Una muy buena iniciativa es la que llevará adelante la Corporación Tejiendo Redes de Niebla para promover los alcances de la campaña #ChaoColillas en las playas y ríos de la región. La idea es evitar que los residuos de cigarrillos lleguen a los balnearios y áreas naturales, haciendo conciencia sobre el gran daño ambiental que causan sobre el agua, la arena, la flora y fauna.

El grupo de voluntarias de la costa valdiviana trabajará en conjunto con el Centro de Salud Familiar (Cesfam), la secretaría regional ministerial de Medioambiente y la de Salud, para entregar ceniceros reciclables a las personas que lleguen a la Playa Grande y también información sobre los riesgos del consumo de tabaco.

Es decir, desplegará un esfuerzo ciudadano para contribuir en la protección de las personas y también del entorno, pues fumar está en la base de muchas enfermedades y los residuos del cigarro son más del 20% del total de desechos que contaminan el litoral chileno, junto con el plástico, el vidrio y las mascarillas, otra triste herencia de la pandemia.

Desde febrero de 2022 existe una normativa legal en Chile (la Ley 19.419), que estipula la prohibición de tirar filtros o colillas en la vía pública, patios y espacios al aire libre. Pero prohibir es solamente el paso inicial de un cambio; lo sabemos. Más aún con reglas como estas, cuya aplicación eficiente requeriría de una fiscalización continua y diaria, para la cual no hay recursos.

La aplicación de los reglamentos, la comprensión de las medidas y el respeto a ellas solamente llegan con esfuerzos continuos por educar, prevenir e intervenir. Por eso es tan importante que las personas se involucren y sean parte de la solución, como lo ha decidido Tejiendo Redes. En este caso, la entrega de un recipiente para usar de cenicero puede hacer la diferencia y evitar efectos nocivos que duran hasta 25 años en el ambiente.

Por supuesto que todo sería más simple si las personas dejaran de fumar. Hacia allá deben apuntar los esfuerzos. Mientras, las recomendaciones de la seremi de Salud son claras: "No permita que se fume al interior de su hogar, ni con la ventana abierta, pues respirar el humo de tabaco en forma involuntaria o pasiva daña la salud, en todo el curso de vida".

El 7 de diciembre próximo se cumplirán 172 años de la fundación de Mariquina. Un lugar que antes de la llegada de los españoles, y los colonos alemanes, estaba poblado por etnias huilliches, que mostraban cierto liderazgo en relación a sus pares del norte y sur.

A la llegada de Pedro de Valdivia, los cronistas mencionan que los españoles antes de alcanzar el suelo valdiviano, ocuparon el valle como avanzada militar.

En el siglo XVI la fiebre del oro de los españoles, los llevó hasta las minas Madre de Dios, conocidas por la calidad del metal amarillo, y que fueron tan populares, que los holandeses cuando asolaron a la despoblada ciudad de Valdivia en 1643, preguntaban por la ubicación de los yacimientos, aunque los huilliches, encabezados por su líder Manqueante guardaron silencio.

Luego de la retirada de los holandeses, los españoles repoblaron Valdivia en 1645.

Una de las primeras iniciativas para resguardar las llanuras de Mariquina fue la instalación de fuertes. En esa época se llevaron a cabo acuerdos, que permitió el ingreso de la compañía de Jesús.

Hoy aún se encuentran los vestigios del Castillo de San Luis de Alba de Cruces, que en su tiempo tenía como objetivo proteger el camino real que conducía a la ciudad de Concepción. Pero una vez que fue recuperada Valdivia por los chilenos, el lugar fue epicentro de montoneras, que se fueron disipando con el tiempo.

Con la expulsión de los jesuitas en 1767, los campos productivos que estaban en su poder, pasaron a manos de particulares, que siguieron en la lógica de mantener activo el sector agropecuario. Con los años el villorrio comenzó a crecer, y ante una cantidad de casas con una población activa, el 7 de diciembre de 1850 el Presidente Manuel Bulnes le da categoría de pueblo a San José de la Mariquina. También la localidad fue foco de migrantes alemanes en el siglo XIX, y la instalación de una Misión en Pelchuquín en manos de los capuchinos. La llegada del tren en 1905, fue un avance importante para la economía local.

Hoy, Mariquina cuenta con una población cercana a los 24 mil habitantes, y en este nuevo aniversario, les envío un cariñoso saludo a cada uno de los habitantes de esta hermosa comuna.

Gastón von Mühlenbrock

Diputado