Una sólida demostración brindó Brasil en su estreno en el Mundial de Qatar, derrotando 2-0 a Serbia con dos tantos de Richarlison, el segundo una delicia.

La "Canarinha" empezó perdida. El equipo ultraofensivo parado por Tite no encontraba la pelota en los primeros minutos a pesar de contar con Neymar, Lucas Paquetá, Raphinha, el propio Richarlison y Vinicius Junior.

Sorprendió Serbia y se paró de igual a igual ante el poderoso Brasil, que llegó al Mundial en busca de su sexta estrella, pero con el paso de los minutos empezó a aparecer el poderío de los sudamericanos.

Es así como el portero serbio Vanja Milinkovic-Savic empezó a transformarse en figura, ahogando el grito de gol de los brasileños una y otra vez.

Hasta que promediando el segundo tiempo llegó el primero de Richarlison, el delantero del Tottenham aprovechó un rebote que dejó el guardameta rival para empujar la pelota y abrir la cuenta, en su primer tiro al arco en todo el partido.

Algunos minutos más tarde, la "Cacatúa" aprovechó un pase de Vinicius para anotar el, hasta el momento, mejor gol del Mundial. El delantero controló elevando la pelota, y cuando esta estaba a la altura de su cabeza, improvisó una pirueta espectacular con la que fusiló al arquero serbio.

Un gol fantástico que derrumbó a los europeos y soltó a los sudamericanos, que contaron con al menos cinco oportunidades de agrandar su ventaja pero entre el palo y Milinkovic-Savic lo evitaron.

Un muy sólido triunfo con el que Brasil muestra sus credenciales de favorito para alcanzar la gloria en Qatar.

Preocupación

A pesar de la victoria y del buen rendimiento de los dirigidos por Tite, la imagen de Neymar con la cabeza metida en la camiseta, sentado en el banquillo, mientras dos doctores le revisaban el tobillo derecho encendió las alarmas de la afición brasileña.

Pese a la abundancia de comentarios positivos, la prensa brasileña no ocultó su preocupación con Neymar, la gran estrella de la "Canarinha" y al que mostraron llorando tras abandonar la cancha con fuertes dolores en el tobillo derecho.

El crack del Paris Saint Germain ya sufrió una grave lesión en el Mundial de Brasil hace ocho años, situación que lamentablemente podría repetirse.

No se cansa de romper récords. Con una perfecta ejecución de penal, Cristiano Ronaldo anotó ayer contra Ghana en el triunfo 3-2 de Portugal y se convirtió en el primer jugador en convertir en cinco Mundiales de forma consecutiva.

El luso, de 36 años, se estrenó en Copas del Mundo hace 16 años contra Irán y totaliza ocho dianas en esta competición, a una de su compatriota Eusebio, máximo anotador de ese país con los nueve que logró en Inglaterra en 1966.

Ronaldo marcó un gol en Alemania 2006, cuando consiguió su techo con Portugal, las semifinales; y uno en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, además de los cuatro que anotó en Rusia 2018, incluyendo un hattrick contra España.

Trabajado triunfo

El histórico gol de CR7, que lo eleva nuevamente al Olimpo del fútbol, encendió a los 65 minutos un duelo que, hasta ese momento, era más que olvidable en el estreno mundialista entre Portugal y Ghana.

La falta, cometida contra el propio Cristiano, es más que discutible pero el juez estadounidense Ismail Elfath no tuvo dudas en pitar la pena máxima, que el luso cobró con maestría para poner el 1-0.

Con este tanto el partido se activó, ya que Ghana consiguió empatar a los 73' por medio de Andre Ayew, pero solo cinco minutos después Joao Félix aprovechó una buena habilitación de Bruno Fernandes para restaurar la ventaja de su equipo.

Acto seguido, en una nueva habilitación de Fernandes, el recién ingresado Rafael Leao anotó el tercero de Portugal.

Pero las emociones todavía no acababan. A un minuto del fin del tiempo reglamentario Osman Bukari descontó para Ghana por medio de un cabezazo, poniendo a los suyos nuevamente en competencia.

Lo más increíble llegó en el noveno minuto de descuento, cuando el arquero portugués controló una pelota aérea y, sin percatarse que tenía a un delantero ghanés detrás suyo, puso el balón en el suelo. Ante la anonadada mirada de Ronaldo desde el banco, el atacante africano le robó la pelota al portero y, cuando se disponía a anotar el empate, fue trabado por uno de los defensores lusos, que estuvo mucho más despierto que su arquero.

Con esa jugada terminó el encuentro, uno de los más atractivos disputados hasta el momento en Qatar, desde ahora tierra sagrada para Cristiano Ronaldo y sus millones de fervientes seguidores.

Un decepcionante empate sin goles consiguió Uruguay ante Corea del Sur en su estreno en el Mundial de Qatar, que pudo haber sido una fiesta si los tiros que estrellaron contra los palos hubiesen terminado en la red.

Pese al estelar equipo que mandó a la cancha el entrenador Diego Alonso, con José María Giménez, Rodrigo Bentancur, Federico Valverde y el veterano Luis Suárez, entre otros, fue Corea el que partió dominando las acciones.

El conjunto liderado por Heung Min Son contó con algunas chances de anotar pero falló en la definición.

Al otro lado, en la más clara en el primer tiempo, el otro veterano, Diego Godín, cabeceó libre pero su intento dio en el palo cuando el arquero coreano ya estaba derrotado.

El libreto no varió en el segundo tiempo, con los asiáticos dominando pero sin mayor peligro, y los "charrúas" batallando por poner en ventaja a Suárez y los jóvenes Darwin Núñez y Facundo Pellistri.

En los últimos 10 minutos sí se empezó a ver el partido que se esperaba, con la "Celeste" arrinconando a Corea contra su arco y probando de cualquier manera, con pelotas detenidas y con tiros lejanos.

Este último expediente, justamente, fue el que utilizó Valverde para disparar desde 25 metros y sacudir nuevamente el palo del arco surcoreano, en lo que fue la última oportunidad de romper el cero.

Los uruguayos volverán a la cancha el lunes para enfrentar a Portugal, que viene de superar a Ghana y lidera el Grupo H (ver nota secundaria).

Tras el empate, el entrenador Alonso explicó que "el equipo intentó, buscó e insistió. Pecamos de no tener esa fluidez que tenemos siempre a la hora de la generación de los manos a manos por banda".

Por su parte, Paulo Bento, seleccionador de Corea del Sur, destacó el "muy buen partido" de su equipo y recalcó que era "importante igualar los niveles de agresividad" de su oponente, aunque admitió que su conjunto sufrió más en el segundo tiempo porque enfrente estaba un rival con "jugadores muy buenos".