Un estudio detecta diferencias genéticas en los perros de Chernóbil
DEBATE. La investigación desató polémica y fue criticada por algunos investigadores, que discrepan de las conclusiones que plantea.
Agencias
Un estudio genético con 302 perros salvajes de la Zona de Exclusión de Chernóbil (ZEC) ha identificado poblaciones caninas genéticamente distintas entre sí y de perros de otros lugares del mundo.
El estudio sostiene que "la singular diversidad genética de estos perros" los convierte en "candidatos ideales" para futuros estudios destinados a comprender los efectos genéticos a largo plazo de los entornos altamente radiactivos sobre la salud de las poblaciones de grandes mamíferos.
La investigación, cuyos detalles se publicaron el viernes en Science Advances, ha sido dirigida por Gabriella Spatola, del National Human Genome Research Institute de la Universidad de Carolina del Sur, y por Elaine Ostrander, del National Human Genome Research Institute.
El accidente nuclear de Chernóbil se produjo el 26 de abril de 1986 en el reactor 4 de la central Vladímir Ilich Lenin, durante un ejercicio destinado a probar la seguridad de la unidad. Sin embargo, se produjo una catástrofe: el reactor explotó y voló su tapa, con lo cual se liberaron a la atmósfera sustancias altamente radioactivas.
Poco después de que en abril de 1986 se produjera en Chernóbil la que hoy es conderada la mayor catástrofe nuclear de la historia, el gobierno soviético ordenó evacuar la zona que rodea a la central nuclear (CNPP) y sacrificar a los animales domésticos.
La ZEC fue dividida en cuatro zonas concéntricas. De ellas, la cuarta (la más cercana a la central y la más peligrosa) tiene un radio de 30 kilómetros.
Animales salvajes
Con los años, la falta de humanos favoreció el retorno de la vida silvestre y la presencia de animales salvajes, algunos de ellos, como los perros, descendientes de los animales domésticos que quedaron allí abandonados.
Algunos estudios han analizado los efectos genéticos de la exposición a la radiación ionizante (se sabe que eleva las tasas de mutación genética en diversas especies de plantas y animales), pero sigue sin estar claro cómo puede afectar a poblaciones de animales grandes como los perros.
Para averiguarlo, Spatola y su equipo usaron muestras de sangre de 302 perros silvestres recogidas entre 2017 y 2019 por la Chernobyl Dog Research Initiative, que desde 2017 presta atención veterinaria a estos perros y recoge muestras para realizar análisis genéticos.
Las muestras se recogieron en perros que vivían en la ciudad de Chernóbil (a 15 km) y en Slavutych (a 45 km).
El equipo identificó 15 estructuras familiares complejas exclusivas de la población de Chernóbil en comparación con otros perros de todo el mundo, y con amplias variaciones genómicas dentro y entre ubicaciones geográficas de la ZEC, lo que sugiere que estos perros se desplazan entre emplazamientos, viven cerca unos de otros y se reproducen libremente.
A la vista de estos datos, el estudio concluye que "la población canina de Chernóbil tiene un gran potencial para fundamentar estudios de gestión de recursos medioambientales en una población resurgente".
Críticas al estudio
Sin embargo, en declaraciones al SMC España, James Smith, de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), cree que el estudio "solo muestra que hay una mezcla diferente de razas y familias en Chernóbil en comparación con otros lugares, lo cual no es un hallazgo sorprendente, dado que la población actual depende de la mezcla particular de razas que sobrevivieron al sacrificio de animales domésticos en 1986".
Y añade: "Me sorprende que los autores no indiquen claramente en el artículo que sus resultados no demuestran que la radiación esté causalmente relacionada con las diferencias en la estructura de la población de perros de Chernóbil" y que afirmen que estos perros pueden ser genéticamente distintos debido a la radiación cuando el artículo "no presenta pruebas que apoyen una relación causal entre la estructura de la población y la dosis de radiación".
En la misma línea, Germán Orizaola, de la Universidad española de Oviedo, cree que el estudio solo describe cómo es la estructura de la población silvestre de perros de Chernóbil pero al no incluir datos sobre la exposición a radiación, no sirve para estudiar los efectos de la radiación en estos animales.
Además, puntualiza el investigador español, el trabajo se hizo entre 2017 y 2019, cuando los niveles de radiación en la zona se han reducido más de un 90 % desde el accidente, y los isótopos más dañinos para los organismos vivos, como el I-131 hace décadas que han desaparecido.
1986 se produjo en el reactor 4 de Chernóbil el que hoy es considerado el mayor accidente nuclear de l a historia.
30 kilómetros de radio tiene la parte más peligrosa de la zona de exclusión que fue establecida tras la catástrofe de la central.