Situaciones y objetos cotidianos; y personajes solitarios rodeados de un aura de melancolía, son parte de "Dos amantes y un atardecer". Es la propuesta con la que Hans Castro ganó el premio Carlos Fischer en el Festival Internacional de Fotografía de Valdivia FIFVal.

El galardón quedó en manos del joven de 26 años de edad proveniente de Los Andes que por primera vez participa en un concurso y exhibe su obra de manera pública. Castro entró al mundo de la fotografía por hobby, aunque reconoce que fue su madre quien lo impulsó a buscar instancias que le permitieran profesionalizar la afición por las imágenes. Así fue que finalmente estudió en el Instituto Arcos, experiencia que sirvió para identificar el relato detrás de sus propuestas de autor.

En "Dos amantes y un atardecer" hay guiños a una historia familiar marcada por la temprana muerte de un padre y la circunstancial no ocurrencia de una tragedia que podría haber cambiado el rumbo de las cosas para peor. De ahí entonces que las imágenes hablan de un entorno más o menos sombrío, de una predominante figura femenina y de momentos cargados de simbolismos como el de una paloma que yace muerta sobre el pavimento.

¿Hasta qué punto ha decidido mostrar o proteger su historia personal con este proyecto?

Castro, responde. "No llevo tanto tiempo trabajando este tema. Todavía me siento como un explorador. Estoy procesando mi memoria a paso lento, aunque creo que contar lo vivido, mostrarlo, es la mejor forma de sanar las heridas. Eso además hace que los trabajos fotográficos sean sin duda mucho más auténticos", dice.

Y agrega: "Con este proyecto estoy abriendo las puertas de mi casa, no de manera explícita, sino que más bien desde sensaciones como el vacío, la soledad e incluso, desde una violencia bastante sutil. Se instala un halo de misterio que te lleva a pensar de que algo pasó acá o que algo está por ocurrir".

Los momentos

La propuesta con la que el fotógrafo fue premiado en Valdivia tuvo a Iván Flores (director del Instituto de Artes Visuales UACh) como curador. Fue el responsable de articular la exhibición en base a aproximadamente 200 fotografías.

El montaje resultante de ese proceso se puede ver en los salones de la Casa Prochelle Uno en la Isla Teja.