Aumentos en el comercio ilegal
Las fechas festivas dejan en evidencia el alza de ventas callejeras; pero se trata de un problema presente durante todo el año. También se debe hacer conciencia de la responsabilidad de quienes compran en el mercado informal. La oferta llega, porque la demanda crece.
Se acerca la celebración de Halloween y luego la de Navidad, dos fechas en las cuales prolifera el comercio clandestino en las calles de todas las ciudades del país. Vendedores ocasionales multiplican las ofertas, mientras el público repleta sectores donde encontrar elementos a bajo costo, sin exigencias.
Esa descripción es parte de una historia que se repite cada año y que ya se está notando en los espacios públicos de Valdivia. Pero no es anecdótico. Atrás de estas realidades se esconden problemas serios que es necesario abordar, vinculados a la seguridad ciudadana, los derechos de los consumidores y la informalidad laboral.
Con frecuencia, quienes llegan a las ventas ambulantes lo hacen abastecidos por grupos que establecen organizaciones. Se sabe que muchos migrantes se emplean de esta manera en redes que explotan la necesidad de trabajo, lo cual se hace evidente al observar los productos: marcas similares, precios iguales, sectores definidos en las aceras, como tácitamente delimitados y reservados incluso con violencia.
Esta comercialización no paga impuestos y tampoco da garantías a quienes compran. Cero control, cero seguridad y mucho daño al comercio establecido.
Por otra parte, está el caos que genera el uso de la vía pública. Baste ver la cantidad de reclamos en redes sociales por la situación que vive la Costanera de Valdivia, pues el principal paseo público de una ciudad turística se transforma en una especie de feria con todo tipo de alternativas, sin frenos. En este contexto es que resultan positivas las acciones iniciadas desde la Municipalidad de Valdivia para apoyar la formalización; como también el trabajo conjunto iniciado con la delegación presidencial y las policías (ver página 7) para garantizar orden, tranquilidad y resguardo en las fechas emblemáticas que se avecinan, pero también de cara a la temporada alta que se inicia.
Es cierto que en tiempos de crisis la alternativa de dedicarse al comercio público se abre para muchas familias, pero también se debe respetar la ley y mirar el conjunto, pues una actividad informal, en la ilegalidad, solamente sembrará problemas mayores, ahuyentando a los visitantes y no atrayéndolos. De esto también debe haber conciencia en los compradores. La oferta llega, porque la demanda crece.