Día de No Violencia contra la Mujer
Los datos sobre agresiones deben activar alertas. Una de cada tres mujeres ha vivido vulneraciones a lo largo de su vida. Este año han ocurrido dos femicidios en Los Ríos. En 2021 fueron diez, la cifra regional más alta desde 2013. Atrás de cada cifra hay años de historias de dolor.
El Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer se conmemora cada 25 de noviembre con el objetivo de visibilizar situaciones de agresión que se viven cotidianamente a nivel mundial por razones de género. Fue instaurado en memoria de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, mártires políticas de República Dominicana; pero busca crear conciencia sobre hechos que pueden ir desde la discriminación hasta los golpes o el extremo del femicidio, que es el crimen cometido en el contexto de un vínculo entre victimario y víctima.
Lamentablemente, ayer se conoció un caso de este tipo en Valdivia. La joven y querida médica veterinaria Cindy Muñoz Mallanes fue asesinada por su conviviente con un arma blanca, mientras el hijo de ella se encontraba en otra habitación. Antes, en septiembre de este año, se conoció en Futrono el caso de Franshesca Soledad Flores Raillanca, quien tenía un hijo adolescente de 14 años y un lactante de sólo 11 días de vida.
Sus historias estremecen y se suman a los diez hechos registrados durante 2021, la mayor cantidad de delitos de este tipo ocurrido en Los Ríos desde 2013.
Estas noticias deben encender alertas. Para llegar a un desenlace así, frecuentemente se ha vivido un doloroso proceso de violencia intrafamiliar, no siempre denunciado o detectado por los cercanos para intervenir y apoyar. Habitualmente, estas realidades se viven en silencio y soledad, van escalando y son más reiteradas de lo que se piensa: una de cada tres chilenas ha sufrido vulneración física, sexual, económica o social, a lo largo de su vida.
Considerando ese contexto es que ayer fue lanzada a nivel nacional la campaña "Sí es mi problema", mediante la cual el Ministerio de la Mujer busca invitar a la comunidad a colaborar con la prevención, a fomentar la educación no sexista, para que ella no se extienda y a generar la capacidad de involucrarse para avanzar hacia la erradicación de la violencia.
La propuesta es asumir una responsabilidad colectiva que permita cambios verdaderos, que termine con la "naturalización" de comportamientos y que produzca resultados de largo plazo, más allá de la condena pública de los hechos. Necesaria, por supuesto; pero insuficiente.