Brasil: "bolsonaristas" invaden edificios de la Presidencia, el Congreso y la Suprema y son desalojados por orden de Lula da Silva
BRASILIA. Miles de partidarios del expresidente, militarmente coordinados, ingresaron a las sedes de los tres poderes del Estado destruyendo lo que encontraron a su paso y sin encontrar resistencia alguna. Hubo al menos 300 detenidos. Repudio global.
Poco más de cinco horas duró el intento golpista de miles de seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro que invadieron ayer las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia. Militarmente organizados, en grupos de varias centenas y sin oposición de la Policía Militar brasileña -de apego bolsonarista en esa región-, comenzaron a ingresar en el edificio del Congreso Nacional cerca de las 14 horas. Las fuerzas de seguridad dieron por recuperado el control de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema poco después de las 19 horas.
Agentes antidisturbios cargaron contra los manifestantes golpistas con gases lacrimógenos y establecieron un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran los edificios que albergan los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, sólo después de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien llevaba una semana en el poder, dio la orden de una intervención federal. Antes de aquello, los "bolsonaristas" pudieron ingresar, recorrer los edificios y destruir lo que quisieron sin encontrar oposición.
Según informaciones preliminares de la policía, citada por medios locales, al cierre de esta edición había al menos 300 personas detenidas y alrededor de 50 heridas.
A pesar de que solo algunos portaban armas, palos de madera, piedras y fierros, el ingreso de los manifestantes fue violento en los tres edificios y las sedes quedaron parcialmente destruidas. La mayoría, al igual como ocurrió en el asalto al Capitolio estadounidense el 6 de enero de 2021, se dedicó a grabar videos con sus celulares y a sacarse selfies.
Ante los graves altercados, Lula, quien se encontraba de viaje en el interior de Sao Paulo para conocer los daños de las fuertes lluvias de los últimos días, decretó la intervención federal en el área de seguridad del Distrito Federal de Brasilia.
La medida, que estará vigente hasta el próximo 31 de enero, implica que las fuerzas de seguridad de Brasilia estarán bajo control directo del Gobierno federal.
El sospechoso
Poco antes del anuncio de Lula, el secretario de Seguridad de Brasilia, Anderson Torres, quien fue ministro de Justicia en el Gobierno de Bolsonaro, fue destituido de su cargo.
El Gobierno de Lula, a través de la Abogacía General del Estado, solicitó además a la Suprema la prisión de Torres.
Los simpatizantes actuaron ante la aparente connivencia de algunas patrullas de la Policía Militar de Brasilia, que, según videos divulgados por medios locales, se dedicaron a observar desde la distancia e incluso se tomaron fotos del momento con sus celulares.
Torres es un fiel escudero de Bolsonaro y, según el diario O Estado de Sao Paulo, justo después de asumir la Secretaría de Seguridad de Brasilia viajó a Orlando, en Estados Unidos, donde se encuentra actualmente el expresidente brasileño Jair Bolsonaro.
Destrucción
En cuanto a la destrucción de los edificios asaltados, el caos reinante impedía evaluar los daños y cuantificarlos, pero "fue algo que nunca imaginé ver. Es depredación, vandalismo, caos y destrucción", manifestó el ministro de la Secretaría de Comunicación del Gobierno, Paulo Pimenta.
El segundo piso del Palacio do Planalto fue totalmente destruido y los manifestantes radicales llegaron hasta el pasillo que conduce al despacho del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en el tercero.
La sala de la primera dama, Rosângela "Janja" da Silva, fue destruida, como registraron fotografías exhibidas por medios locales. "Esto es una cosa criminal. Son obras de arte, caos y caos. Es increíble lo que pasó aquí en el Palacio. Miren el estado de las salas. Son antisociales que tienen que ser tratados como criminales porque lo hicieron contra la democracia y Brasil", afirmó Pimenta.
La invasión comenzó en el Congreso, donde fue destruido el Salón Noble del recinto.
Sillas, mesas, impresoras, cuadros, televisores quebrados y pedazos de equipos y muebles quedaron esparcidos en las afueras y pasillos del Legislativo. "Eso jamás podría haber sucedido. No podemos aceptar la impunidad y aquellos que desprecian la democracia tendrán que ser responsabilizados criminalmente", aseveró Pimenta, también diputado federal.
Repudio global
Mientras las imágenes de la destrucción daban la vuelta al mundo, mandatarios de todo el mundo enviaban mensajes de apoyo a Brasil, partiendo por el chileno Grabiel Boric, quien en Twitter fue el primero en expresar que se trataba de algo "impresentable", de un "cobarde y vil ataque a la democracia".
El presidente argentino, Alberto Fernández, expresó luego su "repudio"a los ataques y manifestó su "incondicional apoyo y el del pueblo argentino" a Lula ante el "intento de golpe de Estado".
El presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó por su parte que la voluntad del pueblo de Brasil no debe ser socavada y dijo que desea "seguir trabajando" con Lula. "Condeno el asalto a la democracia y la transferencia de poder pacífica en Brasil", indicó en su cuenta de Twitter el mandatario de EE.UU.
La oea y bolsonaro
Por su parte, su homólogo colombiano, Gustavo Petro, cercano ideológicamente a Lula, pidió una reunión urgente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para atender el intento de "golpe" en Brasil.
México, Perú, Venezuela, Bolivia, Cuba, la Unión Europea, Uruguay, Ecuador y Honduras, entre muchas otras naciones y comunidades, también manifestaron su repudio, mientras que Valdemar Costa, líder del Partido Liberal (PL) de Bolsonaro, dijo en un comunicado. que "hoy es un día triste para la nación brasileña. No podemos estar de acuerdo con la depredación del Congreso Nacional. Todas las manifestaciones con orden son legítimas y el desorden nunca formó parte de los principios de nuestra nación".
Costa destacó que los campamentos que pedían un golpe afuera de los cuarteles sí "fueron ejemplo de educación, confianza y nacionalismo, con presencia de familias representando a Bolsonaro y a la derecha, con todos los movimientos pacíficos y ordenados".
Pero "este movimiento de hoy en Brasilia es una vergüenza y no representa a nuestro partido ni a Bolsonaro. La Policía y los sectores de seguridad tienen que hacer su parte. Nosotros no apoyamos esos movimientos".