Consumo de alcohol en verano
Estudio revela que jóvenes y mujeres entre 18 y 34 años de edad son los grupos que reconocen aumentar bebida en vacaciones. Un 72% no beberá más y el 96% está de acuerdo en generar medidas de prevención desde temprana edad, para evitar el consumo problemático.
Un 23% de los entrevistados en un estudio sobre consumo de alcohol y verano, dijo que beberá más durante las vacaciones de 2023, de lo que hace normalmente en el año. Y el grupo que lidera esa respuesta está integrado principalmente por jóvenes y mujeres entre 18 y 34 años.
El análisis fue presentado por Aprocor y Cadem esta semana, poniendo énfasis en otra parte de la investigación: el 72% no aumentará su ingesta y el 48% asegura que no consumiría bebidas alcohólicas delante de menores de edad, estando de acuerdo con "no normalizar" esta práctica frente a niños y niñas.
También enfatizaron que un 97% de los consultados cree que deben realizarse campañas constantes de educación y prevención sobre esta materia, aunque no marcan con alta aceptación medidas restrictivas de horario a menores, como la anunciada por la Municipalidad de Zapallar, por ejemplo; aunque sí se enfatiza en el rol de las familias como educadoras y fiscalizadoras del consumo de los jóvenes.
La temática es interesante para todo el país, considerando que el alcohol se cuenta entre los factores más frecuentes en accidentes de tránsito y violencia intrafamiliar. Pero lo es particularmente para Los Ríos, donde más del 60% de la población estudiantil local (segmento que reconoce que subirá su consumo) manifiesta beber alcohol regularmente, de acuerdo a antecedentes del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda).
Conscientes de esta realidad, el Plan Verano Seguro lanzado a principios de enero en Valdivia incluye un componente de fiscalización fuerte al uso de esos productos, especialmente en los controles carreteros. Sin embargo, eso no basta, ni llega a tiempo, pues se descubre la conducta de riesgo cuando ya está ocurriendo. Lo importante sería reforzar la entrega de información previa, controlar la venta a menores de edad y fomentar una actitud proactiva al respecto.
Y, por supuesto, mantener los controles. En el mismo estudio hay evidencia de su eficacia: un, un 64% de los encuestados se preocupa porque existirá fiscalización a este tipo de acciones en los espacios públicos y reconoce que ello modifica su disposición a beber.