía para que exista legitimidad social. Ahí surge la posibilidad de un órgano electo, pero, al mismo tiempo, tenemos conciencia de que es necesario que haya mayor rigurosidad técnica, jurídica y política para poder garantizar un buen trabajo en este proceso constituyente.
En la medida que logremos un equilibrio mezclando esos factores evidentemente podremos hacer una buena propuesta para que sea exitosa. Otros quieren acercarse más a lo que sería una comisión mixta, o un comité de expertos. Hay que analizar todas las alternativas y ver cuál es la que genera mayor consenso y sobre esa fórmula avanzar. Otros plantean la posibilidad de un plebiscito de entrada sobre el mecanismo. Eso es algo que por cierto no hay que descartar bajo ningún punto de vista. Es una posibilidad que hay que dejar abierta.
-¿Cuál es el mecanismo e itinerario ideal para usted?
-No tengo opinión personal. Mi rol es de facilitador y mediador, de ayudar a los entendimientos entre las distintas fuerzas políticas acercando posiciones y en eso estamos trabajando de forma muy, muy intensa.
El estallido
-Esta semana se cumplen tres años del estallido social. ¿Ha cambiado Chile en este tiempo?
-Es una pregunta difícil de responder, no solo política, sino que sociológicamente. Creo que no hemos terminado de entender bien los procesos que estamos viviendo en Chile, y por lo tanto hay que ser muy prudentes con los análisis que hagamos respecto de aquello. Siento que estamos en un proceso de un necesario cambio institucional profundo, en un tránsito hacia algo distinto, que no sabemos bien qué va a ser. Esto justamente es lo que estamos buscando, dar esas certezas. Pero lo importante es entender que hoy vivimos un momento político especial y distinto. El plebiscito de salida fue bastante categórico en términos de enviarnos un mensaje que lo que quiere la gran e inmensa mayoría de chilenos y chilenas es un cambio y una transformación que permita avanzar en justicia social y en dignidad, pero en un contexto de responsabilidad, de paz social, de gradualidad y, por cierto, también de estabilidad institucional y gobernabilidad.
Esto es muy relevante poder entenderlo para que no volvamos a cometer los mismos errores y tomemos buenas decisiones para Chile. Hoy es el tema de la seguridad pública es una de las prioridades ciudadanas más relevantes y creo que hay que afrontarla con mucha más decisión. El Estado de derecho no solo es necesario aplicarlo, sino que es lo que sostiene finalmente la democracia y, por lo tanto, hay que enfrentarlo con mucha fuerza y decisión, pero al mismo tiempo se debe ir avanzando en resolver todos los problemas de fondo que hay. Tenemos que ver cambios institucionales, pero también con urgencias sociales que están pendientes que requieren una respuesta mucho más proactiva de parte del mundo político.
-¿Qué se está discutiendo ahora en el Congreso que pueda ayudar a dar mayor tranquilidad a la ciudadanía en cuanto a la seguridad pública?
-Hay muchas iniciativas en materia de seguridad. Nosotros hace poco prorrogamos los Estados de excepción y el gobierno ha anunciado una nueva iniciativa en esa materia. Más allá de temas puntuales hoy lo que se requiere en materia de seguridad es un gran acuerdo nacional para enfrentar el problema de la violencia, de la inseguridad y de la delincuencia que estamos viviendo.
Estamos en un punto límite de inflexión donde o nos ponemos duros contra la delincuencia, contra el crimen organizado, o simplemente esta situación se nos podría escapar de las manos y Chile podría seguir el curso de países como Colombia, México, o Brasil, que perdieron el control del orden y seguridad hace mucho tiempo.
Por lo tanto, yo he pedido insistentemente que nos saquemos los amarres ideológicos que muchas veces están presentes en el debate público y en materia de seguridad actuemos con total pragmatismo y sentido común. Hay que tener mano dura respecto de lo que está ocurriendo en materia de seguridad. Enfrentar con decisión al crimen organizado y el narcotráfico, aumentar de forma robusta el control de las fronteras y tener una actitud mucho, mucho más dura ante la migración irregular que está afectando nuestra convivencia en el país y que está importando nuevas formas delictuales mucho más violentas de las que conocíamos.
He visto una actitud mucho más proactiva y un cambio mucho más positivo de parte del presidente Boric los últimos días respecto de esta materia, mostrándose mucho más firme respecto de la situación de la migración irregular, y eso a mi parecer es un cambio positivo y necesario. Lo mismo debe ocurrir respecto de la violencia y el terrorismo en la macrozona sur. Hay que contenerla con fuerza y utilizar todas las herramientas del Estado para garantizar la seguridad de las familias que ahí habitan.
-Usted le pidió públicamente en julio al Presidente que fuera la macrozona. Estamos en octubre y todavía no va.
-El Presidente dijo que iba a ir y va a cumplir su palabra. Me quedo con eso.
raúl Soto y álvaro Elizalde, presidente del Senado, son quienes llevan la coordinación de los diálogos para el nuevo proceso constituyente.
"No hemos terminado de entender bien los procesos que estamos viviendo en Chile. Siento que estamos en un proceso de un necesario cambio institucional profundo, en un tránsito hacia algo distinto, que no sabemos bien qué va a ser".
"He visto una actitud mucho más proactiva y un cambio mucho más positivo de parte del presidente Boric los últimos días, mostrándose mucho más firme respecto de la situación de la migración irregular, y eso a mi parecer es un cambio positivo y necesario".