Conejos, más allá de los incendios
La polémica generada por las palabras del ministro Montes permiten también mirar hacia las especies animales exóticas. Desde la polémica anecdótica por unas declaraciones y la tragedia del fuego, es posible reflexionar sobre la responsabilidad humana frente a la naturaleza.
El ministro Carlos Montes estuvo en la polémica en estos días luego que explicara en una entrevista que -a su juicio- una forma de propagación del fuego en los incendios forestales era la acción de los conejos, los cuales al huir de las llamas, también las trasladaban. Algo así como las pavesas (chispas que recorren largas distancias) pero por tierra.
Las declaraciones, realizadas a un medio de Concepción, multiplicaron reacciones. Desde expertos que detallaron por qué es improbable que así ocurra (el peso de los animales y su fragilidad les produce la muerte más rápido que la huida), hasta políticos que calificaron las palabras del titular de Vivienda como ofensas y como una forma de desviar la atención sobre posible acción terrorista e intencionalidad atrás de estos hechos. Incluso a nivel local el ex alcalde Omar Sabat twitteó y borró un mensaje en el cual hacía alusión a lo mismo, luego que se desatara un foco de fuego en el Cerro Kunstmann de Valdivia.
Las declaraciones siguen, mientras se activan investigaciones y la cantidad de emergencias disminuye. Pero, antes que la atención vaya a otra temática, es ilustrativo detenerse un poco en los conejos, en su dimensión natural y su historia en nuestro país como una especie introducida hacia 1880 por personas que tenían intención de diversificar la cocina con gustos franceses de la época. La idea funcionó, pero los animales se asilvestraron con rapidez y se convirtieron en invasores que afectaron el ecosistema nativo de toda la zona centro y sur. Se quedaron, tal como ocurrió con los visones, con los jabalíes, con los ciervos, las tortugas de orejas rojas, los coipos, las truchas, los loros y las abejas chaqueta amarilla, entre más de mil especies exóticas animales, vegetales, marinas y fungi, que deben estar bajo permanente vigilancia. En Los Ríos están presentes más de 300 de ellas.
Por otra parte, los conejos también tienen una dimensión nueva en la gastronomía saludable. Su carne baja en grasas y sodio los convierte en ideales para diabéticos e hipertensos, por lo que la demanda está aumentando en nuestra región y en otras.
Quizás esta visibilización momentánea permita conocer más al respecto y reflexionar sobre la responsabilidad humana con la naturaleza en general. Los bosques plantados y los conejos no tienen culpa alguna.