La idea de una botánica que viajó camuflada con Darwin
Por la cabeza de Francisca Solar corren escenas de ficción a mil por hora. Y, para crear su flamante novela "Bluebells" las agarró todas y las cruzó con ilustraciones botánicas y los diarios de Darwin.
El debut literario de Francisca Solar fue en 2003, cuando irrumpió con un fanfiction sobre Harry Potter. Desde entonces ha publicado sus propias novelas, las tres últimas con el siglo XIX como telón fondo y apegada a hechos históricos relevantes. Es el caso de la reciente "Bluebells", protagonizada por Laura Villa-Smith, una botánica emancipada que navegó junto a Charles Darwin en la célebre expedición del Beagle.
Para los acontecimientos ficticios de la trama, Solar realizó una investigación sobre el viaje que realizó Darwin. También se zambulló en el Valparaíso de 1834, año en el que recaló el bergantín HMS Beagle.
Cuenta que le sirvieron como fuentes mapas y documentos que están en línea, así como la enciclopedia botánica del sitio trópicos.org, pasando por el material sobre Darwin que recopiló Janet Browne y el diario del afamado naturalista.
"Las planillas de la tripulación fueron decisivas, pues la mayor parte de las personas a bordo nunca fueron individualizadas. Apenas se les distinguía por su apellido y la inicial del primer nombre. Sólo los rangos más importantes estaban detallados con datos biográficos rastreables, dejando en el virtual anonimato a una cincuentena de almas que también fueron parte de la expedición científica más importante del mundo. En esa nebulosa, la pregunta obvia fue: ¿pudo haber una mujer a bordo y nunca nos enteraremos? Altamente improbable, sí, pero no imposible, pues recordé un hito feminista que sucedería un siglo después: en 1967, Katherine Switzer tuvo la osadía de inscribirse en la Maratón de Boston con su apellido y sólo la inicial de su nombre, para que la organización no supiese que era una mujer, haciendo historia como la primera en participar en una carrera prohibida para mujeres. ¿Y si una científica se coló en el Beagle en el anonimato que le ofrecía una inicial de nombre y un apellido? La respuesta es Bluebells", detalla Solar.
-¿Qué te atrae del siglo XIX?
-Pasé varios meses estudiando el siglo XIX a nivel local y mundial, y me pareció realmente fascinante la cantidad de historias que se podían contar echando mano a sucesos reales. El cliché de que "la realidad supera a la ficción" aquí se cumple a cabalidad. Es un siglo en el que hay un despertar muy grande en muchas áreas, todo desarrollo social y económico se acelera, la investigación y el conocimiento viven un apogeo. Pasan de cuestionar poco a cuestionárselo todo. Y no es que en siglos anteriores no sucediera eso, sino que en el S XIX adquiere una fuerza renovada, especialmente por la masificación de las disciplinas científicas. Es el siglo de la teoría de la evolución, de la sociedad industrial, el que ve nacer a muchas nuevas repúblicas y en el que las mujeres logran por primera vez derechos básicos eternamente negados. Es el siglo de la fotografía mortuoria, de la separación iglesia-estado, del espiritismo como diversión aristocrática, del HMS Beagle de Charles Darwin pasando por Chile, de Valparaíso siendo el puerto más importante del Pacífico. Me van a faltar novelas para contar todo lo que quiero contar.
-¿Qué fue lo que más te impactó de la vida de Darwin?
-Se masificó mucho la imagen del Darwin más anciano. Casi todos lo reconocen por su retrato de frondosa barba blanca y su vida tras la publicación de su famosa teoría. Desde mi perspectiva, el Darwin veinteañero es su etapa más atractiva. Así, de joven se subió al Beagle, ávido de curiosidad por cómo funcionaba el mundo más allá de los dictámenes teológicos, dispuesto a desafiarlo todo, hasta a sí mismo. Coleccionó anécdotas durante su larga expedición, las que lo muestran como un literal joven alocado. Comía rarezas, hacía preguntas incómodas, pedía a los gauchos que le enseñaran a usar las boleadoras, se metía en excursiones peligrosas aún cuando su delicada salud no lo acompañaba. Y no es que fuera un tipo ni tan inocente ni tan intachable. Fue un hijo de su tiempo: su mente abierta y personalidad temeraria es digna de estudiar.
Cerro polanco
Situada en el cerro Polanco, "Bluebells" es el nombre de la hacienda de una familia inglesa, los Rothschild, adonde la protagonista llega como tutora de una niña. "Me llamó la atención este cerro, aprendí que fue conocido por sus quintas de recreo y que el mismo señor Santiago Polanco había vendido lotes a principios del siglo XIX para que se instalaran inmigrantes adinerados, quienes iban nombrando sus haciendas según el idioma de origen", cuenta Francisca Solar.
-¿Cuánto aprendiste de ilustración botánica?
-La ilustración botánica fue un arte al servicio de la ciencia, aunque tenía un componente social más atractivo de explorar, pues gracias a dichas ilustraciones no solo los naturalistas podían estudiar la diversidad biológica en el planeta sino que las personas comunes y corrientes podían acceder a pequeñas muestras de esquinas del mundo a las que jamás podrían ir. Para el tiempo del Beagle, aún no existía el telégrafo ni la fotografía, menos se había masificado el ferrocarril o la navegación a vapor. Las pinturas y grabados eran las únicas ventanas hacia lo desconocido.
-¿Ves algún lazo entre los naturalistas del siglo XIX y los ambientalistas del siglo XXI?
-Los naturalistas tomaron fuerza durante los años en que todo era sorpresa y descubrimiento, los movía la curiosidad y el análisis, por lo que no había real conciencia de estar frente a ejemplares o fenómenos que sufrirían cambios drásticos. No tanto por la evolución sino por el desastroso efecto humano. Darwin pidiendo que le cocinaran una tortuga de Galápagos hoy nos parecería una atrocidad criminal. Ya no estamos en fase de descubrimiento sino de conclusión y consecuencias, aquellas que solo pudimos obtener tras el paso del tiempo y el desarrollo e la humanidad. No quiere decir que todo esté descubierto, categorizado e indexado: la maravilla de este planeta es que sigue habiendo vida vegetal y animal que aún no conocemos (o comprendemos), y hay muchos científicos dedicados a ello. El punto es que el énfasis de la analítica pareciera estar en que no se mueran los bosques más que en etiquetar especies arbóreas nuevas, en cómo descontaminar el océano más que en la simple exploración del fondo marino, de toda lógica en la crisis climática que vivimos.
FRANCISCA SOLAR basó su novela en un personaje femenino ficticio que se coló en el Beagle.
"Bluebells"
Francisca Solar
Editorial Planeta
328 páginas
$17.900
Por Amelia Carvallo
Víctor Santibáñez