"Siempre creí en lo que hacía y que tenía las condiciones para hacerlo"
TRAYECTORIA. Ejerció en Folilco, San Vicente, Nontuelá, Paillaco, Reumén y fue director del Departamento de Extensión Cultural de la Municipalidad de Paillaco.
El 29 de agosto de 1975, el joven profesor Gustavo Catalán Maldonado llegó a su primer día de clases en la Escuela Rural de Folilco, en Los Lagos. Lo esperaban 73 alumnos de primer año básico en un salón que ni siquiera tenía mobiliario y donde los niños y niñas tenían que llegar con sus propias bancas. Fue un comienzo duro en momentos en que -como él mismo señala- aún no tenía claro cuáles serían sus desafíos en la vida. Pero fue también el inicio de un camino que desde hace medio siglo lo liga a la educación de tres comunas.
El pasado miércoles 21 de diciembre, el Concejo Municipal de Paillaco lo nombró Hijo Ilustre, en reconocimiento a su aporte al desarrollo cultural de la comuna, luego de una gestión de los concejales Dilbert Alvarado y Gastón Fuentes, más el requerimiento del concejal Cristian Navarrete.
Complicado por temas de salud, hace ocho meses perdió la movilidad del tren inferior de su cuerpo, pero es un convencido de que hay que "dar la batalla" y continuar adelante. Estos días le han servido también para comprobar el cariño y respeto de sus ex alumnos y la comunidad. Son muestras que lo emocionan y que agradece. "Me gusta la gente simple" y "El humano está formado de un espíritu y un cuerpo" son temas de Facundo Cabral y Violeta Parra, que -señala- lo mantienen con la vista al frente. Junto al cariño y amor insuperables de su esposa y la familia.
¿Cómo fue su experiencia como encargado del Departamento de Extensión Cultural de la Municipalidad de Paillaco?
-Satisfactoria, salvo la forma como finalicé. Fue una experiencia muy buena, porque creía en lo que estaba haciendo y creía que tenía las condiciones para hacerlo. Eso ameritó que el alcalde de la época, Gastón Fuentes, me nombrara en el cargo. Me apoyó en la medida de lo posible, porque el departamento no tenía presupuesto. Hice muchas cosas. Terminaba de armar escenarios, conseguía artistas y terminaba animando el show, porque había que sacar todo adelante y éramos solamente yo y un auxiliar de servicios.
¿Qué obras recuerda de esa época?
-Varias. Inicié un festival costumbrista, que desarrollé durante algunos años y donde se ponía en relevancia a la gente local, buscábamos por toda la comuna hasta que encontrábamos artesanos y cantantes. También hicimos la poesía en las alturas, que tuvo la presencia de gente de Osorno, La Unión, Río Bueno, Lago Ranco, Máfil y Valdivia. Tuvimos la lluvia de viento y teatro, y trajimos grupos del festival de teatro de Puerto Montt, donde llegaban grupos de México, Uruguay, Argentina y de otros lugares del país.
¿Qué recuerdos guarda de su labor en las aulas, especialmente en las escuelas rurales?
-En Folilco estuve un año y tres meses. Formé una brigada de tránsito de la cual era profesor asesor y la manejaba un carabinero. También formamos un grupo scout. El trabajo con el centro de padres fue espectacular. Lamentablemente, cuando me trasladaron a Futrono los dos grupos desaparecieron, porque no hubo quien continuara. Por eso digo que hay que tener entusiasmo por lo que uno hace.
Nontuelá también es un enorme recuerdo. Había profesores muy activos y entusiastas que creíamos en lo que hacíamos y por ejemplo, creamos un grupo folclórico que dirigió la colega Isolde Muñoz.
¿De qué manera asume y cómo recibe su nombramiento como Hijo Ilustre de Paillaco?
-Es emocionante. Y soy sincero: yo nunca trabajé por reconocimientos. Me bastaba con saber que la gente creía en lo que hacía y eso me llenaba siempre. Creábamos escenarios y cuando todo terminó, trasladé ese trabajo a mi barrio en Paillaco, formamos una pequeña banda, nos dimos el gusto de hacer una muestra de artesanos en el Estadio Cincuentenario, elegíamos a los 'peque' reyes y 'peque' reinas. Todo lo que se generó ahora con que los concejales y el alcalde me hagan este reconocimiento, no es solo para mí, sino para todos los que estuvieron y trabajaron. Eso me llena de satisfacción, el reconocimiento a lo que hizo la gente.
"Nunca trabajé por reconocimientos. Me bastaba con saber que la gente creía en lo que hacía y eso me llenaba siempre".
Gustavo Catalán Maldonado, Profesor jubilado
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